24

13.8K 1K 826
                                    


—Anderson te noto perjudicado. —dijo riendo Peter mientras observaba cómo su compañero de carrera se paraba respirando de una manera exagerada.—

Carey se había ido. Le parecía una escena muy infantil e innecesaria por lo que dejó que los dos chicos discutieran todo lo que quisieran. Antes de irse le gritó un "luego hablamos" a Peter y regresó a la pequeña celebración por el compromiso de su padre.

—qué imbécil eres. —dijo tomando una bocanada de aire antes de volver a hablar.—te arrepentirás de esto, acuérdate.

—No lo creo en realidad. —negó mientras lo miraba.— ¿para qué viniste?

Alan alzó la vista y lo miró directamente a los ojos, crujió sus nudillos y se sacudió la ropa tratando de recuperar la compostura.

—¿y a ti qué carajos te importa? —preguntó ya sin ninguna paciencia.—

–Mucho, por eso mismo pregunto. —le contestó con total sinceridad.— Si no me importara no preguntaría.

—Carey es mi mejor amiga desde que somos pequeños, es mi hermana, tengo más que derecho de venir a verla. ¿Por qué eres tan irritante? Eres la persona más insoportable que conozco.

—Es irónico, tú eres la persona más insoportable que yo conozco. —añadió Peter ignorando completamente lo que le decía Alan.—

—Por dios Parker eres un maldito dolor de cabeza. —tapó el rostro buscando algo de paciencia.— ¿qué es lo que te pasa conmigo?

Peter alzó las cejas con sorpresa, él creía que las razones eran bastante obvias, pero no. Al parecer para Alan no era tan obvio como para Peter.

—Usaste a mi novia, y me importa porque cuando la estabas usando era mi amiga y por tu culpa se retrasó nuestra relación. —respondió de nuevo con seriedad. También estaba el detalle de que por culpa de su padre había tenido que ir a rescatar a Tony de un secuestro y había recibido un tiro, pero no podía decirlo.— Encima no quieres desaparecer de su vida y eso realmente me molesta.

—Mira, no. Yo no usé a Carey porque somos amigos. Mete eso en tu cabeza terca, somos amigos. A ella le gusta estar conmigo, a mi me gusta estar con ella. Tú eres nuevo en su vida, tú llegaste después, no voy a salir de su vida y menos porque tú lo digas. Solo lo haría si ella lo pide. —pronunció casi como un regaño.— mucho dices de que no te gusta que la traten como un objeto y así la tratas tú intentando mandar en su vida.

Peter rodó los ojos y se cruzó de brazos mirando a Alan atento.

—Sé que ella no te gusta de la misma forma que a mi. No entiendo por qué cada vez que apareces haces el teatro de ser el ex. Por favor déjanos en paz. -suspiró con frustración esperando que entrara en razón.—

—Sinceramente, creo que no estás bien de aquí. —dijo Alan señalando su cabeza.— me gustan los hombres, eso era lo que querías insinuar. Muy maleducado de tu parte. Yo cada vez que aparezco no hago el teatro de ser el ex, simplemente aparezco para ver a mi amiga, ni siquiera pienso en ti cuando vengo. Supérame ya.

Peter lo miró ofendido, por culpa de Alan se estaba empezando a sentir mal.

—Déjame en paz Peter, por favor. —le pidió casi con un tono suplicante.— mi vida ya es complicada de por sí como para tener que tratar con un niño como tú que solo hace berrinches. Deberías de trabajar tu seguridad en ti mismo.

—Tienes razón. —dijo Peter finalmente cediendo a las peticiones de Alan.— siento no haberte dado una oportunidad, pero es que hay veces que me da mala espina que aparezcas.

—Se llama ansiedad eso. —dijo Alan riendo un poco.— tienes que querer a Carey y confiar en ella. Si lo haces bien, no te tienes que preocupar por nadie. Como tú mismo dijiste, nadie te la va a robar porque las personas no se roban. Si ella decide irse es porque ella quiso, no por una persona ajena.

Peter se quedó en silencio unos Segundos, pensando en lo que decía Alan. Desde luego el chico tenía razón y le había hecho sentir como un niño pequeño al lado de su racionamiento.

—No te culpo porque tienes quince años pero... Ten cuidado. —dijo Alan por último.— ten mucho cuidado con todo de hecho, debes estar atento a todo. No te creas nada que no veas.

Con una mueca de confusión Peter se quedó ahí parado mientras Alan se iba. Parecía que Alan le había advertido de muchas cosas más a parte de su propia relación. ¿A qué se podía referir?

Peter volvió poco después a la reunión familiar. Estaba tan tan hundido en sus pensamientos tormentosos que no se había dado cuenta de que Carey lo estaba llamando.

—Peter. —trató de nuevo Carey de llamar su atención.— ¡Peter! ¿Me escuchas?

El nombrado sacudió su cabeza y con un fuerte color carmesí sobre sus mejillas miró a la chica, disculpándose.

—Perdón... Estaba pensado. —se excusó mientras rascaba su nuca con vergüenza.—

—Sí, lo pude notar. —se burló un poco Carey para luego besar su mejilla.— lo que intentaba decirte es que tu tía me invitó a pasar la noche con ustedes.

—Eso es genial. —sonrió Peter momentáneamente ya que el rostro de desagrado de su novia le impidió seguir con esta.— ¿Qué pasa? ¿No quieres?

Carey negó rápidamente para luego soltar un suave suspiro. Miró hacia los lados para comprobar que todos estuvieran distraídos y así poder contarle a Peter sin que ninguno escuchara la conversación.

—Cada vez que me mandan a tu casa es porque algo malo va a pasar. —murmuró para luego añadir.— mi padre lleva mal unos días y Steve está igual, creo que algo pasa Peter.

Peter lo meditó y como siempre, le pareció que ella tenía toda la razón. Pero no se lo diría, no por quitarle mérito, sino porque sabía que eso no era lo que ella necesitaba. Era mejor convencerla de que nada malo pasaba que darle la razón y hacer que se preocupe.

—No lo creo, yo pienso que solo quiere celebrar su compromiso con Steve a solas.

—Qué asco Peter, ahora me lo imaginé. —le empujó con suavidad mientras hacía una mueca de asco.—



Steve y Tony se habían quedado a solas. Deberían de estar felices por su "compromiso" pero nada de eso. Debían centrarse en problemas mayores, como conseguir la custodia de Carey.

—¿Por qué tuvimos que mentir diciendo que nos casábamos? —preguntó Steve mientras caminaba de un lado a otro, nervioso ya que ambos esperaban la llegada de los abogados de Stark.— la pobre de May estaba ilusionadísima, y Carey también.

—Necesitamos una excusa para que cada vez que vengan los abogados Carey no los vea. —le recordó Stark a Steve mientras lo observaba sentado en frente de él, siguiendo con su mirada cada movimiento de él.— le diremos cosas como que estamos haciendo los preparativos o así.

Steve se paró y observó el anillo en su mano, soltó un corto suspiro mientras comenzaba a jugar con este.

—¿Sabes? En mis tiempos a lo mejor que podías aspirar era a estar prometido. Siempre me imaginé este momento. —sonrió algo melancólico mientras le echaba una mirada a su novio.— pero nunca me imaginé que sería con el hijo de Howard Stark y tampoco que sería todo una farsa.

—¿Qué me intentas decir con eso Steve? —alzó una ceja el millonario mientras se cruzaba de brazos.—¿te quieres casar conmigo de verdad?

Esas palabras fueron las ocasionantes de un fuerte rojo en la mejillas de Steve. Se había quedado sin palabras.

—¿Es eso una propuesta de matrimonio? —preguntó tímido Steve, haciendo que Tony soltara una breve carcajada.—

—Algo así. ¿Te quieres casar conmigo? —preguntó de nuevo el azabache.—

Steve estaba dispuesto a responder, pero la voz de FRIDAY les había interrumpido, avisando que había llegado alguien preguntando por Tony.

—Los abogados. —afirmó Stark antes de darle la orden a FRIDAY de que dejase pasar a quien había venido.—

Ambos héroes se encontraban de espaldas a la puerta, nerviosos por la presencia de aquellas personas que se aproximaban. Sin embargo, solo escucharon a una sola persona acercarse, una persona que andaba en tacones y estaba demasiado callada. Los dos curiosamente se giraron a la vez, centrando la vista a aquella mujer. Marie Singh.

—¿Marie? —susurró Stark con sorpresa por la visita de la mujer.—

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora