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Carey Stark caminaba con paso decidido hacia la habitación de Lucas. Casi nunca había hablado con el hombre, aunque no le hacía demasiada falta. Sus actos altruistas llenos de bondad hacia ella y su familia hablaban por sí solos. Claro está que también estaba el hecho de que quería "ganarle" a Wanda y tener la razón.

—Carey. —dijo Tony al encontrarse con su hija por el pasillo.— ¿a dónde vas con tanta prisa? —añadió al notar que la chica no tenía pensando parar su apresurado paso. La tomó con suavidad del brazo y la miró esperando su explicación, temía que fuera a ver a Peter.

—Hola papá, lo siento quería ir a ver a... Alan. —mintió con rapidez, iba a ser raro si le decía que iba a ver a Lucas.

Tony se quedó en silencio, había visto a Alan y estaba con Peter, eso no le hizo ni pizca de gracia. Así que por primera vez, quiso ser sincero con su hija.

—Cariño... —dijo mirándola, buscando la valentía suficiente como para darle su opinión sobre su relación con Peter.— ¿por qué no vamos a la cocina y te hago un sándwich de queso fundido? Son tus favoritos. —sonrió levemente esperando a que su hija accediera. No había sido capaz de decirle lo que realmente quería decir.

Carey accedió sin ningún problema, Lucas podía esperar. Fue a la cocina con su padre, donde ahí preparó el único plato que sabía hacer sin crear demasiados estragos. Tony rezaba internamente, tratando de encontrar fuerza y valentía para enfrentarse a su hija. La conocía y sabía que no se lo iba a tomar bien, entre otras cosas porque al igual que él mismo Carey odiaba que le prohibieran cosas.

Repentinamente y como arte de magia le vino una idea a la cabeza. ¿Y si no se tratase de una prohibición explícita?

—¿Quieres decirme algo? Que me mires así me incomoda. —dijo la Stark en una suave risa mientras miraba a su padre.

—Sí que quiero decirte algo. Verás... La verdad es que no me gustaría que volvieras a estar con Peter. Antes de que digas nada, debes saber que como padre me preocupo por ti y quiero que seas una gran mujer de mayor. Es porque te quiero tanto que... Creo que es mejor que te centres en ti, al menos hasta que entres en la universidad. —alzó la vista para mirarla, la chica parecía querer reírse porque ciertamente no se creía lo que decía su padre.— podrías estudiar, viajar, lo que tú quieras...

—¿Me estás prohibiendo ver a Peter? —preguntó riendo ligeramente por lo absurdo que le sonaba.— vivimos juntos, eso es imposible.

Tony negó con rapidez, desechando la idea de que le estuviese prohibiendo eso. Aunque realmente sí, se lo estaba prohibiendo... Usando algo de manipulación psicológica para que pareciese idea de ella pero sí, se lo estaba prohibiendo.

—¿Qué? Claro que no, mi vida. Papá jamás te prohibiría algo que te hiciera feliz. —le aseguró Tony con voz suave mientras echaba un mechón de cabello tras su oreja. Y no mentía, porque no creía que Peter la hiciera feliz.— solo te aconsejo, como ya dije te quiero mucho y quiero que seas brillante el día de mañana. Céntrate en ti misma, disfruta de tu juventud. Tu relación con Peter te limitó mucho, no salían con otras personas y eso no es sano. Te he conseguido una entrevista con el director de una escuela muy buena, es el primer paso para que vuelvas a centrarte en tu vida. —y también para que no te vuelvas a acercar a Peter.— pensó.

—Sí... ya. —ni bromeando me voy a alejar de Peter si es porque tú me lo dices.Pensó ella. Ya que su padre le mentía en la cara y tenía habilidad para eso, ella también lo haría.— gracias por preocuparte, papá. Está bien, tienes razón, debo centrarme en mí... No estaré más con Peter.

Tony sonrió y se acercó para abrazarla con fuerza. Ambos tenían una increíble facilidad para mentirse el uno al otro, pero ninguno se daba cuenta de que el otro también mentía. Ni Carey se iba a alejar de Peter ni Tony le había dado un maravilloso consejo para su futuro.

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora