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Jerome salía del aeropuerto, cansado y resacoso. El viaje de Francia a Estados Unidos había sido más cansado de lo que se esperaba, además debido a los nervios no había pegado ojo.

Su padre no le había comentado nada acerca de para qué requería su presencia ahí, pero ya se imaginaba que sería para algo de Lucas. Según recogió su maleta y salió del aeropuerto ahí se lo encontró. Joel Murphy, su padre y torturador personal.

—Buenos días, Jerome. —le dijo con alegría el hombre cuando ya estaba a una distancia considerable.— ¿qué tal el viaje? Tenía muchas ganas de que llegaras.

Jerome no contestó, aún estaba asimilando que estaba de nuevo ahí con su padre.

—Sube. —le señaló el coche que traía, un BMW blanco.

Jerome aún en silencio guardó su maleta y luego se sentó de copiloto. Estaba bastante tenso y asustado.

Umm... Bonito. —dijo Jerome al rato refiriéndose al BMW. Lo dijo con un marcadísimo acento francés que le indicaba a Joel que igual le iba a costar comunicarse bien con su hijo mayor.

—Sí, gracias. —dijo de forma escueta.

El camino fue de lo más incómodo del mundo. Jerome apartaba la mirada de su padre todo lo que podía y este conducía con una gran tranquilidad.

—¿Qué hago aquí? —preguntó por fin Jerome cuando ya habían llegado a una casa que, evidentemente, no conocía de nada.— te advierto, tengo mucho trabajo y...

—¡Agh! Cállate o aprende a pronunciar las erres. —Jerome calló, asintiendo un poco.— no soporto tu acento.

—Soy francés. —le recordó tímidamente.

—Y estadounidense, no te olvides.

Joel lo condujo hacia dentro de la casa, estaba vacía. Jerome no lo sabía, pero estaba en casa de Marie Singh, la madre de Carey. Joel se estaba quedando allí y Marie seguía en el hotel donde Lucas y Steve la habían interceptado.

—Bonita casa. —dijo Jerome más por educación que por sinceridad.

—No es mía es de... Mi novia, se podría decir. —explicó brevemente, tomando asiento e indicando que Jerome hiciera lo mismo con una mano.

Tomó asiento y volvió a quedarse en silencio.

—¿Y tú tienes novia? Sigues con... ¿Cómo se llamaba?

—Audrey. —respondió Jerome secamente.— y no, lo dejamos. Hace nueve años, más o menos.

Joel empezó a reír a carcajadas, otra vez burlándose de Jerome. Este, inexpresivo, aguantaba el comportamiento infantil de su padre.

—Es que hace demasiado tiempo que no hablamos. —dijo intentando calmar su risa.— ¿por qué lo habían dejado?

—Me fue infiel. —le recordó Jerome.

Joel le dedicó una sonrisa ladina, ahí era a dónde quería llegar.

—¿Y con quién? —preguntó de forma juguetona.— ¿lo recuerdas?

Jerome, serio y cada vez más desconfiado asintió lentamente.

—Con... Con Lucas. —dijo en un hilo de voz.— pero lo solucionamos en el pasado, no le guardo rencor.

—Pues deberías. —dijo Joel levantándose y poniéndose tras él.— qué malo ha sido siempre contigo... Con nosotros. —puso sus manos sobre sus hombros, haciendo algo de presión.— ¿no lo crees?

Jerome, aún sin siquiera moverse, volvió a negar con la cabeza.

—Es mi hermano pequeño. —le temblaba la voz.

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora