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La nieve caía sin cesar, impidiendo que Carey pudiese salir si quiera a respirar aire fresco.

Llevaba días sin ver a Alan y desde que su padre vino a buscar a Peter, tampoco lo había visto. Extrañaba a su novio muchísimo, tenía la garantía de que volvería a ver a su padre pero no tenía la misma seguridad de volver a ver a Peter. No tenía teléfono, ni ordenador. La casa de su madre no era de lo más lujosa y la mujer hacía que estuviera incomunicada con el resto de la población. Mientras miraba los copos de nieve caer por la ventana fantaseaba con la idea de que apareciera por esta el chico que robaba todos sus pensamientos y sonrisas enamoradas, era increíble cómo en la soledad de su habitación lo único que podía hacer era pensar en él. Analizaba mentalmente cada facción de su rostro y sobre sus labios aún percibía el suave contacto de los labios de él. Realmente lo extrañaba.

Le quitó la atención a los copos de nieve y salió de su trance mental en el que reinaba Peter Parker para prestarle atención a otra visión que aparecía por fuera de su casa. Un llamativo deportivo rojo estaba por fuera de esta, hubiese pasado desapercibido de no ser porque vivía en un barrio muy humilde y de que el color brillante de este resaltaba en el ambiente invernal.

Se apartó con rapidez de la ventana y media escondida con la cortina Carey se dispuso a espiar quién era esa persona y qué hacía ahí. Del deportivo salió un hombre rubio y vestido elegantemente, tenía una bufanda colgando del cuello sin estar enrollada y un abrigo largo hasta las rodillas. No podía ver de quién se trataba porque la visión reducida al estar escondida le impedía ver con total claridad. Un hombre de cabello negro y vestido también de una manera elegante salió de este, dirigiéndose rápidamente a la casa en donde Carey estaba. Para ella era inconfundible; esa forma de caminar, ese color de cabello, ese llamativo deportivo... No era ni más ni menos que Tony Stark.

Con dos minutos de margen, la joven comenzó a escuchar los gritos de Marie en la planta baja de la casa.

—¡Ni hablar! Si te la llevas ahora te la volveré a quitar, y con una sentencia firme. —exclamó enfadada Marie al ver las intenciones del hombre.—

—¿Ah sí? Quiero verle intentándolo. —le dijo Lucas desafiante.— Marie, como abogado del señor Stark déjeme decirle que tiene todas las de perder. A juzgar por su aspecto y el aspecto de su casa veo que el dinero de la manutención de su hija lo está empleando para otro tipo de cosas, concretamente drogas. —habló Murphy tan frívolo como siempre que trabajaba.— y eso es cuestión de tiempo que el juez se de cuenta, hay muchísimas pruebas que la incriminan. Y más que habrán.

Tony sonrió al ver la expresión de miedo de Marie y se cruzó de brazos, encantado con la situación.

—Dile a mi maravillosa hija que venga, me la llevo a casa. —dijo Tony observando detrás del cuerpo de Marie, buscando con la mirada a su hija.—

—¡Carey ya está en su casa! —gritó con rabia Marie mientras miraba a Tony con desprecio.— No te atrevas a intentar llevarte a mi hija porque juro que te vas a arrepentir.

Lucas fingió sorpresa mientras tapaba su boca, para luego rodar los ojos y volverla a mirar serio.

—¿Es eso una amenaza verbal con testigos? —preguntó Tony inocentemente a su abogado.—

Lucas lo miró de una manera cómplice y asintiendo volvió la mirada hacia Marie.

—Yo diría que sí. —respondió Lucas fulminando con la mirada a la mujer que comenzaba a ponerse roja de la rabia.— ¿será que lo añado a la demanda?

—Un hombre jamás podrá quitarle una hija a su madre, ¿me entendiste? Por muy buen padre que te creas que eres y por muchos millones de dólares que poseas, eso nunca hará que te den a Carey.

—Tienes una visión equivocada de la justicia, cariño. Haz que la niña baje, está bajo mi tutela, recuerda que me la cediste hace meses. —dijo Tony sonriendo falsamente.—

Marie miraba sorprendida y enfadada a ambos hombres, parecía como si se hubiesen preparado un guion y un número solo para molestarla.

—La niña es mía y la justicia determinará eso. Acostúmbrate a pagar mi alcohol estúpido egocéntrico. —comenzó a reír Marie mientras miraba a ambos hombres.— estás acostumbrado a ganar, pero yo te enseñaré a perder.

Tony fingiendo estar ofendido se puso una mano en el pecho, Lucas hizo otra mueca fingida de asombro y Marie sonreía como si hubiera ganado la discusión.

—¿Entonces acabas de reconocer que quieres a la niña para pagar tus vicios? —preguntó Tony esperando a que Marie fuese tan idiota como para reconocer eso específicamente.—

—Por supuesto, acostúmbrate a pagar todo, todo, todo. Ahora vete. —terminó de decir, empujando suavemente al millonario fuera de su casa.—

Lucas con una sonrisa radiante sacó de su bolsillo una cajita metálica con una luz roja parpadeante, era una grabadora. Paró la grabación mientras veía todas las reacciones de Marie, que pasaba de estar roja de la rabia a pálida como la nieve que caía.

—Que baje la niña o nos vemos en los juzgados. —dijo calmado Lucas mientras guardaba de nuevo la grabadora en su bolsillo.— y eso no te va a gustar.

—Y pensar que me pareciste atractivo. —dijo molesta Marie mientras se alejaba un poco de la puerta.—

—Lo sé. —le guiñó un ojo Lucas mientras miraba la hora en su reloj de muñeca.— tenemos prisa.

—Está en su habitación, pero está encantada de vivir conmigo así que dudo que se quiera ir contigo.

—Ve a por Carey, ya decidirá ella. —fue lo único que dijo Tony antes de que Marie a regañadientes fuera a por su hija.—

—Esto ha sido una victoria en toda regla. —dijo Lucas chocando los cinco con Tony.—



Steve tenía un nuevo entrenamiento con Peter, que había llegado hacía una media hora. En teoría, los entrenamientos con el chico se habían acabado al mudarse de sede, pero al parecer Tony había insistido en que Peter debía ir hoy al complejo.

El capitán dejaba que Peter calentara mientras miraba la gran y silenciosa sala, tenía un mal presentimiento. Y no era de casualidad, si bien repasaba todos los hechos de ese día era más que obvio que su novio estaba tramando algo. Tony había desaparecido y de casualidad Lucas también, no le había dicho que se iba ni qué iba a hacer, a eso le sumaba que había venido Peter cuando no le correspondía.

Steve tenía una teoría, según él Tony le era infiel con Lucas, se había ido con él y como distracción había hecho que Peter viniera.

—Voy a matar a ese hijo de... —gruñó Steve dándole un fuerte golpe al saco de boxeo, tirando este al suelo del fuerte golpe.—

Peter frunció el ceño al ver el repentino cambio de humor de su profesor, con miedo de que cargara su enfado en contra de él se alejó de la escena poco a poco.

—¿Cap, estás bien? —preguntó Peter inocentemente al ver como la respiración de Steve se aceleraba y su mandíbula se tensaba.— ¿estás enfadado conmigo? Lo siento mucho si hice algo mal.

—Tú no tienes la culpa Peter es solo... —suspiró y negó suavemente.— siento haber cargado mi enfado contigo pero es que... —de repente y sin ningún pronóstico comenzó a sonar una melodía que interrumpía lo que decía Steve—

Para el capitán era una melodía horrorosa pero muy familiar, para Peter era fantástica y también muy familiar. Se trataba de una canción de ACDC y no de cualquier canción sino de  Highway to Hell, una de las canciones favoritas de tony.

—¿FRIDAY? —preguntó confundido Steve al aire mirando la gran sala, en busca de algo que indicase que la inteligencia artificial de Tony había sido la encargada de poner eso.-—

—¿Qué mierda...? —susurró el joven arácnido al ver cómo la armadura de Iron Man rompía una de las paredes, entrando a toda velocidad.—

Antes de que alguno pudiera reaccionar, justo detrás entró otra armadura igual que la de Iron Man, pero esta era verde y plateada.

—No puede ser. —dijo Steve sorprendido.—

—Es... Ella. —contestó Peter tapando su boca.—

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora