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Steve y May hablaban tranquilamente sobre cómo sería la boda, habían elegido juntos el sitio y sería uno abierto al aire libre, a Steve le encantaba la idea porque sabía que Tony la odiaría

El banquete sería en un gran salón que había a pocos metros del lugar donde se celebraría la ceremonia, no estaban seguros de que cupieran toda la gran cantidad de invitados que pretendía llevar Tony pero de nuevo a Steve no le importaba, si no le gustaba que hubiese ido. Ese era su lema en ese momento.

Estaban ahora paseando por una calle transitada, Peter se había separado momentáneamente del grupo para entrar un momento a una cafetería y May, Steve y Carey lo esperaban.

—Steve. —dijo Carey llamando la atención del nombrado.— voy a saludar un momento a un amigo.

Steve frunció ligeramente el ceño y se giró para ver de quién se trataba. Era un chico moreno y por lo que pudo deducir el hombre, era unos años mayor que ella.

—No. —se limitó a decir.— ya nos vamos, ¿y Peter?

—Fue al baño. —le informó Carey para luego hacer una mueca.— Steve, serán solo dos minutos, no seas así.

El hombre la miró y suspiró ligeramente, nunca podía decirle que no. Asintió ligeramente permitiéndole ir y luego entró con May a la cafetería donde estaba Peter, querían irse ya.

Carey caminaba hacia donde estaba su amigo, que no era más ni menos que Mikel, el hermano de Alan.

—Carey. —saludó alegremente el chico con un abrazo que ella correspondió.— pensé que ya no te vería más, ¿qué tal andas?

—Bien, ya sabes, todo normal. —se limitó a decir ella sin querer entrar en algún detalle.— ¿cómo están ustedes? Cuando hablo con Alan nunca me da información útil más que su molesta opinión sobre todo.

Mikel puso una mano en su brazo aún sin borrar su encantadora sonrisa, Carey en ese momento no se tomó muy en serio ese contacto físico por lo que lo ignoró completamente.

—Ya que nombras a Alan, está allí. Deberías de venir y así lo saludas. —dijo este ahora tirando de ella para que se fuera con él.—

La sonrisa de Carey se borraba poco a poco y trató de deshacerse de su agarre. Se había asustado un poco ya que su padre siempre le advertía de que no podía confiar en totalmente nadie.

—Creo que mejor me voy ya, me están esperando. —dijo la chica educadamente tratando de ocultar su ahora desconfianza en el chico que se negaba a soltarla.—

—¿Qué? No, ven conmigo. —contestó él ahora comenzando a arrastrarla hacia la dirección donde supuestamente estaba Alan.— si no lo saludas se pondrá muy triste. Y ya sabes cómo es Alan triste.

Carey ya comenzando a sentir miedo tiró con más fuerza para deshacer su agarre, no quería gritar porque no sabía si estaba mal entendiendo la situación, así que intentaba solucionar el problema sola.

—Mikel quiero irme, de veras. —insistió ella con sonrisa forzada.— suéltame por favor.

Mikel al ver la desconfianza que comenzaba a tener ella sobre él reafirmó su agarre y decidió contarle sus verdaderas intenciones para evitar que gritase o pidiese ayuda.

—Cállate y ven conmigo. —contestó el chico ahora con total seriedad, abrió una parte de su abrigo mostrándole un arma que tenía escondida.— lo haremos por las buenas o por las malas Stark. Si gritas o te resistes lo lamentarás. Y créeme que no estoy para juegos, necesito que acabemos con esto ya.

Carey palideció al instante y asintió ligeramente, dispuesta a obedecerle. Mientras se alejaba lo último que pudo ver fue a Steve a lo lejos, que salía de la cafetería con gesto preocupado. No pudo evitar querer llorar, si eso mismo hubiese pasado unos pocos metros más cerca seguramente Steve la hubiese podido salvar o quizás Peter.

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