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—Espera, espera... ¿Boda? ¿Qué boda? —preguntó Carey confundida.—

—La tuya con los cheetos. —respondió con ironía Tony mientras miraba a su hija.— ya deja de comer esa porquería, me vas a hacer el bebé diabético.

Carey frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—Mi boda con los cheetos sería preciosa. Y además, no digas esas cosas, sabes que no hemos decidido.—le señaló.— ¿entonces Steve y tú ya tienen fecha? ¿Para cuándo la boda?

Tony hizo un breve silencio antes de decir la fecha, de una forma casi inaudible.

—En dos meses. —respondió con rapidez pero a la vez en un tono de voz muy bajo.—

—¿En dos meses? Papá no hay tiempo para eso, estás loco. ¿Y Steve?

—Vistiéndose, ya sabes... Gajes del oficio. —respondió el hombre haciendo que los tres a la misma vez pusieran la misma cara de asco.—

Bucky se levantó, algo asqueado por la imagen que se le vino a la mente. En sus tiempos nada de eso era normal, acostumbrarse le estaba costando y más si se trataba de su mejor amigo.

—Me has llevado por el mal camino a mi pequeño Steve. —respondió Bucky con una pequeña mueca.—

—Bueno, lo de pequeño Steve... —respondió Stark guiñándole el ojo a Bucky, que ahora parecía querer vomitar.—

–No gracias. —se tapó los oídos Bucky.—

—¡Papá!

—¡Hija! —contestó él con diversión.— perdón, perdón. —dijo comenzando a carcajear.— era broma, o sea sí pasó, pero tan solo quería reírme un rato que los veo como que tensos últimamente.

—¡Ya lárgate! —volvió a gritar ella mientras tapaba sus oídos, se negaba a escuchar otra broma de su padre.—

Tony salió de ahí entre risas, por ver la cara de Bucky con esa mueca de desagrado en bucle hubiera pagado.

Bucky tras varios segundos de incómodo silencio optó por levantarse y disponerse a salir.

—Niños, ya es tarde, duérmanse ya. —dijo antes de salir mientras los miraba con una pequeña sonrisa.—

—Bucky, después del exceso de información que nos ofreció el señor Stark amablemente, creo que tendremos pesadillas. —contestó Peter entre risas.—

—Creo que yo las tendría todos los días de no ser que el sexo está tan normalizado en este siglo. —respondió con una leve mueca Bucky y despidiéndose con la mano salió de allí.—

En realidad él tenía pesadillas todas las noches, pasase lo que pasase durante el día. Aunque le aterrorizaban en el momento, ya se iba a dormir mentalizado de que lo pasaría mal.

Al día siguiente y como era de costumbre, Bucky se despertó muy temprano por la mañana. Eran las cinco menos cuarto. Aburrido de estar en la cama dando vueltas, salió de su habitación para deambular por el complejo, toda esa calma y todo ese silencio le relajaba después de una larga noche de pesadillas.

Llegó a la parte donde se encontraban las habitaciones de los vengadores que ni siquiera conocía. De hecho, creía que ni si quiera se encontraban allí. La única que había visto y era nueva había sido Wanda, y su amigo había acaparado toda su atención al parecer.

Iba a salir de esa parte para seguir con su paseo hasta que escuchó el ruido de una puerta, rápidamente se puso en alerta y se giró justo de donde venía el sonido. No era ningún peligro mortal como creía Bucky, aunque esto se podía considerar peor. Se trataba de Lucas que salía muy despacio de una habitación totalmente desconocida para él.

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora