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Ella lo miraba como si de una obra de arte se tratase. Llevaba un mes sin verlo y era surrealista que de repente estuviera ahí, en frente de ella. Tras pensarlo mucho y ya después de varios segundos mirándolo, se acercó tímidamente y envolvió su cuello con sus brazos mientras le miraba a los ojos. Peter aún seguía de piedra, todo le parecía una ilusión hasta que sintió el delicado tacto de la chica. Si se paraba a repasar los hechos de ese último día era totalmente una locura, había quedado con Alan, había ido a Long Island y ahora se encontraba abrazado a la chica por la que había llorado un mes entero. Ahora lo único que podría hacer era admirar su presencia y disfrutar de su cercanía. No tenía palabras que decirle, al menos no ahora. Tan solo quería quedarse así con ella durante muchísimo rato.

—¡Que se besen, que se besen! —tarareó Alan mientras miraba la escena.— fue un esfuerzo muy grande traer a este idiota hasta aquí como para que ahora no se besen.

Peter se removió algo incómodo recordando que no estaban solos, volvió la vista hacia el chico que los miraba insistente e hizo una mueca mientras se sonrojaba ligeramente.

—Alan... ¿Podrías girarte un momento? —pidió Peter haciendo un gesto con la mano para que se girara.—

Alan alzó las cejas algo sorprendido por la repentina e inesperada timidez de Peter pero ante las miradas insistentes de su amiga y de él se tuvo que girar para que tuvieran más "privacidad"

Sin pensarlo mucho más Carey rompió la distancia entre ambos rostros y unió sus labios en un deseado beso. Peter envolvió con sus brazos la cintura de la chica y sonrió ligeramente disfrutando de la sensación tan reconfortante que esta le brindaba.

No quería pero por falta de aire tuvo que separarse, quedando aún a centímetros del rostro de su novia.

—te amo. —le susurró mientras ponía una mano en su mejilla, acariciando esta.— y te he extrañado cada segundo de cada momento que no estuviste conmigo.

—te amo muchísimo, y siento no haber hablado contigo, me siento tan mal por eso... me siento fatal por haberme ido, ninguno se merecía esto.

Él sonrió con tristeza y negó lentamente para luego secar sus lágrimas con sus pulgares.

—Entiendo que lo hiciste por nosotros, y aunque las cosas están complicadas por allí sé a ciencia exacta que cuando puedas volver será todo como antes, y sin ninguna atadura. —besó cortamente sus labios.— pero por favor... Necesito verte, estar contigo aunque sean unos minutos. No puedo vivir sin ti y menos durante tres años, simplemente no puedo. Te amo mucho y a la mierda eso de "si amas a alguien déjalo ir" eso es mentira, yo te amo y no pienso dejarte ir.

Carey alegremente fue a decir algo pero el llanto silencioso de alguien la distrajo, era Alan.

—¿A ti qué te ocurre ahora? —alzó una ceja Carey mientras miraba al chico.—

—Es que es tan bonito todo, yo quiero uno así también. —lloriqueó mientras los miraba.— no tan estúpido como él por supuesto, pero sí así de romántico.

Peter alzó una ceja y negó mientras lo miraba, ambos se acercaron a él y entre los dos abrazaron a Alan que ahora en vez de triste lucía bastante sorprendido. Era un pequeño gesto de agradecimiento pues él no era tan malo y además había traído a Peter hasta aquí para que se viera con Carey.

—A partir de este momento nos veremos más seguido. —sentenció Carey.—

Alan con una sonrisa asintió levemente y Peter más feliz aún con la decisión de la chica apretó un poco su agarre en el abrazo.

—Peter me asfixias. —dijo Alan con dificultad y se separó del abrazo.— en serio, con lo delgadito que eres, ¿de donde mierda sacas esa fuerza y eso de esquivarlo todo? es surrealista.

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