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Marie caminaba con seguridad hacia el hombre que era padre de su hija. Tenía una muy leve sonrisa y una expresión bastante seria a comparación de cómo recordaba Tony a esa mujer.

—Tony Stark. —dijo finalmente la mujer mientras lo miraba.— y su rubio y apuesto amigo. —alzó una ceja echándole una mirada a Steve.—

—¿A qué vienes? ¿Qué quieres? —preguntó sin rodeos el millonario.—

Marie vaciló un poco antes de responder, sabía que estaba enervando a Tony y eso le encantaba.

—El número de tu amigo, hijo mío menudo brazo. —murmuró tocando sin ningún permiso los brazos del súper soldado.— como todo lo tengas así de grande...

Steve escandalizado por lo que había dicho aquella mujer se separó espantado, mirando a Tony que lejos de parecer molesto estaba con una sonrisa algo divertida.

—Te aseguro que tiene un cuerpo de miedo, pero es trampa, es fruto de un pinchazo. Como los esteroides. —se cruzó de brazos mientras la miraba.— ¿qué quieres a parte del número de mi novio?

Marie abrió la boca con sorpresa al escuchar al millonario, preguntándose si había escuchado bien o solo era el alcohol en sangre que le estaba jugando una mala pasada.

—¿Tu novio? —lo miró con sorpresa y por un momento dudó en lo que diría.— ¿entonces por eso haces esto? Como tú y tu maldito novio sexy y ardiente no pueden tener hijos me quieren robar a mi hija.

Steve frunció levemente el ceño y miró a ambos con algo de confusión, se planteaba seriamente si todo eso era una broma de ella o realmente aquella mujer era así de descarada y maleducada.

—Lo de sexy y ardiente es cierto, pero está de más. —dijo Tony aparentemente calmado, quitándole importancia al asunto como si estuviera hablando con una loca que no había que hacerle mucho caso, sino más bien seguirle la corriente para que no generase muchos problemas.—

Steve decidió ignorar a la pareja y se alejó de ellos lo más que pudo, no era una conversación coherente y no quería seguir siendo partícipe de eso. Pudo notar el olor a alcohol que emanaba Marie, aunque no fue el único. Tony también lo había notado y ahora se encontraba ideando mentalmente un plan para usar eso en su favor.

—Eres un ladrón de hijas.

—Y tú una alcohólica reincidente. Vete a casa Marie.

Todo se quedó en silencio mientras ambos se miraban con odio. Tony quería gritarle lo mucho que la odiaba, pero sabía que no podía. El deseo de Marie era algo bastante parecido pero incluso ebria sabía que no podía gritar ni armar escándalo. Simplemente se quedaron en silencio.

El súper soldado desde el otro lado de la sala miraba la escena que seguía siendo totalmente ridícula. Rodó los ojos y dispuesto a salir de ahí fue cuando escuchó la voz de FRIDAY por la sala, anunciando la llegada de otra visita para Tony.

Por fin, los abogados. Pensó con cierta alegría Tony, dió el visto bueno para que entraran los visitantes e irrumpieron en la sala tres mujeres y un hombre vestidos formalmente.

—Señor Stark. —saludó una de las mujeres mientras lo miraba de lejos.—

Marie confundida por todas esas personas que acababan de entrar y la voz en off que se había escuchado anteriormente se preguntaba si Tony le había tendido una trampa, aunque eso era ridículo ya que en realidad había sido ella quien había ido a la torre. Pero claro, estando ebria era obvio que no se enteraba de mucho de lo que pasaba.

—Dios mío, para ser los vengadores se les ve un poco fuera de forma. —se burló Marie mientras miraba al grupo de abogados.—

—¿disculpa? —murmuró el único hombre de los abogados, alzando una ceja mientras se tocaba cuidadosamente el traje.—

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora