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Habían pasado cinco días desde que Carey Stark había ido a vivir con los Parker. La situación había mejorado bastante para ambos, habían dejado de lado sus sentimientos y habían sabido convivir de la mejor forma. Carey ya conseguía dormir mejor y Peter aprovechaba para salir por las noches a hacer su guardia. Se llevaban estupendamente y por esa parte, Peter mantenía la esperanza.

Ese día, Peter había estado toda la tarde afuera, al igual que Carey.

Aunque ella no lo sabía, había estado toda la tarde con Peter el cual en mitad de una ronda se percató de que Carey estaba con Alan y aprovechó para seguirla. Lejos de lo que pudiera parecer, tan solo quería averiguar si el chico le trataba mal o qué era lo que pasaba para que le tuviera miedo.

A pesar de su vigilancia exhaustiva, no notó nada fuera de lo común, tan solo hablaban, se reían, entraban a tiendas... Peter no lograba entender por qué le daba miedo, así que cansado de ver lo bien que le iba a Carey con otro, optó por volver a casa. Igualmente, Queens esa tarde había estado muy tranquila así que no creía que Spiderman hiciera mucha más falta.

Su plan era llegar antes que ella para no cruzarse y que no lo viera entrando, sin embargo se camino vio como a un niño de once años le robaban la bicicleta, por lo que tuvo que intervenir. Ya que se había hecho tarde, se apresuró bastante para llegar antes que ella, así que con sigilo de que nadie más pudiera verle, trepó por la pared y entró por su ventana, quitándose la máscara cuando ya estaba en el techo de su habitación.

Carey estaba sentada en la cama de abajo, y al escuchar el ruido de la tela de cuando Peter se quitó la máscara, apartó la mirada de su teléfono para mirar al rededor. Peter se dio cuenta rápidamente de que estaba ella y empezó a entrar en pánico. Por suerte estaba en el techo y tan solo tendría que volver hacia atrás. Tomó la máscara y la agarró con sus dientes con la finalidad de volver sobre sus pasos. Sin embargo, se le resbaló cuando fue hacerlo y cayó a dos centímetros de los pies de Carey.

—¿Qué...? —murmuró la chica antes de alzar la vista y encontrarse con Peter al revés, pegado al techo y con su traje de héroe.—

Peter se quedó congelado y ella, soltó un grito de verdadero terror que resonó por todo Queens. Peter entonces bajó de un saltó y le tapó la boca mientras le suplicaba que no hiciera ningún otro ruido.

—Por favor, por favor, no digas nada, por favor. —comenzó diciendo rápidamente.— yo te lo explico pero no digas nada.

Ella, con los ojos abiertos como platos, insistió muchas veces, esperando dejar de sentir el tacto del traje en su cara y que Peter le liberase las palabras.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Eres...? —Dijo, de nuevo, alzando sin querer un poco la voz por la impresión.—

—¡Baja la voz! -Exclamó Peter en susurro, antes de suspirar.— no sé dónde está tía May y te puede escuchar.

—¿Cómo no me habías dicho nada? ¡Dios mío, nada tiene sentido! ¿Cómo tú...?

—¿Qué tiene ocultarnos alguna que otra cosa? tú quedaste con Alan y no te voy gritando que me expliques por qué saliste con él. —Peter aclaró su voz, para luego añadir.— es decir, si no lo quieres no entiendo que salgas con él. Ni si quiera entiendo a qué estás jugando conmigo.

La chica se quedó callada. Ella y Peter llevaban varias noches sin poder resistirse a besarse o dormir juntos. Carey disfrutaba de la tranquilidad que le daba y se sentía atraía por él, pero no podía estar con él abiertamente por el bien de Alan y el suyo propio, debía seguir con él hasta que acabara el contrato que los unía. Siempre que estaba con alguien "contratado" por su madre, era así.

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