75

3.5K 324 232
                                    

Una semana había pasado desde la muerte de Lucas. Las cosas estaban muy tensas en el complejo y Wanda, que estaba muy triste, se había trasladado a la que fue la habitación de su novio. Dormía en la cama de Lucas y usualmente usaba sus camisetas. Todos consideraban ese comportamiento muy extraño, pero nadie se atrevía a decirle nada.

Peter se negaba a volver a Queens, quería ser un vengador y quedarse en el complejo, y a opinión de todos no estaba demasiado bien con la muerte de Lucas. Así pues, Tony decidió que hasta que su estado de ánimo no mejorase, no volvería a la escuela presencial. Lo que sí debía hacer era relacionarse con gente de su edad para al menos despejarse, por esa razón Tony tramaba contactar con amigos de Peter para que vinieran a verle. ¿Qué podría salir mal?

—¿Qué te parece una fiesta? —preguntó Tony hacia Carey.— pueden venir vuestros amigos, beber, comer algo y... Ya saben, hacer lo que quiera que hagan los de vuestra edad.

Carey sonrió ligeramente y asintió, abrazando a su padre.

—Es una muy buena idea Papá, ver a Ned y a Michelle será muy bueno para que Peter mejore. Pero mucho me temo que esos ya no son mis amigos. —se encogió de hombros.   

—¿Pasó algo? —le preguntó extrañado. Ahora le preocupaba algo más que la que no tuviera amigos de su edad fuera su hija.

—No, es igual... Centrémonos en Peter.

Tony suspiró pero cumplió el deseo de su hija y no insistió.

—El problema es que Peter se traga todos sus sentimientos, creo que deberías de intentar hablar con él. —le aconsejó su padre.— la muerte de Lucas es algo que le va a costar superar, bueno, a todos. Sabes todo lo que le ha pasado a Peter con su familia... Sumarle lo de Lucas hace estragos caóticos en su interior.

Carey asintió ligeramente y suspiró un poco. Se sentía bien ayudar al resto, pero aunque desconocía el motivo no sabía porque eso le sentaba mal. Su padre siempre había tenido cierto favoritismo por Peter y eso le hacía sentir algo insegura, pues no era un secreto que sobre ella no solía decir muchas cosas buenas. Carey había pasado cosas muy duras en su infancia, cosas de las que juró que jamás diría nada. Y no se había atrevido a contarle nada a su padre porque para él ella era una niña malcriada y el que realmente había sufrido era Peter.

Sacudió su cabeza de malos pensamientos y se forzó en no pensar más en ello. No tenía caso pensar en su pasado y ser egoísta en un momento en el que la muerte de Lucas era la prioridad. Pensó que quizá la gente tenía razón y ella era egoísta.

—Papá... ¿Tú cómo estás?

Tony sonrió algo forzado, sin siquiera percatarse del debate interno de su hija e hizo un ademán con la mano para restarle importancia.

—La gente que se ha ido nunca podrá volver. Lucas era una gran persona, era divertido y se preocupaba mucho por todos... Y de alguna manera siento que no se ha ido... Igualmente no sé por qué te cuento esto. Déjalo, es una tontería. Estoy bien. Se fue y ya está, fue su decisión, no pasa nada, todo bien. Ahora hay que seguir y centrarnos en otras cosas.

—No, papá, por favor. Quiero saber cómo te sientes, sé que querías mucho a Lucas.

El millonario tomó asiento y miró a su hija. No acostumbraba a hablar de según qué cosas con su hija, no tenían esa cercanía o más bien confianza; pero cómo sentía que debía cambiar eso, se decantó por contarle.

—Era mi amigo. —murmuró jugando con sus dedos.— a veces pienso que éramos muy parecidos. Me ayudó a recuperarte cuando te fuiste con tu madre. Siempre me ayudaba, era mi compinche en todas mis locas ideas, esas ideas que todos me decían que eran malas... Aunque él también tenía malas y peores ideas. Pero solo por ser tan útil hice la vista gorda cuando vi que iba detrás de Wanda. —soltó una suave risa triste.— se me hace tan extraño, ya no está, ya no es ni mi abogado, ni mi compinche... Aunque siempre será mi amigo, esté donde esté. —alzó la vista y la miró.— es tan duro y ni sé porqué. Estando en este equipo es normal pensar que uno de nosotros morirá de la noche a la mañana, y estoy mentalizado de eso, pero no de una muerte tan triste como una voluntaria... No puedo evitar pensar que murió por mi culpa, lo involucré demasiado en temas que en realidad no le afectaban. Si no lo hubiéramos implicado en esto...

La Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora