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Peter estaba anímicamente decaído, triste. Había ido por obligación al recinto donde se celebraría la Mascarade, fiesta en la que intentarían atrapar a los que les amenazaban.

Lucas los había llevado allí para instruirles qué debían hacer y cómo debían hacerlo, Steve no abandonaba su figura de líder así que lo que decía Lucas primero tenía que aprobarlo él para que se hiciera. Tras los ensayos Lucas trataba de poner cámaras ocultas por todas partes bajo el pretexto de que si pasase algo que ellos pasaran por alto luego podrían ver las grabaciones. Paró de intentar hacer su cometido al percatarse del triste Peter Parker, que se había negado en ayudar y en hablar con cualquiera.

Se separó de Steve y Bucky que lo ayudaban a colocar todo y se acercó a donde estaba el joven, sentándose a su lado.

—Parker. —dijo él en tono suave, esperó casi un minuto una respuesta por parte de Peter pero sin embargo no dijo nada.— sé que no quieres hablar con nadie, pero de veras que puedes hablar conmigo de lo que sea.

Peter miró sus manos unos segundos y luego alzó la vista para mirar directamente al abogado, que parecía tener dos caras totalmente opuestas. Ver a Lucas tan entregado y sentimental con algo era imposible de imaginar para todo el mundo que lo conociera.

—Llegas tarde. —contestó con indiferencia el chico quitando la vista de encima de él para mirar a un punto fijo.— no estuviste nunca. Me dejaste vivir en una mentira.

Lucas frunció ligeramente. Ni era normal que él fuese sentimental ni tampoco lo era que Peter sintiera rencor hacia alguien.

—Sí que lo estuve, siempre que pude lo estuve. —debatió Lucas esperando que Peter le creyera.— te he pensado siempre y siempre que he podido te he ayudado. ¿Quién te piensas que impidió que fueras asesinado por Tony? ¿Quién te piensas que convenció a todo el mundo de que ya eras un hombre para que entraras en los vengadores? Te daré una pista, empieza por Y y acaba por O. Me hubiese gustado estar en tu vida muchísimo más que eso, pero no podía. Además, yo también tenía mis problemas con mis padres, problemas grandes. —puntualizó.— y yo también era un niño, no podía entrometerme en tu vida así como así. Para ti y tu tía yo soy un desconocido.

—Aún así eso no te da ningún poder sobre mi. —murmuró quitándole importancia a todo lo que decía Lucas.— ¿por qué te contaría a ti mis frustraciones y no a otra persona de aquí?

Lucas asintió ligeramente procesando la pregunta, una muy buena pregunta. El hombre no lo pensó mucho y contestó con total sinceridad.

—Porque digamos que yo soy como tu hermano mayor y ellos no. —contestó señalando discretamente a los demás que habían venido con ellos.— oye, sé que no crees nada, no me he acercado a ti desde que te vi la primera vez llorando porque Carey se iba con su madre. Y lo sé, perdón, fallo mío, pero si mostraba un interés notorio hacia ti ibas a considerarme un acosador y no quería eso. ¿Qué más quieres que hiciera? Lo he hecho todo de la forma más consecuente posible.

Peter bajó la mirada recordando aquel momento. Igual sí que era cierto que Lucas siempre había estado, aunque de una manera tan discreta que nadie, incluido él, se había dado cuenta. A lo mejor sí le contaría a Lucas qué le pasaba, no tenía nada que perder y podía desahogarse.

—Peter no te hagas de rogar, voy a empezar a vomitar arcoíris con purpurina si seguimos con sentimentalismos. Este no es para nada mi estilo. —dijo este haciendo que Peter riera un poco.— aprovecha que estoy aquí hoy contigo, mañana igual no estaré. Nunca se sabe.

Peter meditó sus palabras un segundo. La última frase dicha por Lucas le daría que pensar durante horas. Aprovecha que estoy aquí hoy contigo, mañana igual no estaré. Nunca se sabe.

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