Nada ha pasado, desde lo acontecido del centro comercial, y hoy era el día en el que viene a visitarnos mi abuela Aleida, hace tiempo que no la miraba, será bueno verla y hablar, por supuesto que de algunas cosas no.Siempre que ella venía a visitarnos, le gustaba verme con vestidos, ya que ella dice que tengo un "buen cuerpo", incluso me dijo que fuera modelo, pero no quería hacerlo, no me consideraba tan bella.
Me puse el vestido, despues de haberme peinado, no le pase ninguna tenaza, ya estaba bien como esta. Me puse brillo labial, las zapatillas con el moño, escuché la voz de mi abuela, baje los escalones para poder verla, bajaba corriendo y mis pasos se escuchaban.
-¡Ahí está mi florecita!.-dijo al verme, al momento de bajar la abrace como si no hubiese un mañana/
-Hola, abuela.-dije dandole un beso en la mejilla, miré su cabello, estaba teñido de rubio, ella siempre lo tuvo rubio, pero debido al paso de los años su cabello comenzó a tornarse gris.-Te pintaste el cabello...de nuevo.
-Si, me sentía vieja.-caminamos a la cocina, Michael y Sebastian estaban ahí de pie esperando.
-jamás luces vieja.-dice mi mamá.
Sebastian me estaba mirando, con la boca medio abierta, me sentí incómoda en ese momento, creo que elegir ese vestido fue mala idea, quiero alejarme pero solo lo estoy atrayendo, ¿o soy yo la que se está acercando?. Nos sentamos, Eva sirvió la comida, yo sólo miraba a mi abuela, quien contaba las historias que tanto me da risa, las de mi mamá...
-Si, Adele siempre fue así.-reímos a carcajadas, mi mamá se cubría los ojos.-Le encantaba subirse a los árboles, hasta que un día ella y su padre hicieron una casa del árbol, subía y leía sus libros.-pellizco la mejilla de mi mamá, después pellizco la mía.-Morgan le salió igual.
Seguíamos comiendo, al terminar, mi abuela hablaba con Michael, en realidad lo estaba interrogando, al igual que Sebastian, al no tanto, pero si hablaba con el, él se mantenía serio, sin gusto en cooperar para llevarnos mejor.
-Morgan.-mire a mi abuela.-¿Todavía no tienes novio?.-deje de tomar el refresco.
-No.-respondí, escuché una risilla, mire de reojo a Sebastian, y si, estaba riendo en silencio, nadie más lo notaba.
-¿Hasta cuando piensas tener novio?.-cubri mi cara de la vergüenza.-Morgan, tienes que casarte, tener hijos...
-Abuela, apenas tengo 18 años, como voy andar pensando en eso.-me escude, ella negó y tomo un gran trago de vino.
-19 ya casi.-me corrige.
-Ya basta, mamá, déjala disfrutar de su soltería, pero no te aloques eso si.-dijo mi madre fijamentey apuntándome con un dedo.-Morgan y yo te preparamos tu pastel favorito.
-Quisiera comerlo-.dijo mirándome a mi y a mi madre.
-Hija, Sebastian y tu deberían ir por el.-sugirió, yo abrí los ojos en súplica, pero todos empezarían a sospechar, no puse objeción, solo tengo que ignorarlo y listo, no tendría emociones.
Me levanté de mi asiento, entre a la cocina e ignore a Sebastian, abrí el refrigerador y saqué el pastel, sólo faltaba el toque final y era el chocolate, chispas, nueces trituradas, y una cereza.
El pastel debía estar dentro del refrigerador por el betún de queso crema, este se podría derretir y tornarse algo feo, es mejor fresco. Tome el chocolate, quite la tapa y comenze a hechar por los lados. Después las nueces, para colocar las chispas, metí unas a mi boca y seguí.
-¿me podrías pasar una cereza?.-le pedí a Sebastian, tomo el frasco, saco una cereza. Iba a tomarla, pero el comenzó a jugar, lo alejaba y acercaba, es como si quisiera que yo lo atrapara.-Sebastian no estoy jugando, pásame la puta cereza.
-Claro que si.-dijo acercándose a mi.-.Vamos, Morgan.-colocó un mechón de mi cabello hacia atrás de mi oreja y yo me enciendo, como fuego cuando le meten leña, siento que el puede entrar a mi mente y ver lo que siento, también que puede meterse y joder todo allá adentro.-Veo como te pones cuando estas cerca de mi, e incluso cuando te veo.
-¿me puedes dar la cereza?.-sone insistente.
-¿Ese vestido lo escogiste para mi?.-tome la cereza del frasco.-Te queda bien...
-¿Quieres cerrar la boca?.-me miró impresionado.-Por un momento...¿Quieres dejar de decir que siento algo por ti cuando no siento nada por ti?.-Levante las manos a la altura de mi cara haciéndole entender.
-Ok, bien.-dijo metiendo la cereza en su boca.-Veo que te gustan nerds como Evan.-se acercó aún más a mi, mi respiración comenzó a entre cortarse.-¿El te hace sentir así?.-su mano acarició mi brazo derecho, sus largos y finos dedos hacían que me derritiera como helado, me iba a desmayar en ese momento, su voz hacia que mi piel se erizara, su tacto que perdiera la cordura.-Por supuesto que no...No sabe que existes.
-Idiota.-tome el pastel en mis manos, camine hacia la puerta.
-Cariño.-voltee los ojos, pero al salir sonrei para que nadie notará la tensión que había en mi.
Coloque el pastel en la mesa, en la parte de en medio, mi abuela junto sus manos maravillada por ver su postre favorita. Ella fue quien partió el pastel, agarrando la cereza.
-Ya que a Morgan no le gustan.-la tomo mi abuela , mire a Sebastian, pareció entender por que no comi de la cereza...
-Ya sabes que a ella no le gusta nada.-dice mi mamá viéndome con una sonrisa, me dan mi plato de pastel y me pongo a comer.
-de hecho, a mi si me gustan.-dice Sebastian, Aleida se la da y el la mete descaradamente a su boca.
Maldita y estupida imaginación.
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CHATEAU
Teen Fiction"Los chicos buenos suben al cielo, pero los malos lo bajan para ti"