CHATEAU

97

Sebastian

Un guardia abre mi celda, Morgan lo logro y es momento de irme a casa, tengo una sonrisa y no la oculto, paso por la celda de Jace para despedirme.

-Adiós.-digo y él se acerca sonriendo.-Te sacaré de aquí.

-Gracias.-dice y chocamos los puños.-Cuídalas bien.

Camino hacia los vestidores, me dan mi ropa, la que use la última vez, está limpia y me la pongo, ajusto mi saco, me pongo mi reloj preparándome para irme.

Podré irme en un taxi y comprarle flores a mi mujer, la extraño y muero por conocer a mi hija, le compraré flores a las dos mujeres de mi vida, también a mi mamá y a Lisa.

Hace tiempo que añoro por ver su sonrisa, que sus manos me rodeen, que sus labios toque los míos y su bella voz inunde mis oídos, todo lo de ella lo necesito.

Abren las puertas y salgo al exterior, veo el cielo, va llover, pero eso no importa. Mi hermano Stefan está estacionado esperándome, no se mueve, está quieto con las manos en los bolsillos serio. Esperaba ver a la mujer de mi vida sonriendo, abrazándome con el calor de su cuerpo, pero bueno, puedo ir a verla.

-¡hermano!.-grito y lo abrazo, tarda un poco en responder.-que alegría verte.-no dice nada, puedo ver que sus ojos están rojos, como si hubiese llorado.-¿qué sucede?.

-No te alteres.-advierte.

-Vamos, Stefan.-exijo pero este está algo triste.-¡¿qué pasa?!.-grito.

Comienza a decirme lo qué pasó a lujo de detalle, mi corazón se detiene y se parte en miles de pedazos, como un cristal. Siento como si me hubiesen arrancado mi corazón, mi motor, lo que más amo, también siento como si una soga me estuviese ahorcando y quitándome la vida poco a poco, solo para verme sufrir.

La veo a ella, sonriendo con el vestido blanco, saludándome mientras camina hacia mi. Besándome y amándome.

"No, me proteges y nadie te protege a ti, y ahora tendré un bebé, tendrás que cuidar a dos personas, no quiero que te pase algo y que yo me sienta culpable".

-Es lo último que me dijo mamá antes de que salieras, los paramédicos intentaron reanimarla en la ambulancia, lo lamentó.-dice y yo niego, me niego a aceptarlo, como él dice, es lo ultimo que sabe por lo que aún queda esperanza de que siga viva, corro al auto.

-¡hay que irnos!.-me lanza las llaves.

Manejo como loco por la ciudad, ella no puede irse, no sin mi, me paso los semáforos en rojo por el trasero, ahora nada me importa, solamente ella.

"¿Quien cuidará de ti cuando yo no pueda?"

Su voz hace eco en mi mente, la he tratado mal antes y eso hace que me muera más, "si sabías lo que tenías, pero jamás pensaste que lo perderías", también la frase me golpea, dándome a entender que lo estropee.

"Nadie, por que haré todo para que estés conmigo, nada me pasara así como nada te pasará a ti"

Me niego a la idea de que le falle, a la idea de que la solté.

La imagen de ella dejándome en el hotel en San Francisco es lo que veo, dándome a entender que la perdí.

¡No!. Tres veces la he perdido pero ha vuelto a decirme que si.

Dejo el auto estacionado, entro corriendo al hospital, me valen los comentarios de las enfermeras "no corra", Stefan me lleva con los demás, en la sala están todos, menos Aleida y mi hija, aún están escondidas. Todos están llorando y yo me niego a la idea, ella no se irá.