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Hogar, dulce hogar.

La casa está enfrente de mi, tan grande y bonita, los de la mudanza bajan las cajas y muebles que fueron remplazados, también ayudaron a Stacy con los muebles de su apartamento bajándolos y acomodándolos.

-Sabes, Morgan.-dice Elizabeth ayudándome a bajar las cajas de mi Ford.-No te sientas sola, me tienes a mi familia y a mi.

-Gracias, Elizabeth.-digo cargando una pequeña.-.eres bienvenida para venir y quedarte.

-de hecho, tenía pensado venir unos días.-entramos a la casa, subimos los escalones y entramos en mi habitación.-para cuidarte y hacerte compañía.

-Por supuesto, te daré una habitación.-sonríe y baja para seguir metiendo las cajas.

***

Después de una hora y media logramos acabar, les pague a los de mudanza, Eva me ayudaba a desempacar las cajas, mientras yo estaba en mi habitación.

Lisa hizo un gran trabajo en decorar el hogar, luce como mi casa por fuera pero adentro es distinto al decorado, saco un marco de foto, mi boda con Sebastian, acaricio la textura de la fotografía y una de mi padre, recordando el bello momento de mi casamiento, queriendo entrar por que era feliz, acomodo la foto alado de mi cama, en la mesita.

Guardo la ropa en el closet, la ropa de Sebastian también está aquí, juntos con sus cosas, entro a mi baño, me saco toda la ropa que tengo, quedando desnuda frente a la tina, abro las llaves para que salga agua. Camino al espejo, donde admiro mi cuerpo, mi vientre de 20 semanas, lo acaricio y sonrió, cada vez crece más mi pequeña.

Entro a la tina, es especial para mi, Elizabeth me compro una almohada especial para meterla a la bañera y recargarme ahí.

Comienzo a imaginar mi futura hija, sus ojos, ¿tendrá los míos o los de su padre?, sacudí la cabeza sacándome esa pregunta, no importa el color de sus ojos, la amare con todas mis fuerzas, luchare para que salga adelante conmigo.

-hola.-digo echándole agua.-¿cómo está mi princesa?.-Siento sus pataditas, veo el bulto y si, puedo ver cómo se mueve.-¿te gusta escuchar mi voz?.-se mueve.-y a mi me gusta sentirte, te estoy esperando, se que tú a mi al igual que tu padre, hay que ser pacientes, ¿si?.-otra patada.-Bien, te amo.

Salgo, del closet tomo una camisa de Sebastian color negra, un short pequeño. Camino por cada habitación, están listas y arregladas, la que si no lo está, es la de mi bebé, ella dormirá conmigo por un tiempo.

-ven a comer.-dice Eva, tomo asiento en la silla junto a la mesa, ya no puedo sentarme en la butaca cerca de la barra. Me sirve la comida.-la casa quedo muy bien, se parece a la de antes, ándale come, para que mi nieta nazca sana y salva.-le veo con una sonrisa y ella agacha la cabeza apenada.-¿puedo ser la abuela?.

-Eva, por supuesto.-tomo su mano por encima de la mesa.-estás conmigo cuando mi madre me abandonó.

-Ella te ama.-hago una mueca.-solamente tenia miedo de que te perdiera.

-Si, pero me hizo perder al hombre que amo.-empiezo a comer.-dos veces.

-e hizo mal.-vuelve a hablarme.-Ten paciencia y regresará, llorará y llamará para volver.

-lástima que yo no la necesito.-No dice nada.

-lo harás, por que ella te ama con todo su corazón.-la ignoro y cambiamos de tema, término de comer y lavo mi plato.

-iré a pasear, ¿me acompañas?.-asiente y nos ponemos nuestro zapatos deportivos.

Caminamos por las calles, los vecinos nos saludan y nos dan de nuevo la bienvenida, llegamos a un parque, donde hay niños jugando, perros jugando con sus dueños, tomo asiento en una banca agotada, pongo una mano en mi vientre, ya no puedo esperar para pasear a mi niña.

-la peinaré.-dice Eva acariciando un perro que vino.-.le haré trenzas, le haré su baño de burbujas como a ti te gusta.

-me la vas a consentir mucho.-reímos juntas, a los pocos metros visualizo a una pareja, jugando con una niña, me llega la nostalgia de no tener a Sebastian a mi lado, agacho la cabeza.-Hay que irnos, antes de que anochezca.

Nos ponemos en pie, vamos para mi casa, en el porche el abogado de Sebastian nos espera, en cuanto llego recupero la respiración, no puedo creer que por lo que camine ya me quede sin aire.

-Hola.-le digo estrechando la mano.

-señora Stan.-abro la puerta, entra y voy a la cocina por dos vasos de agua.-quisiera hablar con usted.

-vamos a mi oficina.-lo llevo al lugar indicado, tomo asiento en mi escritorio.-lamentó que es el desorden pero acabo de mudarme.

-descuide, seré breve.-saca un sobre, me lo entrega, lo abrí y leí la hoja que tenía adentro.

Anulación de matrimonio.

Entre
Morgan Anderson y Sebastian Stan.

Me dejo caer en el asiento, llevo la mano en la cabeza sin poder creer esto, ese maldito se atrevió a pedir el divorcio.

Pensé que lo decía de broma para apartarme, pero aquí está la demanda.

-Lo acaba de solicitar hace unos días, justo el día de su última visita.-los ojos se me empañan.-No le quitará nada a usted, al contrario, dijo que le dejara todo, también pidió que se le negara su visita.

Me entrega otra hoja, diciendo que me dará todo su dinero que logro salvar antes de ir a la cárcel, su auto, bienes entre otras cosas de valor.

-eso no me basta.-digo poniéndome de pie, guardando la hoja en mi cajón.-dígale a mi esposo que no le daré el divorcio.

-Como usted diga.-se pone en pie.-tenga en cuenta que yo solo cumplo con lo que le me ordena.

-tenemos que sacarlo de ahí en cuanto antes.-digo caminando a la puerta.-usted más que yo sabe que es inocente.

-Lo se, pero no tenemos a más personas que puedan defenderlo que no sean sus seres cercanos.-entra a su auto.

-muy bien, gracias.-se va.

Suspiro, voy a mi habitación preparando para dormir, abrazo la almohada donde él solía ponerse, deseando que él estuviese aquí conmigo.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora