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Pasaron dos días y ya era momento de que Sebastian fuera dado de alta del hospital y de Los Ángeles, estaba enfrente del lugar para subir al auto y de ahí ser enviado al aeropuerto, Elizabeth quien se negaba en dejar ir a su hijo, pero después de que él la convenciera se resignó.

-te esperare.-dijo tomando sus mejillas.-te amo mucho hijo, nunca lo olvides.-Sebastian asintió.

-no le digas nada a Morgan de esto.-no ha visto a la chica desde que ingreso, no sabe nada de sus avances, quiere verla una última vez.

-te irás y la dejarás con el corazón roto, ¿cómo quieres que la deje así nada más siendo una gran chica?.-le recordó su mamá.-me alejaré de ella para evitar esto.

-Gracias mamá.-le dio un beso en la mejilla, se despidió de sus hermanos y de ahí subió al auto con Michael.

Miro el hospital poniendo una mano, la idea de no despedirse de ella y dejarla le afectaba. Volteo a ver a su padre con desprecio, jamás había experimentado tanto odio hacia alguien en especial si se trata de su propio papá.

-no entiendo por qué te enojas.-dijo Michael sacando su celular.-si de seguro no la querías.-se quedó callado.

Se giró a la ventana hasta llegar al aeropuerto e irse a  San Francisco. Para tener una nueva vida al ser desterrado.

•••

Paso 1 semana en el que Sebastian se ha ido, Adele estaba sentada tomando la mano de su hija que aún no ha despertado, no se ha despegado de ella, solo para ir a comer o cualquier cosa que ella necesite.

Entró a la habitación Laurent, con dos vasos de café, con dos pastelitos, le tendió uno para que lo tomara, tomo asiento en el sillón de atrás.

-¿algo de Sebastian?.-pregunto Laurent hechando azúcar en su café.

-no quiero saber nada de él.-respondió amargada.-el le hizo esto a mi pobre niña.

-Si tan solo le hubieras dicho la verdad en ese día.-canturreó Laurent tomando un sorbo de su bebida.

-Entiende, le prometí a su padre que no le diría nada.-miro a Morgan, siempre que la ve le encuentra un parecido a su padre.

-pero ve a donde te ha llevado esa promesa.-dejó de beber.-a casi perderla.

-No, Sebastian la corrompió.-se puso de pie, empezó a caminar impaciente.-¡por culpa de él no despierta!.

-nadie tiene la culpa.-Laurent fallaba siempre en los intento de razonar con Adele, a diferencia de ellas dos, una no ha perdido la cabeza.

-no entiendo por qué lo defiendes.-la miro con absoluta desaprobación.-el causo esto.

-ya veo que no es fácil hablar contigo.-se puso de pie, colocó su bolso en la mano, la envoltura del pastelito la tiro a la basura y el café lo tomo en su mano. Camino hacia ella.-lo único que puedes hacer es que cuando ella abra los ojos, le digas la verdad.

-¿y si me odia más?.-ella negó poniendo una mano en su hombro para apoyarla.

-conozco a mi ahijada.-le sonrió.-en ella no cabe el odio.

Un quejido hizo ruido en el silencio que se formó, ambas se separaron y miraron a la cama, estaba despertando. Hizo muecas ya que le dolía el cuello, falló cuando intento acomodarse, su mano enyesada le impedía hacerlo.

-Voy por el doctor.-dijo Laurent y salió de la habitación , Adele se acercó a su hija, la miraba asustada y confundida.

-Mamá.-dijo con la voz quebrada y ronca.-¿donde...

-estás en un hospital.-tomo su mano.-tuviste un accidente pero estás bien, lo que tienes en el cuello es para que se acomode.

-¿donde esta Sebastian?.-Adele se quedó callada, apunto de decirle el doctor entró con unas enfermeras.-Mamá, dime por favor, ¿esta bien?.

-señora, ¿podría salirse por favor? Le haremos una revisión a su hija.-Adele hizo caso.

•••

Morgan

Con la revisión que el doctor me hizo todo indicó que estoy bien, claro; tenía que descansar y no hacer mucho esfuerzo para que mi brazo y cuello se arreglen, la venda que tenía en la cabeza la debo conservar por 1 semana mínimo por la cicatriz que se formo en mi cabeza.

No he sabido nada de Sebastian, debe seguir aquí o quizá ya fue dado de alta, ahora estaría en casa, la puerta se abre dejando ver a Michael. A lo mejor viene a reclamarme por lo que ocasionó su hijo.

-Señor, Stan.-dije, mi voz era quebrada y ronca.

-¿cómo estás?.-pregunto tomando asiento.

-pues, bien.-levante los hombros, hizo una media sonrisa.-¿Y Sebastian?.-ajustó su corbata, tomo una postura más cómoda.

-el está bien, igual con un brazo enyesado.-suspire aliviada.-pero lo envié lejos.-abrí los ojos de golpe, ¿a donde diablos?.-No creas que hice ese por arruinarte, pero el doctor recomendó otro hospital.

-¿por que?.-presione un botón para acomodarme.

-Una prueba de drogas.-dijo tomando asiento.-Era eso o que se fuera preso a la cárcel.-asentí, que yo sepa un hospital para que te rehabilites no están mal.-ademas para recuperar el movimiento de su brazo.

-¿y a qué hospital fue?.-pregunté.

-En Seattle.-Eso es lejos. Y no me dejaran visitarlo.-.estará ahí unos meses, si se porta bien saldrá antes.-se puso de pie y camino hacia mi.-me alegro que estes bien.

-Gracias.-sonreí. Salió de la habitación.

Hice un puchero, al menos quería saber si él me visitó en lo que yo estaba dormida. Pobre de el, no quiero imaginarme el regaño que recibió por mi culpa, más que nada el que mi madre le dio.

Me recuesto en la cama para empezar a dormir, tal vez ya lo hice demasiado, pero quiero hacerlo. La imagen de Trevor viene a mi mente, con su navaja en mi cuello, pase una mano por esa zona, termine tocando el collarín, la carrera en la moto acuática, el momento en el que él nos empujaba, yo luchando por salir a respirar pero termine hundida.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora