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Ordenaba la cocina después de almorzar por un sábado en la mañana, Sebastian fue a casa de un amigo, abrí el refrigerador, hacían falta cosas, por lo que me fui a cambiar para ir al supermercado.

No sin antes llamar a Stacy si quería venir conmigo, la cual dijo que si sin dudar. Tenía puesto una chaqueta de mezclilla con una blusa negra, pantalones negros y del mismo color eran los tenis.

Tocaron la puerta, al abrirla Stacy miro el apartamento impresionada, es la primera vez que lo ha visto. No entro por que yo la moví para salir.

-linda casa.-dijo cuando ya nos estábamos subiendo al auto.

-Gracias, es la que mi padre me dejó.-dije abrochándome el cinturón, encendió el auto y manejo hacia el supermercado.

-¿y como les va?.-me pregunto, saque mi teléfono para ver la hora.

-bien.-dije la verdad.

Llegamos al supermercado, tome el carrito del super, hecho lo que hace falta en el apartamento, productos de limpieza, de aseo personal, comida, cereales, entre otras cosas más.

Entre al pasillo de los helados, tome uno de caja grande sabor a chocolate, una señora me sonrió, tenía el cabello castaño brilloso y los ojos azules, se me hizo reconocida, la he visto antes pero no recuerdo en qué lugar.

-¿y Michael no los ha molestado ni Adele?.-negué agarrando otra nieve pero esta vez de vainilla.

-No, bueno, al menos a mi, Sebastian no me ha dicho nada.-me fui al lado de las bolsa de papas, tome una bolsa y sentí que alguien me tocó el hombro.

-Disculpa.-giré para ver quien me habla, era la señora que estaba con nosotras en el pasillo.-¿esta hablando de Sebastian Stan?.-asentí, mire a la señora detalladamente.

Ya se quien era, es su madre, la recuerdo bien en la fotografía que Sebastian guardaba en su maleta, y como no, es idéntica a la de la fotografía.

-¿es su madre, no?.-asintió con una sonrisa.-soy Morgan, hija de Adele.

-lo se.-miro a su alrededor.-¿él está contigo?.-negué y ella suspiró aliviada.-quisiera verlo, pero Michael no me...

-No se preocupe por el.-asegure, saque una pluma de bolsa y una hoja de mi pequeña libreta. Anote mi número de teléfono.-mañana, a las 2 de las tarde en el muelle de Santa Mónica, podrá verlo.

-¿él querrá verme?.-sonaba insegura, tome su mano.

-me encargaré de eso.-ella sonrió.-soy Morgan...

-Elizabeth.-estrechamos las manos, es una mujer amable.-¿Como me reconociste?.

-el tiene una foto suya en una maleta.-hizo un leve puchero, debe ser fastidioso para ella no ver a su hijo.-y se parecen un poco, la recuerdo muy bien.-ambas reímos.

•••

Guardaba las cosas en el refrigerador mientras que él hacía la cena, aún no le mencionaba lo de su madre, quien sabe si este de humor para querer verla. La televisión era el único que emitía ruido en la casa, estábamos tan enfocados en lo nuestro.

-conseguí empleo.-dijo Sebastian, termine de guardar las cosas para acercarme a él.

-¿de verdad?, ¿en donde?.-lo ayude a él en la cena, así terminando más rápido los dos.

-un amigo me dio empleo en la empresa de su padre.-colocamos los platos en la mesa y empezamos a comer.

-¿Sabes que no era necesario?.-dije con voz cálida.-.no tengo problema en compartir mi dinero contigo.

-No, Morgan, yo si tengo problema.-tomo un trago de cerveza.-ese dinero es tuyo y tu padre te lo dejo, no es justo que yo esté de mantenido.

-Bien, sólo espero que te den un buen horario.-el asintió, aún no le mencionaba lo de su madre, no quería que se enojara o quizá no aceptara.-you en el supermercado mire a tu madre.-dije evitando su mirada, escuche como dejo su caer sus manos en la mesa.

-¿Como sabes que era ella?.-lo mire, su quijada estaba apretada, sus ojos eran profundos de seriedad.-pudo ser otra mujer.

-ví una foto de ella en tu...maleta.-respondí, miro la mesa como si fuera lo más entretenido.-te quiere ver, Sebastian...

-No.-se puso de pie, tomo su plato para llevarlo a la barra.-no quiero hacerlo.

-No te estoy preguntado, dije que vas a ir.-lo seguí, estaba ignorándome.-mañana la veremos en el muelle de Santa Mónica a las 2 de la tarde...¡E irás conmigo!.

Lanzó la botella al suelo, di un salto por el susto y algunos vidrios se expandieron por el piso, no dije nada, simplemente me fui de ahí, entre a la habitación por una almohada y una cobija del closet, de nuevo fui a la sala y le lanzó las cosas al sillón. No quiero dormir con él estando amargado.

•••

No podía dormir, mi sueño estaba ligero como una pluma, me acostumbré a dormir con Sebastian en estos días, aunque no me abrazaba demasiado, me gustaba sentir su cuerpo con el mío.

Escucho que alguien abre la puerta, sabía que era el, lo ignoro por estar viendo el techo. Tomo asiento en la cama y puso su cabeza en mis muslos, lo mire por unos segundos, él también miraba el techo tan serio y entretenido, seguí su misma acción.

-¿A qué hora dices que la veremos?.-me incorpore para poder estar mejor.

-a las 2 de la tarde.-hice una media sonrisa.

-Hay que ir.-sonreí victoriosa, estaba apunto de darme un beso pero lo detuve.

-¿Recogiste lo que tiraste?.-negó, señale la puerta muy autoritaria.-ve a limpiar y regresas.

-Te odio.-dijo robandome un beso, le lanzó una almohada pero no le atiné. Salió de la habitación mucho antes y se fue para ir a limpiar el desastre que hizo en la cocina.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora