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Mi madre había llegado a Portland con Michael, para ayudar a mis tías con las preparaciones, la boda se llevaría a cabo en dos días, por lo que Sebastian y yo estábamos empacando.

-¿Como es tu prima?.-lo mire mal, guarde mi ropa en la maleta color morado.

-¿por que quieres saberlo?.-deje de doblar la ropa y me gire y el estaba riendo.-no es un chiste lo que te pregunte.

-perdón, quise decir como son tus tías, primos, las personas que conoceré.-se corrige para no regañarlo.

Le dije como era cada uno de los que conocería en esa boda, platicando detalles, sucesos, como son de carácter, con quien debe tener cuidado y esa es con mi prima.

-Y ten cuidado con mi prima Audrey.-termine de empacar mis cosas.-se va a casar pero no significa que no ande de zorra.

-Morgan, es tu prima.-me puse a reír.

-Beso al chico que me gustaba a mis 13 años.-abrió los ojos sorprendidos.

-Creí que era el único.-abroché mis tenis soltando una risita

-yo tampoco era la única.-baje la maleta de mi cama, me miraba con las cejas levantadas.-¿o no?.

-mejor ya vámonos.-dice.

Ambos bajamos para subir todo al auto, tome varios bocadillos de la cocina, de todos modos nos íbamos a detener en una gasolinera para comprar unas cosas.

Subí y me abroché el cinturón de seguridad, encendió el auto y empezó a manejar hacia las afueras de Los Ángeles. Eran las 6:30 de la tarde, iríamos llegando para el amanecer, eso si Sebastian no tiene sueño en el camino, tome una cobija y me cubrí con ella.

-no te duermas.-me regaño Sebastian.-necesito una compañera en el viaje.

-Seré tu compañera en todo momento si es que así lo deseas.-El no sonrió, creo que me precipité.

Abrí la ventana para que entrara el aire, mi cabello estaba siendo alborotado por la corriente de aire.
Me acomode para tener una vista mejor de Sebastian, con su chaqueta negra que hacía juego con el Mustang negro, era tan perfecto.

Nos detuvimos en una gasolinera, dejó que el tanque se llenara, bajamos para comprar algo para comer en el camino.

Tome unas cuantos hot cheetos y una coca cola, y en el área de comida, agarre tres burritos y papas fritas, el tomo una cajetilla de cigarrillos, una bebida energética con unas frituras.

Me acerqué a la caja para pagar, el chico que estaba atendiendo me miraba fijamente, con una sonrisa ladeada, sólo sonreí por cortesía mientras cuanto tenía que pagar.

-¿De viaje?.-asentí, puso todo en una bolsa.-¿Que hace una hermosa como tu viajando sola?.

-no viene sola.-Sebastian llegó tomándome de la cintura, me quede callada.-cóbrate esto también.-El chico de la caja se le borró la sonrisa.-¿Que le ves a mi novia?

-son 25 dólares.-Sebastian le dio el billete, decidí tomar la bolsa e irme al auto.

-Te hice una pregunta.-me voltee sorprendida y vigilando que no lo golpee.

-Sebastian, vámonos.-El chico lo ignoro, pero él le tomo la camisa y lo acercó a él.-¡No!.

-Nada, no le vi nada.-me acerque a él para soltarlo, lo soltó pero yo me fui caminando rápido.

-¡no puedo creer que hayas hecho eso!.-exclamé furiosa llegando lo más pronto posible al auto. Ambos entramos y encendió el auto para avanzar e irnos de ahí.

-¿Acaso no viste como te miraba?.-abrí la bolsa de Cheetos, para meterme una a la boca.-por Dios, y tu ahí sin decir nada.

-Solamente estaba siendo amable.-respondí.-algo que de seguro no conoces, amargado.

-Claro, como en Año Nuevo, bailando con ese niño estrella por "amabilidad" ya mejor di que te gustaron.-deje de comer por lo que me dijo.

-Detén el auto.-dije furiosa, el no hizo caso.-¡Detén el auto!.-se orilló y detuvo el auto.-De aquí en adelante yo me sé el camino a la casa de mi tía, vuelves a decirme algo así y me voy sin ti.-me defendí recalcando, el estaba serio con la mandíbula apretada.-y no me importa si me canso en el camino.

Siguió avanzando ahora sin decir nada, así fue todo el viaje. Hasta que anocheció y él decidió pasar la noche en un hotel, baje una maleta, nos acercamos a recepción.

-Dos habitaciones por favor.-lo mire, dormiremos en habitaciones separadas todo por una pelea. Le entregaron las llaves y me dio una, me tocó la 56 y a él la 57.-nos iremos a las 9 am.-entro a su habitación.

Deje todo en mi cama, la cual era grande, primero entre a darme una ducha, al salir me puse mi pijama y me acosté, tome la bolsa de la gasolinera, puse una película.

Después de comer 3 burritos, era hora de dormir, pero no podía hacerlo, lo quería a mi lado, no me gusta estar enojada con él y el conmigo, no sabía como hacerle entender que el es todo lo que quiero.

Salí de la habitación y mire la de el, dude en tocar la puerta, a lo lejos mire unas escaleras que daban a la terraza, camine hacia ellas y subí.
Había cobijas tendidas en el suelo, unos cables que no están enchufados, los conecte y unas luces se encendieron, se miraba hermoso. Corrí a mi habitación para tomar lo que compre, subí de nuevo, esta vez con mis cosas.

En las cobijas tendida en el suelo, me acosté mirando al cielo estrellado, recuerdo que cuando mi mamá me regañaba, mi padre me llevaba al jardín de noche y mirábamos las estrellas juntos.

Escuche pasos provenientes, de las escaleras, después alguien apagó las luces y se acostó a mi lado. Era Sebastian quien estaba todavía con su chaqueta.

-¿No tienes sueño?.-me pregunto, seguía mirando el cielo.

-Solo estaba aburrida.-respondí, en eso siento como el tomo mi mano.

-Sabes...que te...-lo mire a los ojos, él me miraba fijamente.-Perdón por lo de hace rato.

-Descuida.-sonreí, sus ojos se iluminaron.

Mire más estrellas en sus ojos que en el cielo.
Me acerque a él, acostándome en su pecho, ahora ambos mirábamos el cielo, estaba quedándome dormida, en eso el se mueve.

-vamos a dormir, no por nada pague por dos habitaciones.-me ayudo a ponerme de pie.

-pues tu para que pedías dos.-bajamos las escaleras, entramos a mi habitación, no sin antes pasar por sus cosas a su cuarto.-todo por tu berrinche.

-veré como le hago para que no nos cobren demasiado.-dijo.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora