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Habían pasado 2 increibles meses, en las cuales pudimos pasar por desapercibidos. Me hacía sentir bien, la adrenalina se siente estupenda, había veces en las que me sentía mal por ocultarle esto a mi madre, Sebastian hablaba conmigo y decía que todo estaría bien, que no debo preocuparme ya que eso estropearía lo nuestro.

Sebastian aveces era frío, pero yo siempre estuve ahí para hacerlo reír y lo lograba. No vamos a cines tomados de la mano, a la playa a pasear, darnos muestras de cariño en publico, excepto Stacy, ella sabe lo nuestro.

Ambos estábamos abrazados, antes de que todos despertaron el se había acolado a mi habitación, ahora ya no le pongo llave a mi puerta, lo tenía muy abrazado, el peinaba mi cabello todo despeinado.

-Pareces una bruja.-le di un golpe con una almohada, lo solté para después ponerme de pie.

-Y tu...-no encontraba un insulto para decirle en la cara, apreté los puños y me ganó la risa, el era perfecto en todo los sentidos que no podía decirle nada y justo en estos momentos él se miraba fresco.-Eres un inútil.

Me abrazo, capture sus labios, al principio era un dulce beso, de mi boca paso a mi cuello, la cual cerre mis ojos, sólo que no estaba segura, se siente bien pero...¡Dios!, esto te enciende.

No dejes que te besen en el cuello...Si no valiste madre.

Las palabras de mi abuela resonaron en mi mente, comenze a alejarlo con lentitud, fingiendo que escuché algo, él estaba confundido y yo me sordeaba.

-¿Escuchaste eso?.-me miró unos segundos.-mi mamá ya despertó, debes irte.-lo lleve a la puerta, quería hablarme pero no lo dejaba.-ve a cambiarte, yo haré lo mismo, te veo abajo.

-¿No te puedo ver?.-cerré la puerta riendo.

Me mire en el espejo, ese maldito me dejo una marca. Cambie mi vestuario por un pantalón azul, blusa negra y una bata color amarilla con flores. Baje las escaleras, no me equivocaba de que mi mamá había despertado junto con Michael.

-Buenos días.-dije sonriendo, tome asiento en el taburete cerca de la barra.

-Buenos días.-me respondió Michael, Sebastian entró a la cocina y tomo asiento alado de mi.-Buenos días, hijo.

-Hola.-dio un mordisco a su tostada con mantequilla. Mi mamá abría un sobre, sus cejas estaban fruncidas y yo miraba expectante y empezaron las suposiciones, ¿y si alguien ya fue de chismoso con lo nuestro y lo que ve son fotografías?.

-Me invitaron a un curso.-sonrió mirando la carta.-Irán psicólogos y pedagogicos reconocidos, es para entender a los jóvenes de hoy en día.

Le conviene ir.

-Me alegro de que seas una de ellos.-le dije sonriendo.

-Felicidades, señora Anderson.-dijo Sebastian, lo mire y tenía una sonrisa.

-Gracias.-abrazo a Michael.-Podemos ir tu y yo.-el asintio convencido a la propuesta.-¿Morgan, Sebastian, estarán bien? Saldré en una semana y ustedes ya se cuidan solos.

-Por supuesto.-respondió, tomo mi mano por debajo de la mesa.

-bien, te dejaré las llaves del auto por si las ocupas.-salió de la cocina.

Ambos terminamos de almorzar, salí de la casa para subirme al auto de Sebastian, manejo hasta la Universidad, como siempre tomaba mi mano con su mano derecha.

***

Como en cada descanso que tenía en la Universidad, estaba sentada con Stacy, todos los días es así.

-¿Así que Sebastian te beso más de lo que esperabas?.-asenti con la mirada baja, se hecho a reír, por lo que levante la mirada, ahora Stacy se ha vuelto como mi psicóloga de relaciones .-Morgan, eso no es nada, mientras no te obligue a algo que tu no quieras hacer.

-¿Cómo supiste que ya era el momento adecuado?.-suspiro y se acomodo, pude notar que me dará un buen argumento.

-no lo sabía, sólo paso.-parecía estar segura de lo que dijo.-Sólo se que quería hacerlo, que estaba segura, si al final el idiota y yo terminamos pero...fue un gran momento.

-¿Y a ese idiota lo amabas?.-agachó la mirada, y sonrió.

-Si, sólo que no todo es permanente.-tomo un sorbo de su soda.-Te recomiendo que tengan momentos íntimos, para que así sientas pues...eso, consigue experiencia con el.

-Ok.-se sentó a mi lado.

-Eso si, no te sientas presionada, todo es a su tiempo.-levantó la mano.-Y que no te obligue hacer algo de la cual tu no estés segura.

-Bien.-me abrazo, acarició mi espalda y cabello. Stacy es una gran chica, y esperaba que algun dia encontrara a alguien que la ame demasiado, tal vez y yo le dé consejos a ella, aunque se que no los necesita por que es una mujer inteligente.

****

Miraba el techo de mi habitación, llevaba así como 2 horas sin poder dormir, son las 3 de la madrugada y seguía con energía, lo bueno que ya es sábado.

Baje a la cocina para tomar un vaso de leche, estaba muy concentrada mirando la puerta de cristal que estaba enfrente de la mesa donde comemos, los árboles, enfocada en el silencio que la fría noche ofrecía y que podía apreciar.

-Creí que era el único que no podía dormir.-di un saltito haciendo que una gota de leche cayera al suelo. Bien dicen que a las 3 de la noche aparecía el diablo, bueno pues...Sebastian estaba atrás de mi.

-es sábado, se supone que no duermes.-lo voltee a ver, estaba sin camisa, con su pants gris, me acerqué a él, tomo mi vaso y dio un trago.

Su mano tomo mi nuca con cuidado, para atraerme hacia el y besarme, retrocedi hasta que mi trasero golpeara el frío mármol de la barra. Levantó mi cintura y me senté, nos separamos para poder tomar aire.

-Sebastian, yo...-balbuceo, me miró pasando un mechón detrás de mi oreja.-Quiero...

-Lo se.-beso mi mejilla.-Te daré el tiempo que necesites, sólo...déjame probarte.-me miró a los ojos, abrí un poco las piernas.

Levanto mi blusa holgada, deslizó mi short de tela delgada, junto con mis bragas, se agacho y beso mi entre pierna, solté un suspiro, cerré los ojos cuando sus labios tocaron mi zona, lentamente me fui hacia atrás, un escalofrío recorrió mi espalda por el mármol.

Soltaba ligeros gemidos, se sentía tan bien, todo mi cuerpo estaba hundido en el placer, placer que el me causaba, sentí una sensación de querer liberarme, jadeo en mi lugar desesperaba, las manos de Sebastian se colocaron en mi cintura. Cerré los puños, estaba cerca de obtenerlo, tome la mano Sebastian, con mucha fuerza, abrí los ojos y me encontré con su mirada llena de lujuria, gemi casi audible cuando me guiño el ojo y beso con intensidad mi zona, otra vez me recoste, jalaba de mi blusa y escuchaba como la tela estaba apunto de romperse.

-Sebastian.-gemi, carajo esto es el cielo.

-Hazlo, cariño.-continuó con lo suyo, entonces me solté, un ligero temblor recorrió mi cuerpo, cerré mis ojos y entonces Sebastian me beso, pase mis dedos por su cabello.

-Duerme conmigo.-asenti sonriendo, me baje de la barra y me puse mi ropa.

Carajo, si que es bueno..

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora