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Hoy es mi último día en el hospital, mi madrina Laurent me ayudaba a colocarme la blusa y mi pantalón, incluso con los zapatos. Ahora mismo me sentía como una inútil, no podía hacer nada sin que ella y mi madre se preocuparan.

La puerta se abrió, mi mamá y Michael entraron con bolsas de comida, recién traficada al hospital, podía distinguir que eran papas fritas. Puso las bolsas en la mesita de enfrente y se acercó para ayudarme con el último zapato.

-Mamá, yo puedo hacerlo sola.-dije pero pareció no importarle.

-No, yo sé que no puedes, por lo que también te vendrás a casa conmigo.-abrí la boca para hablar.-y nada de que no.

-Mamá, en el departamento están mis cosas, no puedo dejarlas ahí nada más.-tome asiento, aveces discutir con Adele me tiene cansada.

-por eso mande que a trajeran tus cosas a la casa.-sacó la bolsa de papas fritas y me las entregó, no sin antes hecharle ketchup.

-pero las cosas de Sebastian están ahí.-guardo silencio unos segundos.

-Elizabeth los tiene en su casa, fue amable en guardarlos.-asentí metiendo una papa en mi boca.

-bien, sólo hasta que me recupere.-asintió.-ya estoy grande como para vivir en tu casa.-se acercó a mi para abrazarme.

-también es tuya.-sonreí, me alegra sentir que aún soy bienvenida.

Salimos del hospital, subí al auto donde el chofer nos esperaba. Llegamos, la casa cambio, antes de irme recordaba el color más triste, ahora está pintada de los mismos colores pero más vivos, el jardín sigue verde y las flores tan llenas de vida.

Es como si se alegraran por que llegue.

Baje y camine hacia la entrada, mi madre abrió la puerta, todo sigue igual, subí a mi habitación y al entrar ya todo estaba en su lugar. Salí de ahí para ir a paso apresurado a la de Sebastian.

Esperaba encontrarlo ahí, encontré todo vacío, se que va regresar en cuanto se recupere, y esta vez nada ni nadie nos va separar.

-¡Morgan!.-gritó mi mamá, salí de la habitación y cerré la puerta, baje las escaleras, mi abuela estaba ahí, corrí para abrazarla.-¡Con cuidado te vas a lastimar!.

-Adele no exageres.-me defendió, al soltarla sujeto mis mejillas en sus manos, pasó una por mis hematomas y rasguños de mi cara.-¿que vamos a comer?.-pregunto caminando a la cocina.

-compramos comida rápida, suegra.-habló Michael halando una silla, para que cada una de nosotras tomara asiento.

Laurent entró con las latas de refresco en una charola, las colocó en el centro de la mesa, mi mamá fue la que dio las gracias por la comida. Empezamos a comer.

-Adele.-habló Laurent, mi mamá se quedó apenas de pasarse la hamburguesa dentro de su boca.-creo que debes decirle algo a Morgan.

Mi mamá se pasó la hamburguesa y tomo un trago de soda, deje de comer, o más bien dejamos, excepto mi abuela, ella seguía comiendo.

-Tu padre fue el amor de mi vida, así como lo es ahora Michael.-habló nerviosa.-el fue diagnosticado, y el sabía desde adentro lo que iba a pasar, yo estaba con él todo el tiempo y creo que eso le fastidio.-empezó a derramar lágrimas, las limpiaba a cada rato así que tome su mano.-por lo que me dijo que tuviera a alguien más, que saliera con él.

-¿conocías a Michael desde hace tiempo?.-lo voltee a ver.

-si, pero yo quería estar con tu padre, hacerlo el hombre más feliz antes de que él partiera.-las lágrimas también se aproximaban en mis ojos.-El insistía y yo decía que no, supo que no ganaría, me dejo estar con el, el día que fuimos a la playa, en la lancha ya sabía que su hora estaba por aproximarse.

No pude evitarlo, ya estaba derramando lágrimas, mi madrina me abrazo por detrás.

-El se fue, yo me di tiempo en superar la muerte de tu padre, conocí más a Michael, yo no rompí su matrimonio, toda relación tiene su diferente fin.-limpio su rostro.-te pido que me perdones por ocultar la verdad.

-No tienes por que.-sonreí, alguien aplaudió, mi abuela seguía comiendo y no emitía ninguna palabra.

-¿podemos seguir comiendo?.-pregunta, ay mi abuela, tan imprudente como siempre.

-ya casi se acaba todo.-dijo mi madrina.

-No del todo, tampoco soy gacha.-todos reímos, seguimos comiendo.

Solo me hacia falta el, espero que esté bien en el lugar en donde se encuentre. Quiero que llegue ya, lo necesito, lo tengo clavado en mi piel.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora