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Ghosted- Get Some

Estábamos caminando hacia los miradores en el muelle de Santa Mónica, teníamos gafas de sol, supuestamente para no ser vistos por nadie más. Mirábamos a todas partes y no había señales de Elizabeth, tenía esperanza de que vendría, en cambio Sebastian, parecía desanimarse al no verla.

-¿y si no viene?.-pregunto de nuevo, rodee los ojos ya cansada de que me preguntara como 5 veces.

-va venir.-dije sacando mi teléfono, eran las 02:20, mire de nuevo a los lados, después dirigí mi vista hacia el mar.-a lo mejor y se le hizo tarde o quiere lucir bien.

Mil cosas se me vinieron a la mente, mi mamá, lo que estará haciendo y él como estará, ¿en verdad no sospecha que estoy aquí?, veo que no le importo por que no me está buscando.

Sentí que me tocaron el hombro, gire a verlo, miraba a una mujer que estaba buscando a alguien, era ella con un pantalón de mezclilla, con una blusa color rosa, se detuvo al vernos. Sebastian y yo nos quitamos los lentes, era ella.

-Mamá.-dijo acercándose a ella, se quedó de pie frente a ella unos segundos, la estaba dejando a bajo respecto a la estatura.

-estás ya muy alto.-acaricio su mejilla para después abrazarlo.

Sonreí satisfecha, pude hacer que se vieran de nuevo, y de una buena manera, se separaron para que Elizabeth me saludara a mi.

-Mamá, ella es Morgan, mi...-dudo en decirle o no, yo lo mire animándolo.-mi novia.

Abrió los ojos sorprendida, nos quedamos callados hasta que soné mis palmas para sacarla de su transe.

-¿Que tal si vamos a comer?.-asintieron, entonces fuimos en busca de un lugar.

Tomamos asientos, ordenamos la comida y esperamos, ninguno decía nada por la incomodidad, yo esperaba otra cosa, como que me dijera que estaba súper feliz de que yo sea la novia de su hijo o algo así.

-¿Cuanto tiempo tienen como novios?.-pregunto por fin Elizabeth.

-vamos para 8.-respondió Sebastian. Asintió convencida.

-¿Y lo sabe tu madre y lo sabe tu padre?.-nos miro a los dos, asentimos cabizbajos.-¿y que les dijeron?

-Bueno pues mi maldito padre me hecho de la casa.-respondió con desagrado.

-yo no podía dejarlo solo.-Tome su mano.-vivimos en el apartamento que me dejó mi padre cuando falleció.

-Bueno, por lo menos están bien.-sonrió, nos trajeron nuestras comidas.-me alegro que te separaras de tu padre, pero...¿no los ha molestado?

-Ammm no.-respondí.

-Bueno, pues estén precavidos, por que cuando me separe de él, hubo momentos en el que él me molestaba, enviaba hombres a intimidarme, por eso me fui alejando del radar, lo siento hijo.-tomo la mano de Sebastian.

-Descuida, ¿y mis hermanos?.-oh cierto, sus hermanos.

-están en casa, no los pude traer por qué no querían correr el riesgo de encontrarse a Michael.-no podía creer que hasta ellos le tenían miedo.

-¿y porque no vamos con ellos ahora mismo?.-sonó entusiasmado.

-Te llevaré, sólo dame tiempo para preparar algo, ¿no piensas llevar llevar a tu novia a mi casa sin una cena preparada?.-soltamos una risa en la mesa.

Terminamos de comer y era hora de irnos, caminamos hasta el estacionamiento para marcharnos, caminábamos lento para poder hablar , la acompañamos a su auto.

-Fue un placer verte mi hombresote.-pellizcó su mejilla como si fuera un bebé, solté una risa.-Adiós, Morgan, cuídense.

-adiós mamá.-la abrazo y después yo.

-Gracias.-susurró en mi oído.

-no hay de que.-respondí

Subió a su auto y se fue, el y yo nos quedamos unos segundos mirando alrededor, no entendía que era lo que buscaba.

-¿nos subimos a un jet ski?.-reí por su comentario.

-Ni loca.-camine al auto, entre y él me siguió.

•••

Entre a la cocina por un vaso de jugo, tome un vaso y saque la jarra del refrigerador, me serví un poco, estaba apunto de irme cuando sentí que me acabo de pinchar un dedo. Ese niño no limpió bien el vaso que rompió anoche.

-¡Seb!.-grite, él salió del cuarto, me miro y después mi pie.

-¿qué pasó?.-puse los ojos en blanco, se acercó a mi para tomarme de la cintura y subirme a la barra, tomo mi pie y miro la gotita de sangre. Con un algodón limpio la gota y me coloco una curita.-qué exagerada eres.

-Es tu culpa.-recalque, mirándolo desafiante a los ojos.-Si limpiarás bien...

-Ya, ya.-me dio un beso.-¿Que te parece si jugamos un rato?.

-¿a que?.-pregunté curiosa, beso mi cuello haciéndome suspirar.-Sebastian, no, ¡mi pie!.

-¿por que?.-sonó desesperado, empezó a besarme más insistente.

-por que...tenemos vecinos y nos escucharán.-parecía no importarle, reí cuando sus besos me dieron cosquillas.

-pero tú no eres inquilino.-me recordó, carajo, lo olvide.-puedes hacer el ruido que tu quieras, y eso te lo dije la vez pasada.

-Mierda, lo olvide.-hice un puchero, baje de la barra dando un salto, cuando intenté salir de ahí, tomo mi cintura.

-Al carajo los vecinos.-beso mis labios con necesidad. Me rendí ya que a él jamás le gano en estos temas.

Tome su cuello para acercarlo a mi, mientras me besaba, pase mis manos a su pijama, me ayudo en el proceso y bajo sus pantalones. Me dio la vuelta y me inclino hacia la barra, mi mejilla tocó el frío mármol.

-Dime cuando quieras que pare.-susurró en mi oído, dio una leve palmada.-¿quedó claro?.

-si.-dije en un susurro. Bajo de mis bragas, en ese momento empecé a ponerme nerviosa.

Entró en mi con delicadeza, cerré los ojos y me aferré al mármol, él soltó un gemido. Entraba y salía de mí con lentitud, lo que era dolor poco a poco fue convirtiéndose en placer.

Se dejó de delicadeza y comenzó a cogerme de verdad, con una mano acariciaba mi muslo, y con la otra tomaba mi espalda, gemía audible, hasta creo que estaba siendo escuchada por los vecinos.

-mierda.-exclamé, entró en mi con dureza. Me levante y beso mi cuello.

-¿quieres que me detenga?.-no podía contestar, mordía mi mejilla para que no gimiera tan fuerte. Embistió con fuerza.

-No.-Gemí, estaba tan cerca de mi esperado orgasmo, sujeto mi cuello y me pego a él.

-Córrete para mi.-dijo en mi oído, rato después hice lo que él pidió. Se separó de mi, mis piernas flaquearon casi haciendo que me tropezara, mis muslos me dolían.

Me cargo en sus brazos y me llevo a la habitación, lo miraba mientras él caminaba, era ta perfecto, todas sus facciones de su rostro, me tenía loca, tan enamorada de el.

Mientras él me sujetaba en sus brazos me ponía a pensar en qué pasaría si me soltara mi mano, ¿a donde iría?, ¿que será de mi sin el?. Me deposito en la cama y me dio un casto beso para después acostarse a mi lado.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora