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Había llegado Diciembre, Sebastian y yo salimos de vacaciones de la universidad, mi mamá esta vez no quería salir a viajar como siempre lo solíamos hacer ella y yo, lo hacíamos para poder divertirnos más y llenar el vacío que mi padre dejó, pero esta vez no estábamos solas, ella tenía a su novio y yo al mío a escondidas.

Me encontraba descansando en mi cama, escuchando música, acariciaba mi cuerpo extrañando el toque de Sebastian.

Anteriormente...

Me aseguraba de que todo estuviese en su maleta, camisas, pantalones, bóxers, cepillo de dientes. Mire que había un cierre, lo abrí para ver si podía echar más cosas, pero encontré fotografías, de su mamá, hermanos y una mía, mi corazón se aceleró.

-Creo que no me falta nada más.-entro Sebastian metiendo un suéter en su maleta.

-Quisiera ir contigo.-hice un puchero.-Pero mi abuela se quedará todo este mes.-cerré su maleta.

-Vendremos para navidad.-tomo mis mejillas.-mi padre quiere ver unas cosas de la empresa y ya sabes, debo aprender de mi legado.-asentí, le di un beso. Después lo abrazo inhalando todo su rico aroma.

Ahora...

Hoy es Navidad, y debe estar en camino, no me ha hablado en una semana. Empezaba a imaginar lo peor que pudiera estar pasando, que estuviese con una chica, o en su avión estrellado.

Sacudí la cabeza cuando mi madre me llamaba, tengo que borrar esos pensamientos que no eran buenos para mi.

-ya falta poco para la boda  de Audrey.-dice mi mamá arreglando la mesa con Eva.-Sigo sin poder creer que se casara.

-Y de blanco.-reí por su comentario.-Será mi nieta pero es una hija de...

-Abuela.-la llame antes de que se le soltara la boca de más.-Es tu nieta, y es mi prima de la que estás hablando.

-Da igual.-tomo un trago de vino.-Hable con tu madrina y dijo que ira.-Sonreí inevitable.

Hace demasiado tiempo que no la miraba, ella se fue un tiempo a México cuando mi padre se murió, casi no se hallaba sin él. Adele le dijo que estaría bien si se iba, que nosotras estaríamos bien.

Cuando termine de comer me fui a mi habitación, ningún mensaje de Sebastian, empezaba a preocuparme. Tal vez su padre lo mantenía ocupado trabajando y eso le impedía su comunicación conmigo.

***

Acomode mi cabello después de ponerme mi diadema color rojo, mi vestido color rojo con un listón verde rodeando mi cintura, baje los escalones, no había nadie, Adele y la abuela ya se encontraban en la mesa, cabizbaja me fui a sentar, el hecho de que él no estaría para estas fechas lograban hacerme sentir triste.

Por eso siempre salía de viaje con mamá, aunque ella se esforzaba, aún sentía la tristeza en mi. Estaba apunto de comer cuando la puerta fue abierta, entro Michael con su chofer, cargando unas maletas, mire hacia la puerta esperando a que entrara, no podría lanzarme a sus brazos por alegrarme de que llegara con bien, tengo toda una noche para hacerlo y quizá toda la eternidad. 

Entro, así como llego a mi vida, por esa puerta, pero esta vez con una sonrisa al verme, tenía puesto un traje verde pero debajo del saco tenía una camisa negra de cuello de tortuga, tan guapo del mira, subió las maletas y después bajo para sentarse a mi lado. Debajo de la mesa tomo mi mano, le sonreí y él se acercó a mi oreja.

-Te ves hermosa.-susurró, la piel se me erizo por su tono.

-Lo elegí pensando en ti.-me separo de él.

Todos empezaron a comer, compartimos sucesos que pasaron en el tiempo que ellos no estuvieron. Sebastian hablaba muy poco siendo interrumpido por su padre, "esto va pasar" me decía a mi misma por que podía ver como su quijada se tensaba cuando era interrumpido, tomaba su mano y la acariciaba para que se tranquilizara.

-Amor.-mi mamá le hablo a Michael.-en febrero se casará una de mis sobrinas, y me preguntaba si querías ir conmigo para presentarte con mis hermanas.-El asintió tomando su mano, sonreí por que eso significaba que Sebastian también irá.

Terminando de comer fuimos a la sala por que ya era hora de abrir los regalos, tome los míos, que eran 3, uno era entre mi abuela y mi madre, uno que me regaló Michael, y uno Sebastian.

Abrí el primero, una caja de perfume de Betsey Johnson, mi favorito, el de Michael la cual adentro tenia accesorios que podría usar, les agradecí a cada uno, deje lo mejor para el final, Sebastian me dio la caja, tenía una sonrisa y dudé de él.

Debe ser lencería.

Abrí la caja color verde con un moño rojo, tenía un vestido rosa pálido, largo muy bonito, lo saque para verlo, tenía unas capas delgadas y en ellas probablemente se traslucirían mis piernas, era hermoso.

-Gracias.-lo abrase. Le di el suyo, a cada uno, pero mi atención se dirigió a su reacción. Eran unos llaveros de todas las cosas que a él le gustaban.

Un llavero de una moto acuática, cigarro, cerveza, una ola, una foto de su madre con sus hermanas, con un auto como el suyo y una foto mía. Me sonrió que hasta note amor en sus ojos azules, me abrazo.

-Me encantan.-dijo.

Todo había terminado, subí a mi habitación con todos la cajas de regalo que me dieron, el vestido lo colgué en mi armario, los accesorios en una caja con las demás, el perfume en mi tocador. Pero otra caja estaba en mi habitación, esta de color negro con un listón rojo, me acerqué a ella, la abrí y quite los papeles que la cubrían, la sangre subió a mis mejillas, de seguro se pusieron rojas, era lencería, color rosa con negro.

Rápidamente tome mi teléfono para mandarle mensaje.

Morgan

¿En serio???

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¿En serio???

Sebastian🥀
Úsala cuando te diga...

Morgan
¡Sebastian!

Salí de mi habitación para ir a la suya, abrí la puerta de golpe y lo encontré en la cama sin camisa, me crucé de brazos.

-No me hablaste por una semana, ¿y quieres que use eso?.-se acomodo en su lugar.

-Estaba ocupado.-dejó el teléfono en su lugar.-¿Haz estado durmiendo aquí?.-miro una bolsa de Snacks, que deje tiempo atrás. Asentí saliendo de la habitación.-¿Y por que la manta es otra?.

-la anterior la...moje.-tome la perilla para cerrar la puerta, pero él me lanzó una mirada coqueta.-Con frappe, tarado.

-Morgan ven aquí.-cerré la puerta sacándole el dedo medio.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora