CHATEAU

30

Salía de las instalaciones ya cuando las clases habían acabado, pasaron días en las que no sabía nada acerca de Michael y Adele.

Cuando bajaba los escalones para irme ya al apartamento con mi novio, pero en el estacionamiento veo una figura familiar observándome, con un pantalón color rojo y una blusa blanca de bonotes, con una trenza ladeada rubia.

-Madrina.-llegue a ella sorprendida.-Hola...¿Que hace aquí?.

-Vine a ver cómo estás.-me abrazo, Sebastian llegó atrás de mi.-Hola, Sebastian.

-hola.-dijo natural, nos quedamos callados.

-¿Por que no vamos a casa?.-junto sus manos en un aplauso haciendo que nos despertáramos mi novio y yo.-Hay que ver una película, cosas de chavos...

-si.-dije nerviosa, caminamos al auto.

Sebastian nervioso pero actuando muy natural empezó a manejar a nuestro apartamento en Downtown, bajamos del auto y entramos al edificio, algo me dice que ya se entero de todo.

Abrí la puerta con la llave dejando ver ahora nuestro hogar, en ningún momento del recorrido no emitió una palabra.

-cuando dije "vamos a casa" no pensé que vendríamos al Downtown.-miro el lugar, tomo asiento cerca de la ventana. Seb y yo hicimos unos pequeños cambios al lugar, le dimos unos retoques más vivos.-¿Por que están aquí y no en Hollywood Hills?.

-¿Mi mamá no te dijo?.-negó, tome un respiro. Sebastian fue por unas botellas de agua, le entregó una a mi madrina y una a mi para tomarme de la cintura.-Sebastian y yo somos novios.

Abrió los ojos sin poder creerlo, tome asiento tomada de la mano de mi novio, no quiero que en estos momentos se desmaye o algo.

-Ellos no sabían hasta ahora.-asintió tomando un trago de agua enorme.-sacaron a Sebastian de la casa y yo me vine con él aquí.

-al apartamento de tu padre.-pareció entender.-Morgan, yo nunca supe por qué le fue infiel a tu padre, siempre la mire feliz con el.

-Es una farsante.-dije tomando agua, ella asintió.

-No vine a convencerte de regresar.-tomo mi mano mirando a Sebastian.-Solo vine por que me preocupaba por ti, eres como mi hija que nunca tuve.

Una lágrima de deslizó cuando me dijo eso, ella siempre quiso tener un bebé pero no podía, en todo intento fallaba, pero jamás borraba su bella sonrisa y decidió cuidar de mi y ahorita lo está haciendo.

-tampoco me opondré a su amor, pero eso si.-apuntó con un dedo a Sebastian.-No la lastimes y nada de caos.

-para nada.-nos pusimos a reír.-Por favor no le diga a Adele y a Michael en donde estamos.-Ella asintió.

Nos quedamos un rato charlando, cenamos juntos e intercambiamos una que otro recuerdo, jamás me sentí tan feliz, últimamente estuve algo triste ya que separarme de mi madre no me hizo sentir bien, ella era la única persona en mi mundo.

Sebastian se ofreció a limpiar la cocina, Laurent se adentró a la oficina de mi  padre, mirando cada libro en la estantería, cada cuadro con foto colgado en la pared, tomo asiento en su silla, dando vueltas en ella.

-Recuerdo este apartamento.-sonreí desde el lugar donde yo estaba, abrió un cajón.-siempre dormía aquí cuando salía tarde del trabajo tarde, tenía miedo de manejar de noche desde el Downtown hasta Hills.

-ya veo a quien le saque lo miedosa.-solté una risilla, me senté en la silla por que me señaló que lo hiciera.

-Siempre fuiste valiente, Morgan.-tomo mi mano.-y esto es una prueba, luchar por tu relación con Sebastian, no dejes que nadie mas cambie eso.

-Gracias, Laurent.-me puse de pie para ir a abrazarla.

-solo quiero verte feliz.-La lleve hasta la puerta para despedirme de ella.-estaré aquí un largo tiempo en la ciudad.-se despidió de Sebastian.-Vendré a visitarlos, su secreto está a salvo conmigo.

-¿mi mamá te ha llamado?.-pregunte y ella dijo que si sacando su teléfono, mire el registro de llamadas y si.

-déjalo sonar, a mi también me pasa lo mismo.-le entregue su pertenencia.

-cuídense muchísimo.-me abraza despidiéndose.

Se fue cerrando la puerta, abracé a Sebastian, nos miramos a los ojos sin decir una sola palabra, era lo que más me calmaba, tenerlo a él conmigo.