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Veo cómo las palmeras se mueven por el viento, una vez mire una película y decían que se llaman Santa Ana, con esos vientos se rompen las promesas, o al menos eso especulan las personas. Son secos y es habitual aquí en Los Ángeles.

-¡Morgan , vamonos se te hará tarde!.-grito Adele , mi madre.

La paleta de maquillaje que tenía en mis manos, la deje en el mueble junto al espejo, decidí dejarlo ya que no me se maquillar, después puedo aprender a hacerlo. Tome mi mochila y la colgué en mi espalda; baje las escaleras y mi madre me esperaba mientras se ponía su arete en la oreja derecha.

-10 dollares a la basura.-entró a la cocina; tomé una botella de agua y dos bolsas de galletas.

-No me se maquillar, madre.-dije abriendo la puerta.-pero descuida, ya aprenderé a hacerlo, ¿me dejarás a la Universidad?.

-Claro, es tu primer día.-sonrió, ambas salimos de la casa, entramos al Tesla negro.

En el trayecto reviso mi mochila, sería una vergüenza para mi primer día si olvido algo. Compre todo antes para estar más prevenida.

Estaciono el auto enfrente de la entrada, había demasiadas personas entrando a las instalaciones. Suspire nerviosa, mi madre tomo mi mano con la suya.

La Universidad UCLA, no fue tan difícil de entrar, o al menos para mi, mi mamá era conocida ahí, casi todos los chicos que estudian en esa Universidad, iban con Adele para tener una consulta, es famosa en ese lugar, además de que mi padre era amigo del director, junto con mi madre. De todos modos tuve que presentar el examen.

-Te irá bien.-dijo sonriendo, su sonrisa siempre me ponía algo tranquila.-siempre logras tus metas.

-Gracias, madre.-dije abriendo la puerta y cerrandola.

-¡Consigueme un yerno!.-Grito, gire indignada.

-¡Mamá!.-arrancó el auto con una sonrisa en su cara, de esas cuando me pone en ridículo.

Nunca tuve un novio, pienso que no es necesario, pero no me vendría nada mal.

Caminaba a la entrada, un chico que venía en mi dirección del lado derecho, chocó conmigo. Me giré para disculparme

-Fíjate.-dijo ya lejos de mi, no le mire la cara; sólo su corte de cabello, parecía ser de aquellos chicos rudos.

-Fíjate tu.-le reclame. ¿Para que disculparme si es un grosero?.

Entre a la Universidad, había una señorita en los pasillos, muchos se acercaban a ella para preguntar, por lo que yo hice lo mismo.

-¿Nombre?.-me pregunto al verme cerca.

-Morgan Anderson .-miró su lista tratando de encontrarme.

-¿Administración de empresas?.-asenti.-Con aquel grupo.

Camine hacia los chicos quienes ya caminaban a algún rumbo. Llegamos al salón, tome el asiento de en el centro 5 fila, jamás tuve el agrado de sentarme enfrente del profesor.

***

La "Tortura" había acabado, estaba esperando a que mi madre llamara o que llegase. En eso miré que una chica se acercaba a mi, cabello castaño fuerte, con tacones, la miré de pies a cabeza, parecia una barbie.

-Hola.-me saludó con una sonrisa, definitivamente parecia barbie.

-Hola.-le respondí, se colocó a mi lado, mirando la calle.

-¿Vendrán por ti?.-Hice un ademán de no saber si vendrán por mi.-Soy Stacy.

-Morgan, y lo se, estudiamos lo mismo.-abrió su boca sorprendida.

-¿De verdad?.-comenzó a reír.-lo siento, es que ayer tuve una fiesta alocada.

-¿Una fiesta en un domingo?.-la chica asintió, mi teléfono comenzó a vibrar, en la pantalla marcaba que era mi madre.-Hola, mamá.

-Hola, no podre pasar por ti, ¿Puedes venir en autobús? Estoy preparando una sorpresa para ti.

-No es para tanto, tan sólo es mi primer día de clase.-mi madre comenzó a reír.

-No, no es eso, te lo diré en la cena.

-Ok, esta bien, adiós.-colgó, miró a Stacy y luego la calle.-Debo irme.

-Yo te llevo.-la mire dudosa.-Oh vamos, no soy una desconocida, ya nos presentamos.

-Bien.-dije ajustando mi mochila, caminamos al auto de Stacy, un sedán negro. Entramos en el y me puse el cinturón de seguridad.

-¿Dónde vives?.

-en las colinas dé Hollywood.-lo puso en su GPS, comenzó a manejar.

Manejo por la ciudad para llegar a mi casa, me preguntaba que es lo que tenía mi mamá preparado para mi, las únicas sorpresas que me ha dado son antes de mi cumplaños, y para ese día falta mucho.

Llegamos, mi casa es apartada de las demás pero no es difícil de llegar.

-¿En que trabaja tu mamá?.-me quité el cinturón.

-Es Psicóloga.-respondí tomando mi mochila.

-Veo que le va muy bien.-dijo mirando mi casa.

-Es sólo una herencia.-dije saliendo del auto y ella imitó mi acción. Me miró confundida.-Mi padre...

-Oh, entiendo.-dijo apenada.-lo siento.-negué, no era para tanto.-Adiós, te vere mañana y espero que te sientes a mi lado.

-Gracias por traerme.-entró a su auto y se fue.

Entre a la casa y escuché a mi madre en la cocina, lo se ya escuchaba como peleaba. Dejé la mochila en mi habitación, baje rápidamente para ver como estaba. Cuando entre ella estaba sacando algo del congelador, un bote de helado.

-¿Por que no le pides ayuda a Eva?.-ella pasó una mano en su cabello.

-Vendrá mañana, le di el día libre.-asenti.

-¿Cuál es la sorpresa de la que hablabas hace rato?.-me sente en un taburete.

-Quiero que lo tomes con calma.-abrio el helado de chocolate.-desde que tu padre murió, crei que jamás encontraria a alguien que me hiciera sentir lo que el logro hacerme sentir.

-¿Tienes novio?.-pregunté directamente, luego luego se notaba a donde llegaría esta charla.

-si.-sonreí asombrada.-¿no estás molesta?.

-¿Bromeas?.-meti un cuchara al helado.-Estoy feliz por ti.

-Me alegro, se llama Michael Stan y es un gran hombre.-rodeó la barra para abrazarme.-Para que no te preocupes por mi, también quiero decirte que estará aquí con nosotras.

-¿Y eso?.-ella tomo asiento.

-Tuvo una dificultad con su Penthouse, y lo están arreglando, quiero ayudarlo y puedo aprovechar eso para que lo conozcas a él y a su hijo.

-¿tiene hijos?.-pregunto metiendo la cuchara al bote.

-su hijo se llama Sebastián.-con que tendré un hermanastro.-el es un pobre diablo.

-No debe ser tan malo.-ella me miró con incredulidad.

-No ha terminado la carrera, es un fiestero y tiene como 21 o 22 años.-para esa edad el ya debe trabajar.

-¿y por que su padre no lo pone a trabajar?.-ella negó comiendo del helado.

-Por que eso arruinaria su imagen, ya intenté convencerlo de que el es un caso perdido y ni aún así.

-Bueno...-comi una cucharada de nieve.-Tal vez pueda ayudarlo.

-Eso sería estupendo, ya tenemos su habitacion, mañana mismo vendrán aquí.

-Los recibire con mucho gusto.-dije abrazandola.-yo pintó su habitación si quieres.

-Te quiero mucho, mi niña de oro.-acarició mi cabello.

-y yo a ti.

CHATEAUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora