𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔

24. Mi niña pequeña

Mayo 2010. Residencia Stark.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS DIECISÉIS! —Tony entró gritando a la habitación de su hija, ocasionando que Howard y Taylor, que dormían en la misma cama, cayeran al suelo por el susto.

—El día que nos mates de un infarto te lamentarás —Taylor se levantó sobándose su retaguardia, fue mala idea. En cuanto se puso de pie, fue tirada nuevamente al suelo por lo efusivo que se encontraba su padre en aquellos momentos, Howard, que ya tenía un año, comenzó a ladrar para acto comenzar a lamer el cabello de su dueña. —. Necesito aire para respirar y tú pesas demasiado, Howard, mi cabello no es comida. Papá, me estás asfixiando.

Tony finalmente dejo de aplastarla y se levantó ayudándola para hacer lo mismo. —Tienes razón, lo siento. Vamos a desayunar.

—Por favor dime que tú no cocinaste. —Taylor hizo una cara de espanto al imaginar las cosas raras que la haría comer.

Tony rodó los ojos —No, yo no cociné. Pepper te mando a pedir tus cosas favoritas de tus restaurantes favoritos. Creo que después del desayuno te pondrás obesa. —, Taylor ignoró lo último, estaba planeando una gran broma hacia su padre por todas las referencias a su peso. Ambos salieron de la habitación con Howard siguiéndolos, en cuanto llegaron al comedor, Taylor se dio cuenta que ahí estaban todos, Pepper, Happy, Rhodey, Phill, Stan, Jason, Reyna, Derek, Charlie y Meredith, sintió una punzada en el pecho al no ver a Angelica. Hacia un año que había desaparecido, todos habían perdido la esperanza de volver a verla pero Taylor no, ella sabía que su mejor amiga seguía con vida y estaba esperándola para que fuera a su rescate.

En cuanto la vieron entrar, Meredith se acercó rápidamente y puso una corona sobre su cabeza, Taylor se la quitó de inmediato, todos hacían demasiado alboroto por aquello, solo era un cumpleaños más, incluso la prensa estaba vuelta loca, unos días atrás le habían realizado otra sesión de fotos, nuevamente estaría en un encabezado. No le molestaba, le encantaba aquella atención pero no el motivo, no entendía porque las personas se emocionaban tanto cuando una joven cumplía sus 16 años. Todos tomaron asiento en la gran mesa del comedor que solo se usaba en fechas importantes, ya fueran cumpleaños o festividades. Taylor se sentó junto a Derek, que besó su mejilla y le deseo un muy feliz cumpleaños.

—La fiesta comienza a las ocho, eso nos da mucho tiempo para arreglarnos y que puedas entrar en pánico las veces que desees. —Anunció su papá entre bocados, todos estaban degustando aquel gran banquete que abarcaba toda la mesa.

—¿Y dónde será? —inquirió con curiosidad al tiempo que se llevaba el tocino a la boca.

—Tu solo preocúpate por verte mas linda de lo que ya eres. —aquellas palabras de Pepper la hicieron estremecerse, no era que no le gustaran las fiestas que organizaban, en realidad eran muy buenas pero siempre se iban a lo extremo, ya fuera muy elegante o muy casual, la cosa era que terminaba siendo noticia al menos por una semana en los noticieros. Aún recordaba muy bien su fiesta de ocho años, en ese entonces estaba obsesionada con ser una piloto de carreras así que Pepper y su papá, se habían encargado de rentar un circuito de carreras, todos los invitados habían tenido la oportunidad de correr aquel día, incluso Taylor había recibido su primer auto de carreras el cual había sido nombrado en su honor. Había sido un gran día, pero ya habían ocurrido ocho años desde aquello y aún había gente recordándolo.

—¿Volvieron a rentar Disney? —preguntó Derek temiendo de nuevo por su apariencia, cuando Taylor había cumplido cinco, estaba aferrada en que quería ser una princesa, así que le habían rentado Disneyland y habían festejado en aquel lugar que de igual manera estaba repleto de invitados, Taylor lo había obligado a usar un vestido de princesa y una tiara, desde aquel día, nada fue lo mismo para el joven Rhodes.