33. Sin rendirse

1.2K 88 11
                                    

Taylor caminaba por las calles de New York acompañada de su nueva mascota, Irina, era hermana de Howard, ambas mascotas habían sido producto de la misma camada, la diferencia entre ellas eran muy notorias, por un lado, Howard era completamente blanca con una capa de pecas en todo su cuerpo y nariz, con ojos verdes. Irina era completamente café con algunas manchas blancas y ojos cafés.

Entro a la torre o lo que quedaba de esta, Irina miraba todo a su alrededor con curiosidad aunque la cara triste no se iba de ella, claro que lo sentía, Irina sabía que Phill no volvería. Ambas salieron del elevador encontrándose ahí con los vengadores, Erik Selvig, Pepper y Howard, que se acercó corriendo alerta hasta su dueña, tanto Irina como Howard, se dedicaron a observarse y después a olerse, estaban decidiendo si podían ser amigas, después de momentos en los que de verdad se vivió una gran tensión, ambas parecieron aceptarse y salieron corriendo en dirección a las escaleras, ambas se ladraban y se movían la cola. En ese momento Taylor consideró seriamente diseñar algo para poder entender a sus bebés.

—Que bueno que llegas. —Tony le sonrió falsamente poniéndose a su lado, Pepper hizo exactamente lo mismo. Taylor suspiró, aquello no sería nada sencillo. —. Queremos hacer funcionar el cubo para que Thor vuelva a casa.

—¿Listos para hacer magia? —preguntó Bruce viendo a los Stark y a Selvig.

—Andando. —respondieron los tres y se dirigieron a uno de los laboratorios que seguía intacto.

Cuatro enormes y brillantes mentes se encargaron de crear una base capaz de contener al tesseracto y que pudiese ser manejado con facilidad, nadie interrumpió sus horas de trabajo pese a lo tentados que se habían sentido.






Finalmente había llegado el día en el que Thor y Loki partirían, todos los vengadores estaban ahí reunidos junto con el asgardiano invasor y el doctor Selvig.

Ambos dioses giraron las palancas del contenedor y una brillante luz azul los rodeó por completo haciéndolos desaparecer. Clint y Natasha se fueron en el mismo auto, Bruce y Tony en el auto de este último y finalmente quedaron Steve y Taylor, el capitán tenía ahí su moto así que la joven Stark debería esperar a que un taxi pasará para poder irse al aeropuerto.

—Señorita Stark —Steve se acercó has la castaña, que hizo una imitación algo desprolija de un saludo militar. El rubio rio—, quisiera disculparme por lo mucho que la juzgué y por todo lo que dije antes de que todo ocurriera.

—Jamás juzgue un libro por su portada, capitán. Jamás.

—Lo tomare en cuenta a partir de ahora. —el rubio miró a todos lados en busca del vehículo de la joven. —¿Quiere que la lleve?

—En realidad no, mi transporte acaba de llegar. —Taylor señaló el Chevrolet Sonic color negro que acababa de aparcar cerca de ellos, Derek descendió del vehículo y abrió la puerta del copiloto para que su mejor amiga entrara.

—Hasta luego, supongo.

—Adiós, momia congelada. Fue bueno que trabajaras para mi, deberías hacerlo más seguido. —y sin dar tiempo a que el rubio protestara, corrió hasta donde Derek y subió al vehículo.









Taylor sabía que aquella conversación ocurriría tarde o temprano, esperaba que fuera más tarde. Se armó de valor tomando su chaqueta de mezclilla y bajo para encontrarse con su papá y Pepper jugando con Irina y Howard. Se aclaró la garganta para llamar la atención de los mayores, ambos voltearon y verla y entrecerraron los ojos, Taylor se veía diferente, sus ojos detonaban aquel nerviosismo de cuando no controlaba algo. Ambos se hacían una idea de lo que estaba a punto de ocurrir y en verdad esperaban que fuera otra cosa.

𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora