81. Te amo tres millones

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END GAME
PARTE DOS

EN UNA CAFETERÍA:

Bruce comía como si no hubiera un mañana. Sabía muy bien porque Steve, Nat y Scott estaban ahí, Taylor le había llamado momentos atrás para informarle, y casi de inmediato habían llegado los mencionados.

—Coman sin miedo, los huevos están muy ricos. —dijo él, al darse cuenta que era el único que comía.

—Estoy muy confundido justo ahora... —murmuró Scott viendo fijamente a Bruce —. ¿Cómo es que tú cerebro es más grande que el de los Stark?

—No creo que sea más grande —admitió Bruce acomodando sus gafas —, pero comprendo las mismas cosas que ellos.

—Es bueno verte, Bruce. —dijo Natasha llevando la atención del científico a ella, Bruce asintió y siguió comiendo torpemente.

—Parece imposible lo que me piden, es muy complejo, es decir... viajar en el tiempo...

Bruce iba a seguir hablando hasta que tres niños aparecieron y le pidieron una foto, él accedió y sacó una selfie, después le pidió a Scott que les tomara una foto.

—¿No quieren una fotografía conmigo? —inquirió Scott devolviendo el móvil, los tres niños lo miraron confundidos. —. Son fans de Hulk, no conocen a Ant-Man. Nadie me conoce, no me conocen.

—También quiere una —dijo Bruce sonriendo —. ¿No quieren una con Ant-Man?

—No lo conozco... —dijo uno de los niños con una sonrisa fingida.

—Ya te dijo que no quiere.

Scott regreso el celular a los niños y estos se alejaron después de decir junto con Bruce: "Hulkeate". Para nadie era un secreto que tanto el científico como el gran monstruo verde eran admirados por los más jóvenes, e incluso por los adultos.

—Quieren volver en el tiempo y salvarlos... —dijo Banner ladeando la cabeza —. Es que eso no es algo en lo que me especialice.

—Pero uniste a Bruce y a Hulk —intervino Natasha —. Ahora son unos, ambos están presentes; ya sea como Hulk o como Bruce. Se conectan y ceden el control cuando es necesario. Recuerdo que hubo un tiempo en el que parecía imposible.

Bruce hizo una mueca y se les quedó viendo a los tres, ahí tenían un punto pero Taylor igual, acceder sería darles esperanza. Algo qué tal vez solo lograría destruirlos más; podían intentarlo, arriesgar todo y dar lo mejor de sí, podía fallar y todos resultarían más heridos emocionalmente o podían no intentarlo y seguir luchando por recuperar sus vidas... por seguir adelante, ¿pero realmente lo hacían? Bruce ya no estaba seguro de eso.







RESIDENCIA PEIRCE-STARK:


Taylor estaba recostada en la cama con Howard e Irina en sus pies. Se encontraba leyendo algunos reportes de la empresa mientras Will leía un libro que guardaba las cartas románticas de grandes personajes como Ludwig Van Beethoven. Los niños se encontraban dormidos en sus respectivas habitaciones así que ellos aprovechaban esos momentos para hacer algunos pendientes o simplemente relajarse. En otras ocasiones intentaban hacer más bebés o simplemente se quedaban tomados de la mano hasta que se quedaban dormidos. Tal vez para muchas personas podría parecer monótono e incluso aburrido pero para Taylor era lo mejor que podía pasarle. Eran momentos íntimos donde ambos se dejaban en claro que estarían siempre juntos siendo el gran equipo que eran.

—Solo puedo pensar en ti mi amor inmortal —comenzó a leer Will en voz alta llamando la atención de su esposa, Taylor se quitó sus gafas y lo miró con una sonrisa ladina —, solo puedo vivir del todo contigo o de ningún modo. Tranquila, mi vida, mi amor, solo pensando en nuestra existencia conseguiremos nuestro objetivo que es vivir juntos. Sigue oh amándome, nunca juzgues mal el corazón de tu fiel enamorado. Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro.

𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora