𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔

57. Bienvenido

Tony ingresó ya cambiado a la sala de parto, donde una muy adolorida Pepper lo esperaba junto al equipo que recibiría al segundo heredero Stark y Taylor.

Ambos se acercaron, Pepper tomó las manos de su pareja, mientras Taylor comenzó a secarle el sudor y a repetirle lo hermosa que se veía, la doctora anunció que habían llegado a los died centímetros de dilatación y entonces los gritos comenzaron de nuevo.

La doctora pidió que respirara y pujara en la siguiente contracción, Pepper obedeció apretando la mano de su pareja y su hija, mientras aquel dolor la hacía gritar. Sabía que estaba llorando y sudando pero nada de eso le importaba en aquellos momentos, simplemente quería conocer a su bebé, tenerlo en sus brazos y brindarle todo el amor que le tenía.

Pasaron veinte minutos en los que Pepper pujó, apretó la mano de los Stark e insulto a Tony por algunos comentarios fuera de lugar, pujó dos veces más y fue cuando todo se sintió peor, fue cuando el bebé finalmente había salido. El llanto del recién nacido inundó el lugar y Pepper y Tony se sintieron desfallecer.

Inmediatamente colocaron una manta sobre el recién nacido y se lo entregaron a su madre, que no dejaba de llorar, al igual que Tony.

—Es tan pequeño. —dijo Pepper entre lágrimas, viendo maravillada a aquel pequeño ser.

—Es perfecto. —dijo Tony, limpiando las lágrimas que se habían logrado escapar de sus ojos.

—Felicidades. —dijo la doctora una vez que terminó de limpiar y curar a Pepper. —Tienen un hermoso varón. Debemos pesarlo y hacerle unas pruebas de rutina y limpiarlo, muchas felicidades mami.

—Hagan todas las pruebas en nuestra presencia —dijo Tony sin dejar de ver a su hijo. —y tengan mucho cuidado porque es muy pequeñito.

La doctora y las enfermeras asintieron y antes de que pudieran decir algo, Taylor salió de la sala para darles privacidad en aquel momento y para poder llorar sin que nadie la viera.

Sentía una felicidad enorme, toda su vida había deseado tener un hermano o hermana y aunque ya casi tenía 22 años, agradecía enormemente al fin tenerlo. Su pequeño hermanito era tan pequeño y hermoso, simplemente perfecto y ella no podía estar más emocionada y orgullosa por aquello. Cuando unos brazos la atrajeron hacia un cuerpo musculoso, Taylor se permitió llorar un poco más, sabiendo muy bien de quien se trataba.

—¿Ocurre algo? —preguntó Steve, después de unos momentos. —¿Algo salió mal?

—No. —Taylor sollozo. —Es que jamás creí que tendría un hermano, estoy demasiado feliz y es una cosita hermosa.

Taylor se separo de aquel abrazo un poco raro y beso delicadamente los labios de su pareja. —Ahora mismo van a subirlos al piso y le harán unas pruebas pero después podrás conocerlo. Es perfecto y hermoso. Tiene su piel rosa y el poco cabello es rubio. Estoy segura que será idéntico a mamá.

Steve sonrió viendo los hermosos ojos azules brillantes de Taylor y supo que ya no quería esperar más tiempo, simplemente ya no podía así que llevo una de sus manos a la bolsa dentro del saco y tomó aquella cajita de madera en su mano para extraerla. Beso la frente de su novia y limpio su rostro que ahora estaba rojo por las lágrimas.

—Escucha, quería hacer esto de una manera más romántica y única pero no puedo esperar más. Ya no quiero. —Steve se puso sobre una de sus rodillas y abrió la cajita de madera, mostrando un anillo corte cojín de oro con un zafiro azul vibrante incrustado en el centro, con diamantes laterales blancos. —Taylor Maria Stark. ¿Quisieras ser mi esposa?

Taylor se hizo hacia atrás como si de un sueño se tratara, vio directamente a Steve y después a la joya. —Primero un bebé, después un matrimonio... ¿qué sigue? ¿Una casa, cachorros, muchos bebés?