42. Al fin lo dijo

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Iron Man 3
Parte 3

Taylor abrió los ojos, tardó varios minutos antes de que su vista se acoplará. Cuando fue más consciente, se dio cuenta que estaba atada en lo que parecía ser la base de una cama, giró su rostro encontrándose con su papá, que también iba despertando y también estaba atado. Ambos fijaron su vista al frente y se encontraron con Maya Hansen.

—Como en los viejos tiempos, eh.

—Que asco.

—Uy sí. Me fascina que me aten.

—Eso no fue mi idea.

—Entonces usaste la tarjeta de Killian.

—Use sus fondos.

—Y aquí estás, trece años después en una cloaca.

—No.

—Si.

—No, ustedes están en la cloaca, yo puedo salir.

—Si...

Taylor solo rodó los ojos, ¿por qué las personas creían que era bueno ponerse a charlar en momentos como esos? Jamás lo sabría. La castaña intentó liberar sus manos pero fue imposible, habían asegurado muy bien sus flachuchos brazos.

Maya bajo unas escaleras que había en aquel extraño lugar. —Las cosas cambiaron, Tony, pero estoy cerca, extremis es prácticamente estable...

—¡Te digo que no lo es! En la calle las personas hacen bang y pintan los muros, Maya. No te engañes.

—Ayúdame a estabilizarlo. —la castaña le mostró una tarjeta a Tony, Taylor se sorprendió de que la conservara todos esos años. Era de Berna, del año 2000, hacía 13 años de eso... vaya que estaba loca.

—¿Yo lo escribí?

Maya pareció decepcionarse por aquella pregunta y Taylor no pudo evitar sonreír con arrogancia. —Sí.

—Recuerdo la noche, no la mañana. ¿Esto es lo que has estado persiguiendo? No puedo ayudarte.

—¿Ya lo olvidaste?

—Solías tener una moral sólida, solías tener ideales, querías ayudar a la gente y mírate. Ahora yo despierto cada mañana con una mujer que... aún tiene alma.

Taylor observó a detalle el cambio en el rostro de Maya, aquellas palabras parecían haberle dolido más de lo que hubiese querido, si era honesta, a ella también le hubiese dolido que hicieran tal comparación, sobre todo porque sabía muy bien en lo que se estaba convirtiendo.

—Sácanos de aquí, mi hija jamás se ha metido con nadie. ¿Qué esperas?

Maya se dio la vuelta y Killian entró, Taylor fingió que estaba a punto de vomitar, ganándose una pésima mirada por parte del intento de Ken en versión más pirata que la pirata original. —¿Saben lo que mi padre solía decir? Era su favorito de muchos dichos. El Ave se queda con la lombriz pero el segundo ratón consigue el queso.

—¿No sigues molesto por lo qué pasó en Suiza o si?

—Nunca me enfadaría contigo, Tony. Vengo a agradecerte, me diste el mejor regalo que me han ofrecido en mi vida. Desesperación, tú también Taylor, todos aquellos rechazos me fueron de ayuda. Regresemos a esa noche en Suiza. Dijiste que nos veríamos en el techo, ¿cierto? Pues los primeros veinte minutos, en verdad creí que llegarías. En la siguiente hora yo... consideré dar ese paso al atajo a recepción. ¿Si entienden?

—Honestamente no comprendo que le paso al primer ratón.

—Pero al estar ahí, viendo la ciudad, nadie sabía, nadie estaba ahí, nadie podía verme, ni siquiera me buscaban y me vino una idea que me guiaría durante muchos años, el anonimato, Tony, y gracias a ti, es mi mantra desde entonces, ¿verdad? Es mejor gobernar tras bambalinas porque en cuanto le das un rostro a la maldad.

𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora