59. ¿Cómo salvar una vida?

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Civil War

Parte 2.

Londres.

Taylor acomodo su vestido y siguió caminando por los pasillos de aquel hotel en Londres, hasta que llegó a la habitación que tanto quería, toco ligeramente la puerta y después de unos minutos, Steve le abrió la puerta con solo una toalla enredada en la cintura y el cabello húmedo con gotas de agua adornando su musculoso pecho. Taylor arqueo una ceja una vez que entro.

—¿Así recibes a todas tus visitas? —pregunto yendo directamente al mini bar para tomar una botella de agua mineral.

—No. —Steve negó con una sonrisa ladeada en el rostro y se acercó a su prometida para dejar un corto y casto beso en sus labios. —Creí que eras Sam.

—¿Siempre recibes así a Sam?

—Aunque luces adorable en tu intento de verte celosa, no te queda. Derek y tú entran al baño aunque el otro se esté bañando. No puedes quejarte. —Steve se alejó de ella para ir a tomar ropa y cambiarse.

—Era algo de vida o muerte. —Taylor se encogió de hombros mientras aguantaba la risa. —Lamento mucho tú perdida, Steve. ¿Cómo te sientes?

—Era lo único de mi pasado y ahora ya no está. —Steve guardo silencio, viendo que Taylor buscaba que fritura agarrar del mini bar. —Me duele pero me alegra que no sufriera, ella se merecía irse en paz.

Taylor se decidió por una bolsita de papas fritas para después girarse y verlo directamente. —¿La visitaste seguido? —no había sarcasmo ni celos en el tono de Taylor, solo era honesta y en verdad parecía preocupada.

—Algo así. Le conté que me enamore de la nieta de Howard Stark y comenzó a reírse demasiado porque dijo que eras toda una Stark y que me volverías loco. —Steve se sentó en la cama con solo un bóxer puesto. —No se equivocó.

—¿Debo ofenderme? —inquirió Taylor con los ojos entrecerrados mientras comía.

—Para nada. —Steve sonrió de lado y le indicó a Taylor que se sentará junto a él, ella así lo hizo mientras seguía comiendo. —¿Alguna vez estaremos en el mismo equipo?

Taylor soltó un suspiro. —Puedes firmar...

Steve se quedó en silencio. —Si entiendes que te amo, ¿cierto?

Taylor asintió ante aquella pregunta. Steve se le quedó viendo para después comenzar a besarla, disfrutando el sabor salado de sus labios, gracias a las papas. Ambos se besaban como si de una despedida se tratase, como si muy en el fondo supieran que todo iba a cambiar para mal, como si supieran que ya nunca más podrían hacerlo. De un momento a otro, Taylor termino encima de Steve mientras las cosas subían de intensidad, pronto, Steve se deshizo de aquel vestido negro dejándola solo en lencería para seguir con los besos mientras Taylor se movía encima de él, haciéndolos jadear a ambos.

—Solo quiero dejar en claro que yo no venía a esto. —dijo ella con algo de burla, viendo los ojos oscurecidos de Steve, gracias a lo excitado que se sentía. —Yo venía a dar mi pésame y hablar de algo importante...

Steve la cayó con un beso y le desabrocho el sostén lanzándolo lejos mientras se deleitaba con el cuerpo semidesnudo de Taylor, ella siempre le había parecido perfecta aun con todas aquellas cicatrices blancas que adornaban su piel de porcelana. Ella era como un sueño hecho realidad y él no podía sentirse más afortunado por tenerla a su lado. Sus mejillas estaban sonrojadas y su pecho subía y bajaba rápidamente debido a su acelerada respiración, sus ojos azules se habían tornado obscuros, ella era como un angel, tal vez por ese motivo la había dibujado miles de veces, tal vez por eso era su musa favorita, tal vez por esa razón la amaba de una manera sincera y espectacular.

𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora