43. Visitas inesperadas

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Steve tocó en repetidas ocasiones la puerta y jamás obtuvo respuesta, con un poco de duda abrió la puerta de la habitación siendo consciente de las miradas asechadoras de Derek, Meredith, Angélica, Howard e Irina.

Una vez adentro, cerró la puerta detrás de él y observó a Taylor dormir plácidamente, lucia tan tranquila y calmada que no pudo evitar pasar una mano por su rostro delineando a la perfección los detalles en este, deseo tanto tener un cuaderno y un lápiz en aquellos momentos para poder retratar de nuevo aquella belleza reflejada en un acto tan simple como lo era dormir.

—No puedes ir por la vida dándome estos sustos... —murmuró sin dejar de verla.

—Y tú no puedes ir por la vida viendo como duermo, es raro. —Taylor se estiró perezosamente en su cama.

—Se supone que estabas dormida.

—Escuche que tocaron la puerta pero creí que era papá, no me apetecía hablar con él, en estos momentos y la puerta se abrió así que tuve que fingir que dormía.

Steve asintió y la ayudó a sentarse en la cama, el rubio se sentó junto a ella y ambos se quedaron en silencio un buen rato, disfrutando de la compañía del otro, no necesitaban palabras o tal vez no sabían que decir.

—Me alegro que estes bien. —Steve finalmente se había decidido a hablar, captando la completa atención de Taylor que veía un punto específico en la pared, había estado recordando la plática de meses atrás con Connie Talahan, ¿debía decirle a Steve lo que sabía?

—Comienzo a creer que te importo. —murmuró ella con algo de burla, haciendo que el rubio rodara los ojos, era mejor cuando no decía nada.

—Me importas —asintió Steve, ganándose una mirada de incredulidad de la menor. —, somos compañeros de trabajo.

—Es verdad, incluso me atrevo a decir que somos amigos. Los amigos siempre se preocupan, los chicos lo hacen, todo el tiempo.

—Sí, somos amigos.

Ambos asintieron y volvieron a quedarse en silencio, esta vez era ligeramente incómodo, no estaban seguros de que había pasado pero querían estar lejos el uno de la otra, cuanto antes.

—¿Sabes? Quiero dormir, mañana tengo que madrugar porque tengo mucho trabajo que hacer.

—Sí, yo ya me iba, solo pase a ver cómo estabas. Tengo una misión y eso, nos vemos, amiga. —Steve se puso de pie y chocó puños con Taylor.

Cuando el rubio abrió la puerta, Derek, Meredith y Angelica cayeron dentro de la habitación, siendo descubiertos en su intento de espionaje. Steve les sonrió con algo de incomodidad, se despidió y salió de aquella gran mansión cuanto antes, dejando a Taylor rodeada de sus amigos.

—¡No puede ser! —chillo Angel, con la cara impregnada de sorpresa.

—¡Oh por Dios! —Derek parecía haber entendido el porqué Angel había reaccionado de repente de aquella manera. Meredith y Taylor los miraron como si fueran bichos raros.

La de ojos grises se sentó junto a la ojiazul, viendo a su novio y a su reciente amiga, seguía sin entender porque estaban actuando tan raro.

—Steve es el misterioso con el que te mensajeas todo el tiempo. —afirmó Angelica.

—¡Te gusta! —Derek le siguió y entonces Meredith analizó el rostro de la castaña con detenimiento.

—Sí, Angel, con Steve mensajeo y no, Derek, no me gusta.

—Oh por Dios, te gusta y mucho. —esta vez fue Meredith.

¿Acaso no entendían? ¿Debía hablarles en taka-taka o algo parecido? Taylor se puso de pie y los echo de su habitación, Howard e Irina lograron entrar antes de que la puerta se cerrará.

—Enloquecieron, creo que debemos enviarlos a un manicomio. —Taylor le hablo a sus mascotas que parecían entenderla, ya que se quedaron viendo fijamente a la puerta, para después bostezar y tomar sus lugares en la cama de su dueña. Estaban agotadas. La joven Stark negó con una sonrisa y se acosto en su lado de la cama, quedándose dormida casi al instante.































Taylor se encontraba en Los Ángeles, supervisando los últimos detalles de las construcciones de sus empresas, tenía encima de ella, a toda la prensa y a todo el mundo, todos estaban ansiosos de ver lo que la joven heredera de 18 años, casi 19, era capaz de lograr. Muchos no creían en ella y otros tanto, le tenían una fe ciega, Natasha le había enviado una caja de chocolates junto a una nota en dónde le deseaba suerte, Bruce la había apoyado demasiado todo ese tiempo, sus papás le aseguraba que tendría éxito, su tío Rhodey le mencionaba cada cinco minutos, lo orgulloso que se sentía de la mujer que ya estaba siendo, Stan y Happy, la acompañaban en todo momento y Angelica, Merdith y Derek, la ayudaban a distraerse cuando esta se exigía de más.

Jamás esperó verlo ahí, se paralizó por completo al percatarse que caminaba en su dirección, llevó su mano a su reloj dispuesta a llamar a su traje.

—No vengo a pelear, vengo a pedir disculpas.

—¿Cuándo te soltaron, Charlie? —preguntó algo dudosa y retrocediendo instintivamente.

—Entiendo que estés asustada, nuestro último encuentro no fue el mejor pero tu sabes porque lo hice, T, ya estoy bien, ahora trabajo con los X-Men, vengo de una reunión con ellos. Angel reaccionó igual en cuanto me vio.

El celular de Taylor comenzó a sonar. —Deberías atender. —Charlie dijo. —Debe ser Angelica, de seguro quiere contarte lo que ocurrió.

—La llamaré después. ¿Estás bien?

Charlie negó.

—Hice cosas malas.

—Las hiciste.

—Quiero compensarlo.

—Pues comienza a ganar la confianza de la gente, fantomex. Podemos ayudarte con lo demás.

—¿Eso quiere decir que me perdonas?

—Eso quiere decir que trabajaremos en la confianza, te perdone hace mucho, pero honestamente ya no puedo poner mi vida en tus manos con la seguridad de que tu me mantendrás a salvo.

—Trabajaremos en la confianza. —Charlie asintió. —¿Quieres ir a comer algo? Muero de hambre.

—Tu pagas. —Taylor le sonrió de lado y se quitó el chaleco y el casco que los trabajadores le habían dado, Charlie fue tras ella y ambos caminaron hasta un restaurante de comida mexicana que había por ahí.

Y con esto termino el maratón de actualización ♥️

𝐃𝐀𝐔𝐆𝐇𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐅 𝐓𝐎𝐍𝐘 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐊 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora