Confesiones

2.3K 155 19
                                    

Una semana después de lo sucedido con Bitia y de que ella faltara al trabajo diciendo que no podía verme sin sentir remordimientos, Nate me invitó a comer en "Hot & Cold Bar Grill", un restaurante de gran fama y extremadamente costoso en el centro de la ciudad.

Es algo curioso pero desde que tengo más dinero para disponer, menos quiero hacerlo, me gustan las cosas simples y no creo que una sopa de 100 libras sea algo que valga la pena. Quizás me estoy volviendo tacaña.

Él estaba esperando en la puerta del lugar cuando llegué, estaba vestido de forma muy elegante, con un pantalón de tela azul, una camisa de color violeta con una corbata marrón y un terno del mismo color del pantalón. Se veía nervioso, pude notar que se frotaba las manos y mordía su labio inferior.

- Hola - dije sonriendo.
- Te ves bien
- Me siento fuera de lugar, ¿por qué la elegancia?
- Yo te veo muy bien y es que tengo que hablar de algo muy importante contigo.
- ¿Qué cosa?
- Vamos adentro Marilyn, por eso te invité a venir y no te lo dije  por teléfono - extendió su brazo, lo tomé y luego entramos al lugar.
- No vuelvas a llamarme así - dije seria y él se limitó a sonreír con evidente nerviosismo.

Un camarero nos acompañó hasta nuestra mesa, después de sentarnos Nate pidió una botella de vino y miro el restaurante.

- Es un buen lugar, ¿no crees?
- Sí y también es muy costoso - dije mirando el menú - Mira esto, se me quita el hambre de sólo ver el precio que tiene cada cosa.
- Recuerda que yo invito.
- Por lo mismo sólo pediré agua
- Vamos Diana, esta es una ocasión especial.
- Tengo mucha curiosidad del porqué me  invitaste hoy Nate y empiezo a ponerme nerviosa - puse el menú a un lado.
- No creo que deba posponerlo más, así que...
- Esta bien - me incorporé en la silla.
- Desde que te conocí - comenzó a decir y tomó mi mano, sentí mi estómago cambiar de lugar con mis pulmones - Supe que seríamos muy buenos amigos...
- No entiendo qué quieres decir - sentía mis mejillas ponerse coloradas.
- Bueno Diana intento ir al grano, estoy enamorado - una sonrisa se formó en su rostro - Suena algo extraño decirlo de esta forma, me siento como un adolescente ilusionado.
- Nate...
- Espera, me estoy desviando del tema, nos conocemos hace muy poco pero no tienes idea de cuánto te quiero.
- Nate...
- Siento que dirás que es muy apresurado y estoy consciente de que es así pero quiero que seas la primera en saberlo.
- ¿En saber qué?
- Voy a casarme
- ¿Vas a casarte?

En ese momento el camarero llegó a la mesa con la botella de vino, mientras lo servía en las relucientes copas, con mucha lentitud. Mi cerebro intentaba comprender lo que quería decir Nate.

- Gracias - dijo al camarero y continuó sin soltar mi mano - Así es voy a casarme.
- ¿Con quién?
- De hecho ya la conoces y sé que sabes que ella es maravillosa, es una talentosa artista y la persona más increíble que puedes conocer. También sé que la diferencia de edades es algo que podría estar en contra nuestra pero no puedo evitar amarla como lo hago...
- ¡No!

Bitia.

- ¿Qué?
- No ¡¿Cómo puedes hacerlo?! - negué varias veces.
- ¿Hacer qué? - me miró desconcertado y soltando mi mano rápidamente.
- No puedes, no es justo, no está bien.
- ¿De qué hablas?
- Bitia
- ¿Qué?
- Bitia
- ¿Piensas que estoy hablando de Bitia?
- ¿Y no lo haces?
- No, claro que no. Hablo de Claudia
- ¿Claudia?¿En serio?
- Sí, ¿crees que sería capaz de destruir un matrimonio como el de Bitia? ¿Cómo puedes pensar eso?
- Es que...
- Es imposible que eso pase, el día que esos dos vayan a separarse, yo dejaré de creer en que existe el amor.
- Me siento estúpida - dije negando y hundiéndome más en el asiento. Mis mejillas estaban al rojo vivo al notar que Nate me miraba serio y fijamente.
- No entiendo cómo pensaste eso.
- Es que ustedes ... Y ese día... Yo...Tú... Ella - las palabras se atropellaban al salir de mi boca y no alcanzaba a decir nada cuerdo.
- Ya entiendo a que te refieres pero son negocios Diana, tú entiendes como es esto.
- Lo siento, en serio lo siento, arruine el momento.
- Eso parece - se puso serio - Pero ya sabes lo que está sucediendo.
- Felicidades
- Gracias

Él tomó el menú sin decir nada y lo miraba fijamente, yo hice lo mismo. No esperaba esa noticia y tampoco reaccionar así. No entiendo cuándo él y Claudia salieron o se enamoraron, apenas si los veía hablarse cuando él iba a mi oficina.

- ¿Cuándo pasó?
- ¿Qué?
- ¿En qué momento surgió esta relación? Quiero decir es que jamás los vi coquetear o algo cuando ibas a mi oficina.
- Bueno ella es muy respetuosa con eso, es muy profesional, lo sabes. Pero  salimos un par de veces y se puede decir que a un principio no le caía nada bien - lanzó una fuerte carcajada - Yo tenía mi fama e hice unas buenas estupideces; sin embargo ella me disculpó y espero a que yo madurasé. Ahora sé que ella es la indicada para mí.
- Me alegro mucho por ti.
- Gracias, quería contartelo primero porque eres como mi hermana, al menos así lo siento.
- Y yo. Ella es muy útil.
- ¿Qué?
- Quiero decir ella fue una de las mejores pasantes y asistentes que pude tener, maravillosa en su trabajo, muy buena.
- Lo sé, es muy inteligente y no puedes cansarte de oírla hablar de cosas que la apasionan, cuando empieza a hablar de óleos y pinceles a muchos les aburre pero a mí me deja atónito. Sin duda podría pasarme toda la vida oyendo lo que dice con tal de verla tan emocionada.
- Oh
- ¿Creo que eso sonó muy cursi, no?
- Algo. Me disculpas, tengo que ir al baño.

Me levanté y caminé al baño apresuradamente, por alguna razón tenía ganas de llorar. Escuchar como Nate habla de Claudia rompió mi corazón, no es que yo quisiera algo con Nate pero si deseo que alguien hablé de mí como Nate habló de Claudia hoy.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora