La Pelea

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Pensé que después del encuentro con Thomas, todo marcharía bien, que todo estaría tranquilo pero no es así.

Hoy es lunes y me encuentro saliendo del trabajo, corriendo como loca y llamando mil veces a Tom, porque mi hijo, James, se metió en problemas y la directora nos llamó de forma urgente, no me dijo que hizo pero utilizó la frase: "Es algo serio".

- Estaba en una reunión, ¿qué quieres? - contestó.
- James tuvo problemas en la escuela y la directora quiere que vayamos ahora mismo.
- ¿Qué hizo?
- No lo sé, sólo me dijo eso y aclaró que no contestabas el teléfono, nos quiere ver a ambos.
- Tengo una reunión importante en 10 minutos.
- Y dos hijos aún más importantes, te veo allá - cuelgo el teléfono y tomo un taxi a la escuela.

Al llegar hablé con el guardia de seguridad de la puerta y este me entregó una identificación y me dejó entrar a la recepción, hablé con la secretaria, una señora mayor de lentes gruesos, quien me dijo que debía esperar unos minutos, me señaló unas sillas y caminé hasta ahí.

- Hola - se acercó Tom y se sentó a mi lado.
- Llegaste rápido - lo miré.
- En 15 minutos, estaba en un edificio cerca de aquí, tienes razón.
- ¿Con qué?
- Mis hijos son más importantes que cualquier otra cosa.
- Lo son, son lo único bueno que quedó de nos...
- Nosotros - asintió - Jamás vinimos a la dirección cuando estábamos casados.
-  No, jamás, ni siquiera recuerdo el nombre de la directora - sonrío un poco de forma burlona.
- Yo ni siquiera sabía que era una directora, siempre pensé que era un viejo gordo y amargado cubierto de pelo de gatos - ambos reímos.
- ¿Esa es tu percepción de una escuela?
- Sí - asintió y se acercó a mí oído - Y esa anciana secretaria cumple con una de mis perspectivas.
- Que cruel - golpeé con suavidad su brazo.
- Oh vamos, sólo mírala, masticando su chicle como una quinceañera, está en su crisis de los... ¿60? ¿80?
- Basta - susurro.
- ¿A qué edad se ponen grises los dinosaurios? - ambos reímos.
- No sé, ¿qué edad tiene tu madre? - me miró con seriedad  - Lo siento - susurre y miré mis manos.
- No importa, en realidad es joven, sólo se ve vieja - en su boca se formó una pequeña sonrisa.
- Eso es tu culpa y de tus hermanos
- ¡Señores Holland! - se acercó a nosotros una mujer de unos 40 años aproximadamente - Diría que es un placer verlos pero no en esta circunstancia. Les presento a los señores Parker, su hijo Peter fue agredido hoy - bajamos la mirada y un niño estaba de la mano de aquella mujer, tenía el ojo morado y la nariz con una algodón lleno de sangre - Fue su hijo.
- ¿James?
- Sí
- ¿Habló con él? - preguntó Tom.
- Está en la oficina de la nueva psicóloga.
- No puede hacerle ninguna pregunta o análisis sin presencia de sus padres - Tom se levantó y dió un paso al frente, yo me levanté y tomé su brazo.
- Cuando se presenta un caso de agresión, es porque al niño algo le está afectando psicológicamente.
- ¿Dice qué está loco?
- Basta - susurre - Disculpe, directora, ¿le dijo la razón?
- Peter le hizo un comentario algo ofensivo.
- Entonces mi hijo no está loco después de todo - dijo Tom y yo le dí un suave pellizcon.
- ¿Qué clase de comentario?
- Señora Holland, quizás ya esté enterada, pero James es uno de los únicos tres niños con padres divorciados en su clase...
- Ese no es asunto de un niño, ¿por qué no te ocupas de limpiarte los mocos en lugar de ocuparte de mi hijo? - preguntó enojado Tom al niño.
-  Thomas - lo recriminé - Pero tiene razón, no puede juzgar a mi hijo por tener padres divorciados, es algo nuevo para él, no merece esto, no defiendo la violencia pero tampoco pienso que él sea el único malo en este asunto.
- Lo sabemos, ya hablamos con Peter y pidió disculpas, pero su hijo se negó a hacerlo.
- Y no lo hará - dijo Tom.
- Señor Holland creo que la nariz de este niño está rota, es algo serio.
- Deberán pagar por la atención médica de Peter - dijo su madre.
- ¿Ustedes pagarán la terapia de James? - la miró Tom.
- Creo que este niño recibió castigo suficiente por sus actitudes y los padres se comprometieron a que no se repetirá, necesito que pasen a mi oficina y hablaremos sobre ello.
- Está bien - jale suavemente el brazo de Tom y caminamos a la oficina.
- Tomen asiento - indicó la directora y se sentó - Señores, empezaré diciendo que James está suspendido esta semana.
- No volverá a esta escuela y retiraremos a David también - dijo Tom.
- No, no lo haremos.
- Entiendo que es difícil para él, por la situación que atraviesa, pero nada justifica la violencia, tampoco la actitud de su compañero, pero fue difícil separarlo de encima suyo, estaba tirando golpes con demasiada agresividad, si no controlan esto desde ahora, siento que puede volverse algo más serio.
- Lo entiendo, intentaré hacer lo posible, lo llevaré con un psicólogo si es necesario.
- No está loco - me miró Tom.
- Señores en realidad ese es el problema.
- ¡¿Está loco?! - dije alarmada.
- No, claro que no, señora Holland. No quiero juzgarlos pero están bastante en desacuerdo entre ustedes y eso no le hace bien a sus hijos - en ese momento entro la psicóloga con James agarrado de su mano.
- Buenos días - saludó amablemente y James corrió a abrazarme, le entrego una carpeta a la directora y salió.
- ¿Puedes esperar afuera, cielo? - dijo la directora y James me miró esperando aprobación.
- Te veo al salir, amor - besé su frente y su padre le dió una palmada cariñosa en la espalda.
- Cómo les decía - leyó la carpeta - Ustedes son el problema, necesitan solucionar sus diferencias por sus hijos, por su bien.
- Eso intentamos.
- Estoy leyendo lo que dijo James a la psicóloga.
- ¿Qué fue lo que él dijo? - puso la carpeta en la mesa y señaló un párrafo - Aquí.

Tom tomó la carpeta y la acercó hacia nosotros.

"Es que mamá y papá pelean demasiado entre ellos, se olvidaron de mí, ya no me quieren"

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora