Mala Idea

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Luego de que Melanie se marchará yo quedé muy preocupada, miraba el reloj muy seguido y no podía dejar de mover mi pierna con nerviosismo.

Eran aproximadamente las 2 am, cuando un auto para en la casa, corrí a la ventana, pero se trataba del Porsche rojo de Harry, él bajó del auto con su saco en el brazo.

Al ver que no era mi hermana, vuelvo a sentarme en el borde de la cama y empiezo a morderme las uñas de una mano.

Por mi mente pasaban ideas sobre lo que podría haberle pasado, quizás el taxista la secuestró, Tom la encontró o quizás un vagabundo le robo su dinero y no sabes como volver.

Harry sube hasta la habitación, ingresa y me saluda, lo primero que hace es preguntar sobre mi hermana y yo respondo con que hasta el momento está desaparecida.

Los dos nos ponemos a ver una forma de como ir a buscarla, hasta que escuchamos que alguien sube las escaleras, era ella.

- ¿Dónde te habías metido? - preguntó al verla entrar.
- No había ningún taxi, tuve que caminar como unos 4 cuadras para poder coger uno.
- No debiste hacer algo así, era peligroso - dijo Harry.
- Mira cariño no es la primera vez que hago algo así y estoy segura que tampoco será la última. Sé cómo cuidarme sola.
- ¿Llegó Tom?
- No, no lo vi
- Dudo que vuelva hasta dentro de una hora, apuesto a que sigue ahí con los ancianos - dijo Harry - Todos lo estaban interrogando al ver que ya no estabas, no sabía qué pretexto poner para justificar que te habías marchado a muchos les preocupo tu ausencia y tu repentina huida, al final él dijo que surgió algo con los niños y que tuviste que irte rápido.
- Es mejor que decirles la verdad - suspiré - Harry, no sé cómo agradecerte que nos hayas acogido aquí.
- No hay problema - sonrió - Pueden quedarse cuanto gusten, solo no contesten el teléfono, no seré uno de los primeros a quien Tom llamará, pero sí estaré en su lista.
- ¿No tendrás problemas? - pregunté
- No lo creo. Oí que hiciste que Miranda quedará mal con los ancianos - sonrió.
- Solo intente darme mi lugar.
- Comprendo, imagino que el plan del viernes queda cancelado - dijo mirando a mi hermana.
- ¿Cuál plan?
- El del almuerzo, ¿recuerdas que lo mencionamos? - dije esperando que Melanie sepa disimular.
- Ah si, no me acordaba.
- Ha pasado un tiempo desde la última vez que no vimos. ¿Te parece si mañana vamos por un café? - dijo Harry a Melanie.
- Me parece una propuesta muy buena en un momento malo, quizás en una ocasión menos inapropiada, pero gracias.
- Esta bien, las dejo solas - dijo saliendo del cuarto.

- ¿Pero qué pasa contigo? - mire a mi hermana - Debiste aceptar.
- Quisiera pero no estoy de humor. ¿Se veía muy bien en ese traje no crees?
- Si lo creo, deberías intentarlo, le gustas.
- No hablemos sobre eso.

Mi hermana ha crecido con ciertos traumas en cuanto a los hombres, nuestro padre era un ebrio que jamás cuido de nosotras, imagino que esa es la razón por la cual jamás ha tenido un novio.

Ella es una chica muy linda, tienes unos ojos azules que enamoran a quien sea, pero ni siquiera en la secundaria tuvo un novio, pensaba que quizás tendría una novia, pero tampoco declaró ser lesbiana, sé que ella tiene miedo a amar, porque piensa que luego la dejaran como nuestro padre hizo con nosotras.

- Deberíamos dormir
- Si, fue una noche demasiado...
- Me sentí en Rápidos y Furiosos - bromeó Melanie - Camine por la calle con mi zapato en la mano para poder coger un taxi.
- Me preocupe mucho.
- No es la primera vez que lo hago.
- Me aterra saber eso. Pero ya en serio, debemos de dormir.

Nos recostamos en la cama y ella se abrazó de mi, se necesitaron sólo unos cuantos segundo para que yo cediera por completo al sueño.

Ambas despertamos como a las 9 del día siguiente y los niños también, cuando bajamos el desayuno ya estaba servido y Harry se encontraba leyendo un reportaje en su teléfono.

- Buenos días - nos saludo.
- ¡Tío Harry! - gritaron los niños al unísono y corrieron hasta a él, quien les prestó su celular para que jugaran, como usualmente hacía para que estos se callaran.
- ¿Cómo pasaron la noche?
- Muy bien, ¿cómo estuvo la tuya? - dijo sonriendo Mel.
- También estuvo bien.
- Harry, esto se ve delicioso - dijo Melanie tomando un trozo de pie de limón.

Durante el desayuno ellos dos se la pasaron hablando sobre los viajes de mi hermana, el aburrido trabajo de Harry, la Premier League, el clima y miles de cosas más.

Estábamos levantando los platos cuando alguien tocó el timbre.

- Alguien toca - dijo James apartando su vista del teléfono por un momento.

Le hice una seña a mi hijo para que se callara, y todos nos quedamos allí en silencio. Luego de unos segundos empezaron a golpear la puerta de manera frenética.

- Lleven a los niños arriba - dijo Harry, dirigiéndose a la puerta.
- Mel...
- Voy - dijo agarrando las manos de mis hijos y llevándolos al piso de arriba - Diana, vamos.
- Llévalos, subo en un momento - dicho esto me metí al baño, estaba al final del pasillo, entré cerré la puerta y por una rendija me puse a ver quien era.

Harry abrió la puerta, era Tom...

- Tom, ¿qué haces aquí?
- ¿Dónde están? - dijo alterado.
- ¿De qué hablas?
- Déjate de estupideces, ¿dónde están mis hijos?
- Tom no sé de qué hablas.

En ese instante pude ver cómo Tom, deposita un fuerte golpe en la nariz de Harry, haciendo que esté tambaleara.

- ¡Tom! - dije saliendo del baño.
- ¡Diana no! - dijo Harry
- ¿Qué crees que estás haciendo? - dije acercándome.
- ¿Cómo crees que me puse al llegar a casa y ver que ni mi esposa, ni mis hijos estaban ahí? - dijo intentando entrar a la casa, pero Harry lo detuvo sujetándolo con fuerza del brazo, con esto Tom estuvo cerca de darle otro golpe.
- Tom, le tocas un pelo y te juro que llamo a la policía.
- Créeme preciosa eso no va a resultar bien.
- ¿Cómo nos encontraste?
- A la media noche llamaron a Harry desde el teléfono, la llamada quedó registrada, debieron borrarla.

Maldita sea Melanie, ¿en qué estabas pensando? - dije para mis adentros.

- No vamos a regresar
- No puedes alejar a mis hijos de mi - dijo intentando soltarse del agarre de Harry.
- ¿Estás ebrio, no es así? - dije acercándome aún más, había algo en su tono de voz y su aspecto que no me convencía - ¿Estuviste tomando? - no respondió, me acerqué lo suficiente como para poder oler el aroma a alcohol que tenía - Necesitas calmarte.
- No me digas que me calme, después de lo que hiciste.
- Esta bien, lo siento. Sólo necesito que te calmes. Vamos a tomar un café y hablar de esto, ¿esta bien? - dije tratando que calmarlo, por suerte accedió.

Usaba la misma técnica que con mi padre, cuando esté llegaba ebrio a casa, yo salía a recibirlo y lo trataba con calma, no le reclamaba nada, porque sabía que sería empezar una pelea, si tenía algo que reclamar, prefería hacerlo al día siguiente cuando ya se le había pasado el efecto del alcohol.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora