Adiós

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Hace unas horas me encontraba huyendo de la casa que me había acogido por 7 años en compañía de mis dos pequeños hijos, para así alejarme de mi marido, aquel que me ha sido infiel.

Pero en estos momentos alejarme de él es lo último que planeo hacer.

Luego de que Tom, llegará a casa de Harry y lo golpeará, yo pude convencerlo de que fuéramos por un café y hablemos. No tenía ganas de hablar con él, pero tampoco quería que agrandar el problema.

Al final, él me llevó a una cafetería, era una que contaba con un diseño arquitectónico inspirado en construcciones griegas, tenía ese tipo de pilares y esculturas dentro, era muy hermoso y apuesto a que un café ahí costaba un dineral.

Nos sentamos en una mesa, ambos frente a frente, en mi cabeza pasaban ideas de cómo confrontarlo cuando esté se animará a reclamarme algo, pero sin embargo me llevé una gran sorpresa cuando nada de eso pasó.

- Diana, quería decirte lo mucho que lo siento, todo lo que te he dicho, te he hecho e incluso lo que te he hecho hacer, no puedo creer que hice lo que hice, antes de que nos casaramos yo jamás creí que podría ser capaz de entregarme por completo a otro ser, quiero decir yo solía pensar que el amor era una excusa para hacerte vulnerable ante otra persona y esto a cambio de unas caricias y que luego terminarás siéndolo, pero cuando llegaste tu a mi vida, no me sentí vulnerable, porque sentía que tu me hacías cada vez más fuerte. Aquel día que te conocí, aquella noche que pasamos juntos, yo pensé que sería como cualquier otra, que sólo sería una noche, pero no, aquella noche algo cambió en mí, mejor dicho tu cambiaste algo en mi, me hiciste verte como una necesidad, tenía la necesidad de tocarte, tenerte e incluso de amarte, es por eso que yo te volví a buscar, eras diferente a cualquier otra persona que haya conocido, tú en vez de dormir o retirarte, te sentaste en aquella cama y hablaste como una cotorra, pero no podía cansarme de ti, escuchar la emoción con la que decías las cosas que te gustaban, hacía que las viviera junto a ti, eras una chica soñadora, inteligente y tenías un gran humor, habías pasado por tanto con tu padre y tu hermana, pero aún así aparentabas ser feliz, querías hacer feliz al resto a pesar que tu no lo eras, llegué a comprender eso la segunda vez que nos vimos y pensé que necesitabas a alguien que te cuidara y que te hiciera feliz, porque te lo merecías y yo quería ser ese alguien, al principio pensé que quizás tú eras mi capricho, que quería tenerte y ya, pero no, luego de un tiempo me di cuenta que quizás tú habías sido hecha para mí y yo para ti, que quizás tú vida y la mía estaban destinadas a encontrarse, pensaba que nuestros corazones latian al mismo ritmo. Tu te metiste en mi cabeza tal y como lo dijiste como un tumor o un caso de triquinosis - río amargamente - Pero cuando tienes eso, tu solo quieres deshacerte de ello, pero yo no, yo quería tenerte en mi cabeza a todas horas, quizás era porque era joven, pero siempre tenía imágenes tuyas en mi cabeza. Tú te entregaste a mí con toda tu alma, sería lindo decir que yo también te entregué la mía, pero no lo hice, en mi conciencia está que no lo hice, no sé porqué pero no lo hice. Cuando llegó James a nuestras vidas, pensé que tú ya no eras mía, sino de él, sé que suena cruel, pero en cierto punto lo odiaba por eso, porque creía que se convertiría en tu vida, más luego comprendí que tu vida la vivías junto a mi y que nada podría hacer que tu cambiaras el amor que sentías por mi, que los niños solo lo reforzaron.
Pero ayer me di cuenta que fui yo quien provocó que lo que sentías por mí, cambiará.
Me culpo por eso, me culpo por romper todas mis promesas, como amarte, respetarte, serte fiel, y cuidarte, es gracias a mi que has sufrido y has llorado, yo te he hecho esto, yo - dijo con mucho arrepentimiento- es irónico que yo quería protegerte de Burnes, escucha cuando sucedió lo de Burnes, no podía aceptar algo así, en mi cabeza no cabía la idea de que estés en brazos de otro, es egoísta, pero creía que solo yo podía hacerte feliz, que nadie más te merecía, pero ahora dime ¿crees que aún te merezco?.
- Tom no sé qué quieres que te diga - no podía decir nada, no sabía cómo responder a todo eso.
- Hay muchas cosas que quisiera que dijeras, te he callado tantas veces, lo he intentado hacer por la mala, tú entiendes bien eso, también lo lamento, pero no quería oír la verdad, no quería oír sobre el daño que te hecho, no quería oír que lo nuestro se había terminado a causa mía.
No te imaginas cuantas veces he deseado borrar el pasado, volver el tiempo atrás, cuando sufriste el accidente una noche rogué porque perdieras la memoria y me dieras otra oportunidad, que no recordarás lo que te he hecho.
- Tom...
- Hay algo que debo darte - dijo sacando un papel doblado del bolsillo trasero de su pantalón - Ten - me lo alcanzó.
- ¿Qué es esto?
- Léelo en compañía de tu abogado, espero que sea de ayuda para poder hacer los acuerdos de divorcio, créeme son tratos muy razonables. No planeo asistir a una sesión de conciliación familiar, creo que ya te lo he dicho todo y tu también a mi, no creo que haya nada más que agregar.
- Tom...
- Diana - dijo levantando la mirada y dirigiendola hacia un florero que había en la mesa, era la primera vez que levantaba la mirada desde que habíamos llegado y habíamos empezado aquella conversación.
- Gracias - me limite a decir.
- De nada - hubo una larga pausa, hasta que dirigió su mirada directamente a mis ojos, me miró fijamente, sus ojos estaban llorosos, no estaba llorando, pero estaba a punto de hacerlo - Adiós Diana - dijo levantándose.
- Adiós Tom...

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora