La Verdad Duele

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Hoy me levanté y me vestí, fui a preparar el desayuno para los niños. Mientras preparaba el cereal, Tom bajó y se sentó en la mesa del comedor. Le llevé su café y su periódico que ya habían dejado temprano en el buzón.

 
- Buenos días - puse todo en la mesa y le dediqué una sonrisa.
- ¡¿ Qué pasa contigo?! -prácticamente me gritó, él nunca lo había hecho antes- Anoche tú no querías ni verme y hasta me pediste el divorcio y ahora actúas como si nada pasara.  ¿Esta es tu forma de vengarte? 
- ¿Mami? -escuche la dulce voz de David por la puerta, era mi hijo menor frotándose los ojos y con su pijama de Spiderman y su oso de peluche en la mano.


Corrí a levantarlo y luego lo acomode en su sillita, le acerque su cereal y Tom insistió en dárselo, lo cual fue para sorpresa de David porque su padre casi nunca se ocupaba de eso.
Luego bajo James, y al igual que a David le di su cereal y él como gratitud me dio un beso, el beso de mi hijo fue un pequeño factor que hizo que mi día mejorará, pues me sentía muy afortunada por tener su amor.

Luego del primer año de casados, Tom y yo tuvimos a James, quien ahora tiene 6 y dos años más tarde tuvimos a David, quien ahora tiene 4, ambos son mi consuelo en este momento y la única parte de mi, que siento que nunca me va a traicionar.

Luego de desayunar Tom recogió los platos y los llevo al fregadero, yo insistí en lavarlos y él luego fue a jugar con los niños. 

Era algo notorio que se sentía culpable por lo sucedido la noche anterior, esto lo deduje a causa de que nunca antes él había querido ocuparse de las cosas en nuestra casa y esto se aplicaba en cierto modo, también a nuestros hijos, para Tom su trabajo era una prioridad.

Veía a Tom por la ventana de la cocina, se divertía mucho con sus hijos y ellos lo amaban, siempre lo hicieron. No podía creer como una simple mujer y una calentura hormonal podía arruinar mi mundo y el de mis hijos, al fuerte hogar que con esfuerzo construimos.  En ese momento tomé mi última decisión, llegó a mi como un foco encima de mi cabeza, tal como en las caricaturas para niños, son fanática de las mismas y no solo gracias a mis hijos, bueno, en fin, no dejaría que una cualquiera se atreviera a arruinar todo por lo que trabajé en estos 7 años. No podía permitir que mis hijos vieran y fueran a tomar un helado junto a su padre por durante una hora los fines de semana por culpa de ella, o que Tom y yo ya no gozáramos de nuestras conversaciones nocturnas a causa de ella, que Tom se vea obligado a faltar a cosas importantes, como recitales o juegos de soccer. No podía dejar que se adueñara de mi felicidad y la de mis hijos, eso era injusto.
Así que decidí que pelearía hasta mi último suspiro y voluntad por mantener a mi familia unida. No necesariamente  con golpes y rasguños, más bien si ella actuó como perra para prosperar, yo sería la zorra que controle todo para al fin poder descarrilarla. Y así empecé.

Salí al patio y acerqué a Tom quien estaba sentado en el suelo con una pelota en la mano, me acerqué y lo besé en los labios, él me miró confundido y no supo cómo reaccionar. Me alegro que al menos lo hiciera de buena manera, además que sentí en él un cambio como si se hubiera relajado, no lo he perdonado en lo absoluto, pero quiero hacer que él crea que así es, un punto a favor mío.

Cuando al final estábamos completamente solos y desocupados, decidimos que era un buen momento para poder hablar sobre lo que atormentaba nuestras vidas en estos momentos. 

- Tom, creo que lo mejor para los niños es intentar olvidar esto - empecé yo.
- Sería algo grandioso. Y... - lo interrumpí depositando un beso corto en sus labios, algo interesante es que no se sintió bien, se sintió igual que besar un corcho o una zanahoria, algo sin vida y sin magia, me aterró pensar que mi amor por él se estaba esfumando o aún peor el suyo hacía mi.
- Creo que deberíamos invitar a Miranda a cenar, para olvidar todo - dije dejándome llevar por el remolino que existía en mis pensamientos  y luego me arrepentí de gran manera, que estupidez había dicho, todo lo que progrese en el día lo perdí. Me pasé el día pensando en todo este tema y atormentandome al no encontrar una salida apropiada.

- Si tu quieres así será - me dijo tenso y yo le dediqué una sonrisa forzada, hice lo posible para que no se notará en mi rostro la preocupación que me estaba agobiando.

Tom y yo acordamos no hablar del tema, pero eso no quería decir que su traición la había olvidado, aparte que ni siquiera tuvo la decencia de pedirme disculpas hasta ahora; aún sentía asco por él y por lo que había hecho, además yo perdí totalmente ¿ mi confianza en él, ya no podía verlo como antes y los verdaderos culpables eran él y Miranda. 

Y ahora que lo veo bien Tamara y yo no hablamos acerca de ello y yo había prometido que la llamaría al día siguiente, pero no importa.

Siguiendo con la tregua que Tom y yo nos dimos a mi me molesta el hecho de fingir que todo va estar bien, fingir no significa que estemos bien, hasta verlo me duele en estos momentos. Creo que seguir con mi decisión no será fácil y tampoco será muy buena para nuestra relación, aunque eso lo veré más adelante a medida que los hechos vayan sucediendo, aún tengo un largo camino por delante y muchas batallas con las cuales lidiar, voy a necesitar mucha fuerza y paciencia...

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora