Ella

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- Antes me amabas
- Es tiempo pasado, Tom - negué - ¿Por qué tienes que hacer esto?
- ¿Hacer qué?
- Hablar sobre esto, no vas a conseguir nada, puedo asegurarte que podemos hablar de este tema todos los días a toda hora y mi decisión no cambiará.
- ¿Por qué no puedes perdonarme?
- Ya lo hice
- Entonces vuelve conmigo y seamos felices - extendió su mano.
- Dije que te perdoné no que olvidé lo que hiciste.
- No era para tanto, Diana
- ¿No era para tanto? ¿No era para tanto traicionar a tu esposa?
- Pasaba por un mal momento en ese entonces.
- ¿Y ahora también lo haces, no?
- Sí.
- Tengo la solución, ve a buscar a Miranda, ahora que ya todo está jodido no tienes nada más que perder, te conviene.

Caminé por el pasillo y luego salí del hospital. Cuando caminaba a mi auto la cabeza empezó a dolerme. Ese tipo de conversación me causaban migraña. Y era como meterle sal a la herida una y otra vez.

Llegué a casa y subí a la habitación de James, él dormía profundamente, me acerqué a darle un beso en la frente.
Salí de la habitación y me dirigí a la mía, me quité los zapatos, me recosté y me quedé dormida, perdí la noción del tiempo hasta que mi teléfono me obligó a despertar.

- ¿Diga? - dije bostezando
- ¿Dónde diablos estás? La doctora ya está aquí - contestó Tom.
- Eh... estaré ahí en un rato más - colgué el teléfono y corrí a la habitación de James.

- Cielo, arriba, tenemos que ir a ver a tu hermano - lo moví varias veces hasta que despertó.

Corrí a mi habitación para cambiarme de ropa. Me puse unos vaqueros limpios y una camiseta, tomé mi teléfono y las llaves.

- ¡James!
- ¡Ya voy!

Fui hasta su habitación y tomé un deportivo del armario.

- Te cambias en el auto, vamos

Salimos corriendo y subimos al auto. Conduje lo más rápido que pude, haciendo que vestirse sea algo difícil para James, recorría de un lado a otro en el asiento cuando giraba en alguna curva.

Al llegar ambos entramos al hospital y caminamos a la sala. Nicky estaba en la puerta, al verme lanzó una mirada de reprobación que decidí ignorar.

- ¡Abue! - se acercó James y yo entré a la sala.

La pediatra y Tom todavía hablaban sobre David, esta le mostraba los análisis que le habían hecho.

- Buenos días, perdón por haberme retrasado, ¿qué sucedió? ¿cómo está?
- Le explicaba al señor que el niño presenta una infección estomacal producida por comerse un trozo de globo.
- ¿Cómo dice?
- Hicimos radiografías y hay un trozo de globo pegado en la pared del estómago - me mostró la radiografía en donde se veía claramente una mancha pegada en un lado del estómago - Vamos a darle algo para que lo elimine cuanto antes y ya se pondrá mejor.
- ¿Cómo pudo haberse tragado un globo? - miré a Tom.
- Les compré una Cajita Feliz de Mcdonals a ambos y venían con globos, uno se reventó en el auto mientras comían - dijo Tom - Quizás ahí lo tragó o quizás mientras jugaban. En realidad, no tengo ni idea.
- Deben vigilarlos mejor, pero eso es todo, se quedará aquí hasta mañana - dijo la doctora y salió de la sala.

Me acerqué a David que aún dormía y le di un beso en la frente.
- Ya te pondrás mejor, mi vida - susurre y salí de la sala.

James estaba sentado jugando con el celular de su abuela. No es una idea que me encante, no suelo darle mi teléfono a ninguno.

- ¿Qué tiene mi nieto? - preguntó Nicky con un tono autoritario en su voz.
- Mi hijo, se tragó un globo cuando Thomas le compró un Mcdonals - respondí y me acerqué a James.
- Jamie, vamos a la cafetería para que te compre algo para desayunar, ¿sí?
- Mami, ¿puedo ver a David?
- Claro que si, pero primero vamos por algo de comer.

Le devolví el teléfono a Nicky y caminé con mi hijo por el pasillo.

- ¿En serio se comió un globo?
- Parte de uno, ¿tienes idea de cuándo pudo hacerlo?
- No... Pero pinchó su globo en el auto y se puso a llorar.

Llegamos a la cafetería, compré un café con leche, una cajita de jugo de manzana y también un sándwich de queso con jamón para James. Ambos nos sentamos y desayunamos hablando sobre su programa en la televisión.

Después ambos caminamos de regreso a la sala. Nicky se había marchado, pero alguien había tomado su lugar y estaba hablando con Tom.

Miranda.

- Buenos días - dijo ella y Tom me miró expectante.

Tomé la mano de mi hijo y entré a la sala ignorando por completo a Miranda. David ya estaba despierto y comía un poco de pudín de chocolate.

- ¡Mami, mira!
- Que rico, amor - besé su mejilla y James se sentó de un brinco a su lado.

Salí de la sala, cerré bien la puerta y me acerqué a Tom.

- Tenemos que hablar - le dije y me aparté de Miranda.
- ¿Sobre qué? - él me siguió
- ¿Qué hace ella aquí?
- Dijiste que la buscara, que no tenía nada que perder si lo hacía y eso hice.
- No tiene nada que hacer aquí, la quiero lejos de mis hijos.
- Yo quiero que esté aquí.
- No quiero a esa zorra cerca de ellos o la sacas de aquí o yo lo haré.
- Quiero que los niños la conozcan.
- Puedes meterte con quien quieras y las veces que quieras, no me importa, pero no  metas a James y David en esto.
- ¿Sabes Diana? Quizás en algún momento van a tener que llamarla mamá.
- Eres un maldito imbécil.
- Relájate Diana, de todas formas ya era como su otra madre, ¿no?

Levanté la mano para darle una cachetada, pero él fue más rápido y me tomó por las muñecas. De reojo vi que un enfermero se acercaba por el pasillo, la furia me consumía.

- ¡Me lastimas! ¡Sueltame! ¡Ayuda por favor! - grité forcejeando con él. Tom estaba confundido y creo que fue por eso que no soltó el agarre.

Él enfermero se acercó y apartó a Tom de un empujón.

- Él no estaba haciendo nada - se acercó Miranda - Déjelo.

Otra enfermera llamó al personal de seguridad, quienes llegaron unos  segundos más tarde y escoltaron a Tom y Miranda fuera del hospital.

Todo pasó tan rápido que ni yo pude entender lo que había hecho hasta unos minutos después.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora