Volvió...

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El miércoles en la mañana fui a reunirme con Tamara, cambiamos de idea y acordamos vernos en un restaurante bastante cerca de mi casa, llegué mucho antes que ella, reservé una mesa al lado de la ventana, me puse a leer un libro es que no había empezado uno desde hace ya mucho, estaba concentrada en mi lectura, cuando de pronto siento que alguien se sienta en frente de mi, creí que era Tamara, más al levantar la mirada me llevé la sorpresa de que era Tony, Tony Burnes, el mismo imbécil que me había besado contra mi voluntad y ese que intentó golpearme aquella misma ocasión.

- Vaya, estás bellísima, ¿Por qué tan arreglada? ¿Esperas a tu maridito?
- ¡Aléjate de mí! - dije y me levanté de la mesa lo más rápido que pude, salí del restaurante, más sin embargo él me siguió y me detuvo estirando de mi mano.
- Muñeca, te extrañé, ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos pero no he dejado de pensar en ti, en lo que pudimos hacer, no tienes ni idea de cuánto he extrañado poder verte en la galería haciendo sonar tus zapatos mientras caminas - su tono de voz me asustaba cada vez más y se me hacía cada vez un poco más difícil soltarme de su agarre, mi corazón latía a mil por hora.

Más al oír la voz de Tamara diciendo mi nombre atrás mío, él me soltó y sólo agachó la cabeza retirándose, como si quisiera evitar que lo vieran, me acerqué a Tamara y la abrace con fuerza, no por el hecho que la extrañará o que estuviera feliz de verla, sino porque necesitaba sentir algo de protección en ese momento, me asusté mucho con lo sucedido hace tan solo unos segundos.

Entramos al restaurante y ordenamos algo de comer y beber, cuando el camarero tomó nuestras bebidas y se retiró, entre nosotras dos se produjo un silencio bastante incómodo, algo que casi nunca nos pasaba.

- ¿Cómo están los niños? - preguntó Tamara sonriente e intentando entablar una conversación.
- Bien, están con su abuela.
- Que bueno, la madre de Tom los adora se nota a leguas.
- Lo sé ellos igual la adoran, la mantienen ocupada, así ella no se ocupa de chismes y cuentos de las vidas de las demás personas - lancé mi primera indirecta muy directa, quería que supiera que yo estaba molesta por lo que me hizo, básicamente fue el origen de mis problemas con mi marido.
- Sí, pero no le enseñó a su hijo a no ser infiel.

¡Ouch perra! Eso me dolió mucho fue como ponerle sal a una herida recién hecha.

- Quiero que entiendas que era para ayudarte para que supieras la verdad en cuanto a las cosas que hacia tu marido y quiero que sepas que lo hice con una buena intención - dijo Tamara tomando mi mano y con suave tono de voz.
- Se notaron tus buenas intenciones, ojalá supieras el daño que me haz hecho y las cosas que causaste entre nosotros dos.
- Deberías divorciarte de él ahora mismo.
- Y tu deberías irte muy al infierno... - el camarero nos interrumpió trayendo nuestros platillos, quería matarla ahí mismo, estaba nerviosa, enojada y asustada por lo que hizo y por lo que pasó antes con Burnes, que me resultaría muy sencillo estrangularla ahí en frente de todos los presentes.
- Te vi con ese hombre cuando llegué aquí, así que tu no eres santa del todo y lo sabes, estás molesta conmigo porque te descubrí y sabes no se lo diré a Tom, tu secreto está a salvo conmigo, sino ¿qué clase de amiga sería? - dijo, se levantó, dejó dinero en la mesa y se retiró del restaurante.

Estaba furiosa e histérica, conduje tan rápido de regreso a casa como pude y al llegar tomé un baño con agua fría para poder relajarme, pero mientras lo hacía la maldecía de toda forma.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora