La Pareja Perfecta

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Tom llegó a casa a las 6, me puse una chompa larga algo vieja, para ocultar mi vestuario y le pedí a Melanie que me ayudara a esconder mi rostro de él al menos hasta que sea hora de que se vaya.

Se alistó muy rápido, se puso unos pantalones de tela negros, con una camisa blanca de la cual no tenía abotonado los dos primeros botones, además se había puesto unos suspensores grises oscuro y llevaba su saco colgado en el brazo y unos mocasines bien lustrados que combinaban.

Al entrar a la cocina me quede hipnotizada al verlo, se veía realmente bien, él me miró confundido al ver el maquillaje que traía puesto.

- Ya estoy lista - dije mirándolo con una
- Pensé que no ibas a ir
Cambie de opinión al respecto y pues me alisté – me quité la chompa que tenía puesta  - ¿Cómo me veo? 
- Muy hermosa, en serio hermosa – los dos nos sonreímos por un largo rato
- ¿Y se van a ir o qué? – dijo Melanie confundida. 
- Sí, iremos en mi auto, ¿está bien? – preguntó Tom sin bajar la mirada de mi, sentía que me escaneaba.
- Perfecto – sonreí

Tom tenía un Ferrari de color plomo, era su adoración, cuando su empresa empezó a expandirse, junto dinero y lo primero que compró fue su auto, lo lava él mismo, le hace mantenimiento seguido y creo que lo ama más que a nosotros.

Condujo hasta un gran salón, en la puerta había algunos fotógrafos y periodistas, cuando bajamos del auto, Tom me alcanzo su brazo y yo lo tome, los flashes me dejaron completamente ciega, pero aún así me esforzaba por mantener mi sonrisa.

Entramos y Tom me llevó hasta un señor algo mayor quien estaba en compañía de su esposa, Tom inmediatamente nos presentó, a ellos como sus socios y a mi como su esposa.

- ¿Hace cuánto llevan casados? - pregunto.
- Hace siete años - respondió Tom sonriendo.
- Hacen una pareja maravillosa, felicidades.
- ¿Tiene hijos? - intervino la esposa. 
- Sí, tenemos dos - respondí sonriendo.    
- Deben de ser muy lindos. ¿Por qué nunca hablas de ellos Thomas? - pregunto nuevamente el esposo.   
- Jamás has preguntado Robert - dijo riendo y todos nos reímos igual, solo que yo con nerviosismo.         
- Es un gusto poder conocer a tu esposa finalmente, me preguntaba si en verdad tenias una, siempre venias acompañado de esa socia tuya, la abogada, ¿Miranda? - dijo Robert sonriendo, no lo dijo con malicia alguna de eso estoy segura, pero con el comentario Tom se congeló sin saber que decir y el ambiente se puso muy tenso, porque Robert ya se había dado cuenta de que metió la pata con su inocente indiscreción.
- Yo prefiero pasar más tiempo en casa con los niños, además que casi no entiendo de los negocios de mi esposo y hasta me resultan aburridos - dije finalmente.
- Te entiendo cariño. Además háblales a estos dos de autos y nunca se van a callar - dijo la esposa  sonriendo.
- Sí a Tom se le iluminan los ojos cuando escucha la palabra Ferrari - dije sonriendo.                       
- Así es - dijo Tom sonriendo nervioso.   
- Mejor es no mencionarles el tema - sonrió la esposa.  
- Nos disculpan un momento - dijo finalmente y nos alejamos de ellos dos.

- Fue algo incómodo - dije mientras caminábamos.
- Vaya que lo fue   
- Especialmente cuando mencionaron que venías a cosas como esta con Miranda.   
- En serio lamento eso.
- No debiste quedarte callado, te exhibiste tu solo, podrías ser más discreto, inventa algo .

Cuando Tom estaba por decir algo, alguien gritó su nombre llamándolo alegremente, haciendo que volteemos.

- ¡Thomas! - se acercó a nosotros aquel hombre. Se me hace raro oir que aquí lo llamen por su nombre real, yo me acostumbré a decirle solamente Tom.
- Alexander, ¿cómo estás?. Te presento a mi esposa, Diana.
- Un placer conocerla bella dama - dijo besando mi mano a lo que yo sonreí.
- El gusto es mío. 
- Él es Alexander Trainor, un socio mío, es dueño de una disquera bastante conocida, Trainor Sounds - dijo Tom, dirigiéndose a mí. 
- Jamás dijiste que tu esposa era tan hermosa, imagino que recibe halagos a diario, especialmente tuyos hermano.
- Uno más no haría daño - dije sonriendo y haciendo que aquel hombre riera a carcajadas.
- Pero qué encantadora. Ahí está Harrison , los dejo - dijo alejándose de nosotros.

- Es muy simpático 
- Realmente lo es, convence a cualquiera en un segundo
- dijo Tom.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Por supuesto que sí   

- ¿Aproximadamente, cuántas personas aquí presente pueden preguntar sobre o mencionar a Miranda como típica acompañante tuya? Sé honesto.
- Diana... 

- Responde o no te salvó el pescuezo como hace rato.
- Puede que al menos la mitad -  se rasca la nuca, mirando el suelo.
- Entonces será una larga noche - dije sonriendo pues Harry se acercaba a nosotros.

Luego de que tuviera una muy corta charla con Alexander, Harry se acercó a nosotros. Estaba vestido con un terno marfil con un pantalón del mismo color, zapatos cafés y una camisa guinda. 

- Diana, que gusto que hayas venido. 
- Pues gracias, es un gusto verte de nuevo Harry.
- Igualmente ¿ Y los niños como están?

- De maravilla, se quedaron con la hermana de Diana - respondió Tom.
- ¿Melanie? -  dijo y sus ojos se iluminaron al pronunciar el nombre de mi hermana.                           
- - dijo Tom - Volvió de México, estuvo paseando por ahí.
- Pensábamos hacer algo en casa el viernes, estas invitado - dije haciendo que Harry se emocionara, no lo demostró, pero sé que lo estaba.
- Estoy encantado de ir, gracias Diana.
-
¿Me disculpan un momento? - dijo Tom y se alejó a hablar con un grupo de señores de una edad avanzada.
- ¿ Y cómo está ella, Melanie? - preguntó Harry.
- Se encuentra bien, gracias por preguntar, ¿hace cuánto que no se hablan?
- Desde el 4 de julio.
- ¿Por qué no salen uno de estos días? 

- Lo pensaré - ríe nervioso.

Todo marchaba bien para mi ,hasta ahora, pero mi suerte empieza a cambiar cuando veo que Miranda ingresa al salon usando un vestido negro y peinada con un moño que parecía un nido de buitre en su cabeza.

Pero está es mi noche y nada me la va arruinar.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora