El primer día

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Desde que surgió mi propuesta y la aceptación a esta por parte de Tom, él y mis hijos no pararon de hablar sobre ello.

De cierta forma, James y David creen que volvimos a ser una familia feliz y que sus padres finalmente volverán a estar juntos y nunca más van a separarse... Al menos esas fueron las palabras de David al enterarse luego de salir del hospital.

Acordamos quedarnos en mi casa, más que todo porque era más fácil que Tom trajera sus cosas a que nosotros tres empacaramos las nuestras para ir con él.

Luego de dejarnos a James, David y a mí en casa, él fue a buscar sus cosas. Mientras esperábamos a que regresara, como nunca antes en todo ese tiempo, mis hijos se pusieron a ordenar sus habitaciones y a recoger sus juguetes. Debo admitir que la imagen se me hacia muy dulce, pero también me preocupaba un poco su reacción cuando su padre tenga que marcharse de nuevo.

Agotados de ordenar su desastre, ambos se recostaron en el sofá y prendieron la televisión. Hasta que escucharon el auto de su padre estacionarse afuera, de un brinco corrieron a la puerta y salieron de la casa a toda prisa.

- ¡Niños, no vayan a la calle! - salí de la casa detrás de ellos

Entonces vi a David arrastrando con esfuerzo una de las maletas de su padre, me acerqué y la levanté por él para llevarla adentro. La dejé junto a la puerta y volví hacia mis hijos.

- ¿Necesitas ayuda? - me acerqué a la maletera del auto y me paré junto a Tom
- Está bien, es solo que no cerré bien y los cables de la laptop quedaron desparramados y enredados
- Claro, lo hiciste muy deprisa
- Quería venir lo más rápido posible
- Oye, no lo tomes a mal pero no estamos juntos de nuevo, ¿de acuerdo? Es temporal, ambos lo sabemos
- Es por eso que debo aprovechar lo más posible cada minuto

Inevitablemente un suspiro de resignación escapó de mis labios, la mezcla de sensaciones que vivía son complicadas de explicar, me sentía preocupada por lo que pasaba y lo que pasaría; confundida porque no sabía cómo iban a evolucionar las cosas y a la vez algo nostálgica, porque no quería revivir momentos que creía haber superado.

- ¡Papá está aquí! ¡Papá está aquí! - cantaba David mientras saltaba de un lado a otro y su hermano lo miraba.

Estaba completamente sumida en mis pensamientos, mordiendo la uña de mi dedo pulgar y mirando al vacío. Hasta que la imagen borrosa de Tom corriendo hizo que saliera de esa especie de trance.

David había bajado de la acera mientras jugaba, no sé porqué, él jamás lo hace, sabe que no debe hacerlo. Por suerte, Tom logró estirarlo antes de que el auto que se aproximaba impactara contra mi hijo.

Corrí hacia ellos, todo se veía algo borroso, como si lo estuviese viviendo ese escenario desde otra dimensión, sólo escuchaba la voz de Tom preguntarle si estaba bien, y veía la carita con algunas lágrimas cayéndole por las mejillas a David.

Mi hijo se abrazo de mi cintura, básicamente se aferró a mi, lo levanté y él se abrazó de mi cuello, sus lágrimas mojaron el hombro de mi blusa. Me volteé a ver a James, se veía asustado, incluso algo lloroso, me acerqué a él y lo abracé con el brazo que me quedaba.

Tom lo cargó y cerró la maletera del auto, entramos a la casa y dejé a David en el sofá mientras buscaba un vaso de agua para darle.

Cuando volví, escuchaba su vocecita quebrándose mientras pedía disculpas por haber bajado de la acera.

En circunstancias así, asustarse y perder la calma no ayuda mucho, es algo que aprendí después de múltiples momentos malos con mis hijos.

- Está bien, cielo - me agaché frente a él y acaricie su mejilla - Lo importante es que estás bien, toma un poco de agua

Le alcancé el vaso y luego llevé el otro a James, quién seguía asustado parado cerca a la puerta, donde lo había dejado Tom.

- ¿Te sientes bien, cariño?
- Pensé que se iba a morir - empezó a llorar
- Pero él está bien, gracias a tu padre - le alcancé el vaso de agua - Tranquilo, cariño - acaricie su cabello mientras bebía el agua - Ve a sentarte con tu hermano

No me había percatado de que Tom no estaba en la sala, abrí la puerta y salí de la casa. Estaba sentado en el borde de la maletera del auto, tenía la mirada pérdida hacia el frente.

- ¿Te sientes bien? - asintió
- Eso creo
- Gracias, por suerte creo que es sólo el susto, pero ya se le pasará - dije tratando de sonar lo más tranquila posible.

- Sí... que suerte
- ¿Seguro que estás bien?
- Sólo... recordé algo - susurró y luego miró sus manos
- ¿Qué cosa? - negó con la cabeza sin mirarme - Tom...
- Ya perdí un hijo así una vez - dijo por lo bajo

Entonces un oscuro momento del pasado volvió a mi mente, un recuerdo que preferí bloquear desde que ocurrió y que recién ahora, después de tanto, lo veo claramente.

Jamás me había puesto a pensar en cómo le había afectado a Tom, a mí me destrozó y me sentí inservible de no haber podido hacer nada para proteger a mi bebé. Y ahora recién me doy cuenta de que para Tom pudo y quizás fue un sentimiento similar.

No sabía qué decirle, tampoco cómo sentirme, no sabía si quería llorar o ignorar el hecho de que me lo recordara. Pero si sabía que fue suficiente carga emocional para el primer día todos juntos.

- ¿Sabes qué? Pidamos hamburguesas, eso les levantará el ánimo a los niños

Le di una suave palmada en el hombro, más parecía que estuviese acariciando a un perro después de que hiciera un truco, pero era lo mejor que podía ofrecerle en ese entonces para consolarlo.

Mientras camino de regreso al interior de la casa no puedo evitar pensar: Ay carajo, si así va nuestro primer día, no quiero ni imaginarme cómo nos ira la primera semana.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora