Ataque

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Después de lo que pasó en el pasillo, Tom no regresó a ver a David los días siguientes. Por su parte Nicky vino con un peluche y una tarjeta la última tarde que David estaría en el hospital. Por lo que pudimos hablar, ella no sabía nada del incidente y tampoco dónde estaba Tom, había desaparecido esos dos días.

- Me envió un mensaje diciendo que surgió algo en el trabajo y que debía viajar con urgencia pero no sé a dónde - me comentó cuando la acompañaba a tomar un taxi.

Me siento algo arrepentida por la forma en que reaccioné cuando tomó mis muñecas, pero estaba tan molesta por lo que dijo e hice lo primero que se me vino a la mente. Sé que el problema pudo haberse agrandado pero la rabia me consumió en ese entonces.

- Él ha cambiado, ¿sabes?
- No entiendo a qué se refiere.
- Creo que le haces falta.
- Yo lo dudo
- A veces el orgullo es algo malo...
- Estuvo con Miranda aquí en el hospital el otro día - la interrumpí.
- ¿Miranda?
- La mujer con quien me engañó.
- Lamento escuchar eso, pensé que iba en serio.
- ¿Qué cosa?
- Mira Diana, se propuso cambiar y ser mejor que antes.
- Se nota - dije con sarcasmo.
- A veces es muy temperamental, cuando pierde el control arruina las cosas.
- Debería ir a un psicólogo, eso no es normal - detuve un taxi - Gracias por venir, los niños siempre se alegran de verla - abrí la puerta del taxi.
- Deberías hablar con él - subió al auto.
- No lo creo - cerré la puerta y entré al hospital.

Caminé hasta la sala, James y David estaban dormidos, rodeados de figuras de acción. Las recogí y las guardé en mi bolso, tomé el resto de las pertenencias que teníamos y las guardé.

Me senté en el sofá y froté mis ojos, mi cuerpo empezaba a debilitarse, el cansancio me consumía, me sentía preocupada por mi hijo, agobiada por lo sucedido con Tom, presionada por Bitia y Nicky, enojada conmigo misma y el mundo. Estaba a punto de explotar, tenía mucha presión sobre mis hombros, a eso aumentando el hecho de que Melanie está por tener a su hija, mi vida es un caos.

Mientras miraba fijamente la pared, la puerta se abrió y una figura entró a la sala.

- Hola - susurró mirándome.
- Thomas
- Están dormidos, ¿no?
- Que observador
- ¿Podríamos hablar afuera?
- No
- Por favor

Con pesadez, me levanté y salí de la sala cerrando la puerta después de mí.

- No tengo nada que hablar contigo.
- Sólo quiero que me escuches.
- Te ves mal.
- Ya sé, no he dormido nada.
- Y tampoco te rasuraste.
- Ya sé. Diana, me siento terrible por lo del otro día.
- Pues si deberías .
- No sé en qué estaba pensando, lo siento tanto, espero que puedas perdonarme.
- No, fue una total falta de respeto.
- Ya sé, solo que estaba tan enojado que no medí mis actos o lo que dije.
- Pude notarlo.
- Perdón
- No - negué- No es un chiste, Tom. Me heriste, actuaste como un completo imbécil, te ocupaste de traer a esa mujer aquí cuando debías estar cuidando de tu hijo.
- Ya lo sé, lo siento.
- Lo que hiciste no merece perdón, maldito egoísta. Dices que me quieres de vuelta, se lo dices a todo el mundo pero ni siquiera lo intentas, sólo me presionas para que vuelva contigo sin hacer algo bueno, quiero que estés para tus hijos, que asumas tu responsabilidad como padre. Ellos te necesitan y te quieren, ya me perdiste Thomas, ¿quieres perderlos también a ellos?
- No, claro que no, no digas eso.
- Deja de actuar como un niño, madura de una vez, afronta las consecuencias de tus estupideces.
- Eso estoy haciendo.
- No, estás actuando como una víctima, eso es lo que estás haciendo.
- No lo hago
- Quieres lástima, no tendrás lástima por mi parte. Te odio, te odio tanto, no mereces ser padre de esos dos niños maravillosos, no mereces tener lo que tienes, no mereces nada - empecé a soltar algunas lágrimas, necesitaba sacar todo lo que estaba en mi cabeza - No sabes valorar nada, ¡nada! Siempre tuviste lo que quisiste, tus padres te daban todo, aún ahora te apoyan en todo, eres el hijo preferido, tuviste éxito tan rápido gracias a eso - me miraba perplejo, apreté los puños y seguí - ¿Y yo qué tuve, eh? Desde que era joven cuidé de mi hermana. ¡Perdí mi infancia! Perdí a mi madre, tuve que cuidar del irresponsable de mi padre - empecé a llorar - Y busqué ayuda en ti, maldito, me enamoré de ti, puse todas mis esperanzas en que seria feliz contigo, con mi familia y me trataste como a basura - me estremecí, pequeños escalofríos recorrieron todo mi cuerpo y mis manos empezaron a sudar - Lo que tengo ahora me costó lágrimas de sangre, mi vida no fue fácil ni siquiera contigo y no la hacen más fácil. ¡Ninguno de ustedes!
Estoy cansada de dar y no recibir nada, sufrí toda mi vida, toda mi maldita vida, no tienes ni idea de cuánto he llorado desde que era niña, ¿y crees que tú mereces ser la víctima? Vive un día en mis zapatos y verás qué es que te lastimen - mi cuerpo temblaba y apenas llegaba aire a mis pulmones. Empecé a sofocarme.
- Oye, oye - tomó mis manos, su voz era tranquila pero su rostro se veía muy preocupado - Diana, respira.
- No puedo - susurré entrecortado y sentí que me ahogaba. La cabeza me daba vueltas.
- Respira conmigo, vamos Diana - puso mis manos en su pecho, él inhalaba y exhalaba lento - Hazlo conmigo, Diana, respira.

Intenté hacer lo que decía, pero poco a poco empecé a escucharlo como si estuviera más y más lejos, mi cabeza daba vueltas y mi vista estaba nublada, apenas podía distinguir su cara.

- Vamos Diana - algo de desesperación apareció en su voz. Mis sentidos estaban alerta pero me sentía desconectada del mundo. Él elevó mis manos por encima de la cabeza.

- Eso es, respira. Lo estás haciendo muy bien. Respira conmigo - puso mis manos de nuevo en su pecho.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora