Cena

1.8K 112 8
                                    

- No entiendo porqué hiciste todo esto Tom - dije sin acercarme y cruzándome de brazos.
- Ya te lo dije...
- Thomas, no. Quiero saber la verdadera razón
- Shh, no arruines el momento con preguntas absurdas
- Pero es necesario hacerlas
- Pero no justo ahora - se veía exasperado - Así que solo relájate y disfruta de esta cena conmigo
- Bien... como amigos que somos
- No somos amigos Diana
- Como ex pareja que somos suena aún peor
- Como 2 personas normales que tienen hambre y quieren cenar, tema cerrado - caminó hacia la cocina y yo miré lo que había preparado.

Era un detalle muy atento y él se veía elegante, mientras que yo estaba sudada, cansada, despeinada y con un zapato roto.

- Mientras tanto iré a cambiarme, ¿bien? - dije lo suficientemente alto como para que me escuchara.
- Bien, pero date un poco de prisa

Rodé los ojos y caminé a las escaleras subiendo estas directo hacia mi habitación. El trayecto se me hizo más pesado de lo usual por el cansancio. Busqué alguna prenda dentro de las prendas de mi armario. Tenía un vestido de color verde hoja seca, algo ajustado al cuerpo, mismo que había comprado para alguna reunión del trabajo pero que aún no había podido usar. Decidí ponérmelo, lavarme la cara y cepillarme un poco el cabello, no tenía ganas de usar maquillaje, sentía flojera de levantar mi brazo. Luego de ponerme unas zapatillas que combinaban bajé hacia el comedor.

Tom aún estaba en la cocina, por lo que asumí que no me había tomado tanto tiempo en cambiarme. Me senté en una de las sillas y miré con más detenimiento lo que él había preparado.

No sabía si preocuparme o solo gozar de esta ocasión, escogí la segunda aunque no estaba muy  convencida de hacerlo. Cada día que pasa me vuelvo un poco más suceptible de todo y todos los que me rodean. 

Un par de minutos más tarde, él apareció con dos platos de pasta con albóndigas, que como ya había adelantado había ordenado de algún restaurante.

- Buen provecho - sonrió mirándome expectante.
- Gracias, se ve delicioso - comenté mirando el plato y pensando en devorarlo rápidamente, moría de hambre - En serio, gracias por esto, Tom.

Cenamos mientras conversábamos sobre mis hijos, que gracias al cielo iban mejorando y ya no teníamos tantos incovenientes; también hablamos sobre Harry y mi hermana; sobre la familia de Tom y finalmente, sobre nuestros trabajos.

- ¿Aquella chica con la que saliste, es la prometida de Nathaniel?
- Sí, su nombre es Claudia y es un gran persona... Un momento, ¿cómo sabes que él tiene una prometida?
- Por Harry
- Ajam... - asentí y bebí un poco más del vino
- Bien, llevaré esto a la cocina - se levantó y tomó los platos apilando los mismos
- ¿Necesitas ayuda?
- No, ahora vuelvo - entró a la cocina con los trastes y apareció un momento más tarde.

Me invitó a pasar al sofá para seguir platicando, a lo que accedí llevando mi copa de vino.  En este punto, me sentía un poco más relajada.

- ¿Qué tal está quedando el lugar?
- ¿Para el evento? De maravilla, pero me tiene estresada.
- Lo imagino, creo que deberíamos hacer estas cenas al menos una vez al mes.
- Sería interesante, podríamos ver qué día nos visitas para coordinar todo.
- ¿Visitarlos?
- Tom... no ibas a quedarte aquí de forma permanente, eso ya lo habíamos hablado...
- Sí, ya sé - dijo cortante y movió la mano en un gesto de detener la conversación.

Ahí me percaté que antes no había pensado en cómo iba a sacarlo de mi casa y tampoco pensé en el cuándo.

- ¿Y aún tienes tantas reuniones en el trabajo? - pregunté finalmente y una nueva idea cruzó mi mente. Esperar que se vaya de viaje y dejar todas sus cosas afuera para cuando regrese. 
- Sí, es algo tedioso, son los mismos movimientos de siempre con el mismo prototipo de gente de siempre.
- A mi me suena a que no te gusta tu trabajo
- Genera dinero, eso es lo importante
- Vaya témpano de hielo - dije con sarcasmo y bebí un poco más del vino.
- Lo siento, es solo que esto no es como debería serlo
- ¿Qué quieres decir?
- Este tipo de cosas debería tratar de acercarnos nuevamente pero no lo está haciendo, no funciona.
- Y esa es la verdadera razón de todo esto - solté un profundo suspiro
- No, en parte lo es pero no...
- Ya basta, Tom. Mira... Te quiero, ¿bien? Pero no hay posibilidades de que retomemos nuestro matrimonio, lo que sea que tuvimos antes, se terminó.
- Pero si tan solo me das la oportunidad lo tendríamos de nuevo
- No, no puedo y no quiero - dejé la copa en la mesita que estaba en el centro - ¿Podemos no hablar de esto, por favor?

Entre nosotros se generó un incómodo silencio, Tom miró en otra dirección y yo tomé la copa de vino nuevamente.

- A mi si me gusta mi trabajo, ¿sabes? Y me genera suficiente dinero para ser feliz.
- ¿Te hace feliz o solo te conformas?
- Hace un tiempo aprendí a que no es bueno conformarse, por lo que ahora trato de buscar y aprovechar cualquier cosa, sea grande o pequeña, que pueda provocar en mi algo de alegría, aunque momentánea. 
- ¿Cuándo te volviste tan filosófica?
- No lo sé, supongo que a medida que estoy envejeciendo mi punto de vista sobre las cosas también.
- ¿Ya sientes que te están creciendo canas?
- Creo que sí - solté una carcajada y jugué con la copa en mi mano. 

Nuevamente se generó ese silencio incómodo de momentos antes, esta vez ya no sabía qué decir para romperlo. No me sentía tan a gusto estando con él, eso cambió tanto desde el divorcio que yo misma estoy algo impresionada. 

- Entonces... - empezó Tom y se levantó - Porqué no vas a descansar y yo ordeno todo, ¿si?
- Yo te ayudo
- No, solo ve a descansar, lo necesitas.

Se dirigió hacia la cocina y yo lo seguí, entré y dejé la copa en la encimera. Luego me dirigí hacia la puerta.

- Que descanses Tom - me despedí. 

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora