La Esperada Sesión

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Hace dos días recibí una llamada de mi abogado, el fin de está era el de comunicarme que día debía asistir a la sesión de conciliación familiar que sería la fecha de hoy.

Él me comentó que esta sesión era decisiva para proseguir con el divorcio, porque era la oportunidad para que el juez pueda determinar que nuestro matrimonio está irremediablemente dañado y dar vía libre a realizar los papeleos correspondientes.

Estoy muy nerviosa, no tengo idea de porqué, imagino que nos harán preguntas y deberemos de responderlas con sinceridad, no es cosa del otro mundo, pero no puedo evitar sentir ese nerviosismo.

Llegué al lugar media hora antes, me invitaron a sentarme y me proporcionaron una taza de café, pero luego pedí un vaso de agua, para intentar calmar mis nervios.

Al llegar Tom, inmediatamente nos metieron a una sala con asientos de cuero negros, donde luego al frente de nosotros tomó asiento un señor mayor.

- Buenos días - saludo atento y nosotros respondimos a aquel saludo - ¿Podrían decirme cuál es la razón por la cual han solicitado el divorcio?
- Ha sido mi culpa - dijo Tom.
- ¿No ha cumplido como esposo, como padre?
- Lo ha hecho hasta un cierto punto, bueno no puedo negar que es el mejor padre que he visto, a mis hijos no les ha faltado nada estando con él y sé que nunca lo hará. Pero como esposo no es igual, y ya no siento nada por él, todo a raíz de su infidelidad - respondí.
- ¿Le ha sido infiel a su esposa? - dijo mirando a Tom.
-  - respondió bajando la mirada.
- ¿En repetidas ocasiones?
- Así es - asintió mirando al suelo. Me sorprende el sadismo y tranquilidad con que saca estos temas para ser conversados.
- En la actualidad un gran índice de los divorcios se da a causa de cosas como esta, traicionar la confianza de una persona a quien se le ha jurado serle de por vida fiel es algo imperdonable, pero una cualidad con la que contamos los seres humanos, es la de conceder el perdón a otro, cuando éste se equivoca - dijo mirándome - ¿Cree usted poder perdonar dicha falta?
- No - dije firmemente.
- ¿Está usted segura?
- Sí, por un tiempo lo he intentado, pero no obtuve ningún resultado favorable, en mi opinión hasta me resultó algo perjudicial.
- ¿Ha pensado en las repercusiones que está acción tendrá en su familia, específicamente en sus hijos?
- Lo he pensado un montón de veces, he analizado la idea una y otra vez.
- ¿Consideran que su matrimonio está irremediablemente dañado? - dijo mirándonos a ambos.
- No - dijo Tom.
- - respondí al mismo tiempo que él.
- Como es de suponer yo siempre busco que ambas partes respondan a esa pregunta con un claro " Sí ", porque de esa forma se me hace más fácil tomar mi decisión.
- Yo quiero decir algo - dijo Tom.
- ¿Es algo importante?
- Así es
- Prosiga
- Diana, quiero decirte que en esta vida he hecho cosas de las cuales me arrepiento, pero jamás una tan grande como está, he pasado noches enteras rogando para hallar la forma de borrar el pasado. Es algo gracioso decir que siempre me he considerado alguien inteligente, pero es recién ahora que me he dado cuenta que no lo soy, he preferido buscar algo pasajero y abandonar lo que teníamos tu y yo. Me duele, me duele no haberte valorado como debía hacerlo, no haberte dado el lugar que merecías y lamento haberte engañado, nuestra vida en estos últimos meses se ha convertido en una guerra sin final, se volvió algo usual que pasemos del amor al odio, cada día hacemos que sea algo habitual convertir esto en un mal episodio de una novela interminable que nos está consumiendo a ambos.
No quiero dejarte, no, no puedo, no es cuestión de orgullo o egoísmo, ya no, ahora es una necesidad, desde que te conocí tengo la necesidad de tenerte a mi lado, debo tenerte a mi lado para así sentirme en calma con mis propios demonios, tu llegada ha significado para mí alma la salida de la oscuridad en la que estaba sumergido, llegaste con tu luz, dispuesta a encender mi oscuridad, una oscuridad que jamás te he sabido explicar, pero que si me llevo a perderme en el abismo que yo mismo me había creado.
Es curioso que admires el arte, pero no aprecies el que tu tienes tan cerca, tu eres mi arte, eres un arte que apenas he llegado a entender y que ahora no puedo dejar de ver, no quiero apartar la mirada de ti.
- Es algo tarde para que sientas eso.
- Lo sé, sé que es tarde, pero aún podemos salvar lo nuestro.
- Ya no existe un lo nuestro Tom.
- Sé que lo hay, podemos trabajar en ello.
- No...
- Diana, por favor, perdóname.

Es curioso lo que acabo de escuchar, porque Tom jamás había pedido perdón a nadie bajo ninguna circunstancia, lo escuché decir lo siento y lo lamento un montón de veces, pero jamás de sus labios salió un perdón, eso porque jamás se arrepiente de nada de lo que hace en realidad.

- ¿Qué? - dije sin poder creer lo que había dicho.
- Perdón, perdón por todo lo que te he hecho pasar, perdón por haberte engañado, solo te pido que me perdones.

Puedo perdonarlo y quiero hacerlo, porque siento que así mi conciencia estará tranquila, pero hay algo que yo no puedo hacer, es algo que no está en mi y eso es olvidar, lo he intentando y no he podido conseguirlo, en mi mente se revive una y otra vez lo que hizo, sé que esto me amarra y no me permite ver un futuro en donde este al lado de él, ya no puedo ni siquiera imaginarme como sería seguir casada con él, solo lo veo a él pasando la noche en compañía de Miranda y yo como toda una fracasada metida en mi casa cuidando de mis hijos y esperando la llegada de mi esposo como toda una ilusa, eso es algo que ya no estoy dispuesta a tolerar.

- No - pronuncié.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora