Decisiones

2.7K 174 19
                                    

En cuestión de segundos todo se había vuelto pesado. Sin embargo, no sé cuánto más de tiempo pasó para que finalmente esa presión en mis pulmones que me sofocaba se extinguiera. Tenía un tremendo dolor de cabeza y aún respiraba con cierta dificultad. Estaba muy confundida.

Frente mío pude ver a una enfermera usando un barbijo blanco arrodillada y con la expresión seria, tenía uno de esos aparatos con que miden la presión en la mano. Su boca se movía pero no podía escuchar nada. A su lado estaba Tom, mirándome preocupado y creo que preguntándome algo que no pude entender.

Completamente desorientada desvíe la mirada a mis piernas, resulta que estaba sentada en el suelo. No sé ni en qué momento llegué al suelo.

Nuevamente moví la cabeza y miré la puerta de la sala donde se encontraba David, elevé la mirada lentamente hasta que pude divisar la carita preocupada de James. De forma inconsciente extendí los brazos en su dirección, él corrió hacia mí y me rodeó con los brazos con desesperación. Ninguno de los dos sabía en realidad qué estaba pasando pero era obvio que necesitábamos un abrazo. Al menos yo lo necesitaba con desesperación.

- Mami... ¿qué te pasó? - preguntó en voz baja sin separarse de mí.

Me quedé callada, al menos hasta que se apartó de mí y sus ojitos me miraban curiosos esperando alguna respuesta.

- Me caí - dije bajo a la vez que acariciaba su mejilla con la mano - Sabes que algunas veces soy un poco torpe.

- Te ayudo, mamá - se levantó y extendió su mano en mi dirección.

- Nosotros la ayudaremos, cielo - dijo la enfermera dedicándole una sonrisa y acercándose a él - ¿Podrías hacerme un favor y ver cómo está tu hermano?

Mi hijo la miró con recelo y después dirigió la mirada a su padre buscando aprobación. Tom le hizo un gesto con la cabeza indicándole que vaya a la sala. Al parecer eso lo convenció pues se fue dando unos saltos hacia la habitación.

- ¿Cómo se siente? - me preguntó la enfermera mientras llamaba con la mano a otra de sus compañeras.

Aquella se acercó y me apuntó directamente a los ojos con una pequeña linterna, revisando mis signos vitales y dejándome más ciega que atendida.

- ¿Cómo está su presión? - preguntó a su compañera.

- Elevada, además presentó dificultades para respirar. Presumo que se trata de un ataque de pánico.

- Aparentemente, necesitamos confirmación, ¿está la especialista?

- No, no - negué con la cabeza varias veces y traté de levantarme - No quiero que me deriven a ningún especialista.

Mientras me apoyaba en la pared para pararme, Tom se acercó rápidamente a mí y me tomó del brazo ayudándome. En este punto empezó a extrañarme que no dijera nada.

- No se ofendan pero tengo que cuidar de mis hijos y miles de cosas más que hacer, no puedo ir a ver a una especialista, no tengo tiempo.

- Si quiere cuidar de sus hijos necesita estar sana - dijo la segunda enfermera.

- Estoy sana, sólo fue una descompensación, a todo el mundo le pasa alguna vez - me solté del agarre de Tom y caminé hacia la sala - Lamento haberlas alarmado pero estoy perfectamente bien.

Ambas se veían molestas con mi respuesta. Cuando una de ellas estaba por decir algo más, Tom la interrumpió.

- ¿Podrían darnos un momento, por favor? - ambas asintieron.

Cuando se alejaban voltearon y nos dieron una última mirada rápida para luego cuchichear entre ellas.

- Si te me acercas te daré una bofetada - miré a Tom y lo amenacé apuntándole con el dedo.

- No tienes las energías para hacerlo - bajó mi mano y me miró con seriedad (eso me preocupó) - Tienes que visitar a un especialista, lo que pasó no se trata de ningún tipo de chiste.

- Ya no digas nada... - me apoyé en la puerta de la sala. No estoy para esto.

- Sé que lo que sucedió fue por mi culpa - pude notar algo de pesar en su voz - Pero... tú y yo sabemos que no fue sólo mía.

- No quiero hablar de esto, Thomas.

- No puedes seguir haciéndote esto - murmuró y negó - No puedes seguir cuidando a todo el mundo. Debes tratar de relajarte, alejarte de los problemas, Diana.

- Ese es un maravilloso consejo, Thomas, muchas gracias - dije con sarcasmo - Especialmente viniendo de mi principal fuente de problemas.

- La enfermera tiene razón. ¿Cómo piensas cuidar de los demás si no estás sana, si te pasa algo como esto?

- Nunca antes me había pasado algo como esto, estoy perfectamente bien.

- ¡Esa no es una excusa! - me interrumpió alzando la voz. Luego bajó el tono de su voz y habló con cuidado - Eso no implica que no puede volver a suceder. Imagínate si algo te llegara a pasar.

- Nada va a pasarme - con esta conversación el dolor de cabeza que tenía desde antes se iba intensificando.

- ¿Qué sería de ellos? - murmuró y movió la cabeza de derecha a izquierda como si estuviera analizando las opciones.

- No va a pasarme nada - dije firmemente.

Aunque no me creía eso al cien por ciento, tengo que admitir que si me preocupa lo que sucedió pero no quería que se haga un espectáculo de eso y se agrande el problema.

Tom se quedó callado por un par de minutos. Yo también decidí quedarme en silencio. Los ruidos del hospital y el transitar de la gente se oían aislados.

El ambiente era muy tenso, impresionantemente tenso. La expresión en el rostro de Tom era sombría, como la de alguien que está por tomar una de las decisiones más difíciles de su vida, de vida o muerte. Lo cual no me tranquiliza, desearía poder leer su mente.

- Sé que vas a odiarme por esto - dijo finalmente, bajando la mirada y poniéndose aún más serio.

- No... - dije adivinando a qué se refería.

Prediciendo la decisión que había tomado, inmediatamente retrocedí y me apoyé en la puerta de la sala. Puse mi mano encima del pomo de la puerta, como si eso fuese a evitar que alguien pasara.

- Ni siquiera lo pienses.

- Diana es por tu bien...

- Me importa más el bienestar de ellos que el mío.

- Esto no funciona así, Diana.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora