La Ceremonia

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Los invitados ya están alrededor de la glorieta que decore como un globo aerostático como mencioné antes, nunca más quiero escuchar a nadie decir esas dos malditas palabras.

Pero ahora que veo todo terminado, y escucho que a los invitados halagar mi trabajo, debo de aceptar que valió la pena todo mi esfuerzo y dedicación, me enorgullece lo que hice.

Melanie está nerviosa, camina de un lado a otro, batiendo su bouquet cual trapo viejo al limpiar, y poniéndome nerviosa, siento que en cualquier momento se va a romper y las flores van a caer todas al suelo, sin remedio alguno; si eso pasa yo le rompo mi zapato en su cabeza, no sabe cuanto me costo cuidarlo en el trayecto de vuelta de la florería a la casa de los padres de Harry, maldigo el momento en que ella eligió las flores más delicadas para esta ocasión.

Estamos listos para empezar, pero Tom, el dichoso padrino y el afortunado novio, Harrison, aún no aparecen, hasta donde tengo entendido, mi hermana no quería que su futuro esposo tenga una despedida de soltero, ni siquiera ella tuvo una (igual yo no iba a asistir y peor organizarle una con todas las cosas que tengo en mente), pero apuesto mi cabeza a que él y su mejor amigo fueron anoche a un club nudista o alguna cosa así para hacer obscenidades, como es tradicional, una tonta tradición en mi opinión, cuando Melanie se entere, va a matar a Harry y yo le voy a ayudar. Llevan atrasados una hora y media, ese es el tiempo suficiente para que los invitados empiecen a murmurar y armen sus conspiraciones.

Mi hermana está entrando en una crisis existencial y está a punto de romper a llorar cuando escucho a la madre de Harrison regañarlo y llevarlo hasta el altar casi corriendo, evitando que pase por donde estamos, para que no vea a la novia, dice que verla seria de mala suerte, es una superstición común. Pude verlo por una rendija que encontré entre las cortinas, él y Tom corrían amarrándose las corbatas y terminando de arreglarse.

- Ya estamos listos - anuncié a mi hermana.
- No creo poder hacerlo...
- ¡Al demonio!. Escúchame bien jovencita, vas a salir de aquí, vas a caminar con una gran sonrisa hasta llegar a los brazos del que va a ser tu marido, no me importa si tropiezas en el camino, tú vas a llegar ahí y te vas a casar, dirás acepto de la forma más dulce posible, porque no pase por todo este martirio para que me digas "no creo poder hacerlo", me importa un bledo lo que creas o no poder hacer, ya madura, le diste tu palabra a él y ahora la vas a cumplir, porque yo sé que lo amas y él igual a ti, y tú te mereces un final de cuento de hadas, esta boda es incluso mejor que la mía, así que no me vengas con tus cosas de que no estas listo o que estas ocupada.
- Te iba a decir que no creía poder hacerlo con estos zapatos, quería entrar descalza, me incomodan mucho - dijo mirándome sorprendida.
- Ohh... Pues entonces quítatelos.

Luego de quitarle los incómodos zapatos (ella jamás usaba tacones, no considere eso al comprarlos), mi reprimenda en vano, ella empezó a dar saltitos mordiéndose el labio inferior, se paró frente a la puerta blanca que aún no se habría.

- ¿Ya podemos empezar? - dije mirándola.
- Sí... ¡Espera no! - dijo gritando.
- ¿Qué sucede?
- Mis votos, no los tengo.
- ¿Dónde los pusiste? - dije suspirando con desesperación.
- Deben estar en el bolsillo de mi bata, arriba.
- ¿Los escribiste recién?. Recuerdo haberte dicho que los escribas con anticipación.
- Miren quien lo dice - dijo rodando los ojos.
- Más te vale que al menos sean buenos - dije subiendo las escaleras corriendo y tropezando con el vestido.

Busqué en sus bolsillos y solo habían papeles higiénicos usados y un chicle, busqué entre sus ropas y no encontré nada.

- ¡No están aquí! - grite desde las escaleras.
- Mierda... - la oí murmurar.

Baje de nuevo mirando el suelo, por si acaso se le hubieran caído.

- ¿Ahora qué hacemos? - me miró nerviosa.
- No sé, tendrás que escribirlos de nuevo.
- No recuerdo lo que decían.
- Melanie...
- Espera, tengo una idea, recuerdas esa película donde hay una novia.
- Melanie, hay mil películas en donde hay novias, ¿cuál de todas?
- Esa en la que ella hace unos votos.
- Se más específica, por favor.
- La novia está muerta, es de niños la película.
- ¿Te refieres al "Cadáver de la Novia"?
- ¡Exacto, la misma! Dice algo de una copa y anhelos, busca lo que dice y anótalo en una hoja, por favor, date prisa.
- Bien, Melanie voy a matarte - bufé y corrí rápidamente en busca de mi teléfono.

Lo que me pidió buscar, decía :

"Con esta mano yo sostendré tus anhelos; tu copa nunca estará vacía, pues yo seré tu vino; con esta vela alumbraré tu camino en la oscuridad... Con este anillo yo te pido que seas mi esposa."

Le borré el final de la frase, lo que va relacionado con el anillo, porque no lo consideré necesario y fui corriendo a darle la hoja.

- Espera, falta la parte del anillo. Me la sé casi de memoria y sé que falta eso - dijo agarrando el papel y leyendo el contenido.
- Si te la sabes de memoria, ¿para qué me hiciste anotarlo?
- Por si la olvidaba, no tienes ni idea de cuán nerviosa estoy en estos momentos, hermana.
- ¿Estás hablando en serio?
- Lo necesito Diana.
- Pues intenta recordar esa parte cuando estés en el altar. Camina.

Indiqué a la prima de Harrison que anunciará que estábamos listas para salir, unos segundos más tarde de su salida, la música comenzó a sonar, la orquesta presente estaba compuesta por intérpretes franceses, eran 7 violinistas, y una cantante de ópera, su presencia en la boda fue un regalo de los padre de Harry.

Las puertas se abrieron, ella salió caminando lentamente, su paso acompañado de esa tonada tradicional que hay en todas las bodas, el paquete del imitador de Elvis, contaba con una interpretación de Jailhouse Rock en vivo al momento de entrar la novia, pero no debimos recurrir a eso, por suerte, aunque me hubiera gustado ver la cara de todos los presentes si eso ocurría.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora