Cambio De Planes

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Como era de esperarse tuve que cancelar mis planes con Nate, pero mi hermana es mi prioridad así que no me quejo.

Le ayude a preparar una cena bastante buena, limpie el baño por completo, seleccione unas cuantas pruebas de las que estaban tiradas en el suelo y puse las demás en una bolsa, elegí su ropa y preparé lo que tenía que decir y como debía hacerlo.

Sé que Harry estará muy contento de recibir una noticia así, para un matrimonio joven es la mejor de las noticias, al menos en el mayor de los casos. Harry siempre fue de las personas que soñaban con tener una familia perfecta, con hijos perfectos, una casa perfecta y hasta un perro perfecto, pero en el caso de mi hermana tuvo que pasar un largo tiempo para que encuentre al compañero perfecto, que ella aún no considera así o no termina de aceptar la idea, creo que eso es por su inmadurez.

- ¿Ya está todo listo? - dijo bajando las escaleras.
- Sí patrona, ¿qué más se le ofrece? - dije irónica mientras rodaba los ojos.
- Ugh perdón y gracias por esto Diana.
- No es nada, sabes que lo hago con gusto.
- A veces siento que abuso de ti.
- Ya me acostumbré a que todos lo hagan - dije algo bajo, lo suficiente para que ella no me escuchara.

Se sentó en el sofá y ambas nos pusimos a conversar, hasta que nos interrumpió el sonido de mi celular, lo saqué del bolsillo y me fije quién era, lo cual me tomó por sorpresa, en la pantalla de mi teléfono decía: "Tom Holland".

- ¿Quién es, del trabajo?
- Es Tom - dije a mi hermana sin apartar la vista del teléfono.
- Pues contesta, quizás es algo urgente.
- No lo creo - dije guardando de vuelta el teléfono luego de haberlo puesto en vibrador.
- Deberías devolverle la llamada, quizás es algo sobre los niños.
- No importa, lo llamaré luego... - el teléfono seguía sonando, lo note por las constantes vibraciones en mi bolsillo derecho, una y otra vez - Me disculpas un segundo - dije caminando a continuación al pasillo, contestando el teléfono.

- Diga - dije tras un suspiro.
- Tengo... Tengo que verte... - dijo él detrás de la línea.
- ¿Perdón?
- Al menos una última vez, por favor, te... Te necesito - pude distinguir en su voz que había bebido, eso explica el porqué de la llamada.
- ¿Estás ebrio?
- No, claro que no, no tengo que estar ebrio para saber que me haces falta.
- Lo estás, en fin, ¿qué quieres?
- A ti, solo quiero verte y hablar contigo - no me gusta como suena eso.
- No puedo, estoy ocupada.
- Será la última vez te lo juro - a continuación solo escuche algunos balbuceos y luego oí el pasar de los autos, como si hubiera salido a la terraza del edificio, porque viendo la hora, debe de estar trabajando - Me di cuenta que no puedo vivir así.
- ¿Así como Tom? - dije un poco más alarmada, especialmente por el tono de su voz, parecía bastante ansiosa y a la vez angustiada.
- Eres mi vida y mi alma, no puedo existir sin mi alma y no puedo vivir sin un motivo para hacerlo, ahora que ya no te tengo no encuentro razón por la cual seguir con esta tortura que lo único que hace es consumirme y hundirme en lo más profundo del infierno.
- Bien, iré a verte... ¿Dónde estás?
- Tu sabes donde estoy, solo debes ser creativa.

¡¿Pero qué...?!

- ¡Melanie! - volví corriendo a la sala con el teléfono en la mano.
- ¿Qué pasó? - me miró algo alarmada.
- Tom, me llamó y me dijo cosas muy confusas que apenas pude entender, creo que bebió y está a punto de hacer alguna estupidez. Tengo que irme.
- ¿Qué tipo de estupidez?
- Creo que... Qué podría suicidarse, ¿bien?. Llama a emergencias, que vayan a las instalaciones centrales, por si acaso.

Jamás había conducido tan rápido en vida, creo que me llegarán por correo varias multas, porque me pasé como 4 semáforos en rojo, una señal de determe frente a la ciclo vía y no estacione bien mi auto, para poder llegar a las oficinas centrales de la empresa de Tom.

Ingresé al lugar con paso acelerado, ni siquiera preste atención a lo que me dijo la exageradamente maquillada recepcionista, cuando entre, directamente camine al ascensor, mismo en el cual subí hasta el último piso del edificio, que era una extensa terraza, tenía la función de helipuerto en caso de que se presentará alguna emergencia, pero que jamás se uso, así que no estaba en tan buen estado o limpio.

- ¿Tom? - dije después de cruzar el umbral de la puerta, buscándolo con la mirada.
- En serio viniste... - una gran sonrisa se formó en su rostro, para mí se veía diferente, era como si lo estuviera viendo por primera vez, a pesar que estaba igual a la última vez que lo vi. El nerviosismo de verlo nuevamente después de tanto tiempo llegó a mi provocando que mis manos sudaran y todas las palabras se esfumen de boca.
- Sí... - se acercó más a mí, poniendo una de sus manos a un lado de mi mejilla, me miró directamente a los ojos, sus ojos ya no eran los mismos que antes, ahora en ellos reinaba la oscuridad, era como si hubieran perdido todo su brillo, eso me aterro un poco, aparte su roce me dio escalofríos, fue una sensación bastante confusa.
- No te imaginas cuanto te he extrañado - dijo mirándome a los ojos y haciendo que su aliento choque contra mi cara lo suficiente como para que pueda oler la evidencia de que si había estado bebiendo.
- Deberíamos volver adentro - dije a la par que tomaba su mano, tirando suavemente de ella, él examinó mi mano y una pequeña sonrisa se formó en su rostro, misma que desapareció enseguida.
- No...
- ¿Qué harás estando aquí?. Hace frío, vayamos adentro.
- No, yo... Solo quería verte por una última vez - dijo mientras caminaba al borde de la terraza.
- ¿Qué diablos haces? - fui casi corriendo hasta donde estaba él.
- No puedo vivir sin ti, no es vida si tu no estás conmigo.

Infiel    TOM HOLLAND ©   T1 Y T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora