24. De fiestas y planes

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Al día siguiente, Dalton hizo todo lo que le dije y nadie sospechó nada. El profesor quedó muy sorprendido por los resultados pero no tenía razones para acusarlo de fraude y se creyó toda la mentira fácilmente.

Él y yo no pudimos reunirnos en todo el día pero nos encontramos al final de las clases en el estacionamiento.
Ya adentro del auto y mientras él conducía, no podía creer que todo funcionó muy bien.

— Era un muy buen plan— le dije.
— Hablando de eso... quieres que te pague por adelantado, ¿Cierto?
— Eh... no hace falta— dije.
— Pero en eso quedamos.
— Sí pero creo que me ayudaría a ahorrar si me guardas el dinero.
— Podría darte una parte para que la uses. Lo demás debería ser más que suficiente para la universidad.
— Sí pero no quiero arriesgarme. Mejor todo al final. Ya sé cómo lo gastaré.
— ¿Y qué harás?— preguntó.
— Iré a la universidad a la que fueron mis padres— dije—. Está muy al norte, en otro estado. Hace frío casi todo el tiempo pero...
— Ya sé de qué universidad estás hablando— dijo—. Y sí, te morirás de frío ahí. ¿Por qué quieres irte tan lejos? ¿Y qué hay de tu abuelo?
— Le pagaré a alguien para que lo cuide— dije—. Así él estará bien atendido y yo podré vivir en algún lugar bonito allá, sin preocuparme. No tendré que trabajar y me dedicaré a estudiar lo más que pueda.
— Entonces consíguete un lugar con chimenea o una buena calefacción porque te vas a congelar.
— Lo haré y me gustará poder mirar por la ventana y ver cómo cae la nieve.
— Qué lindo. Aunque yo soy más de climas cálidos— dijo él—. De esos en donde puedes hacer grandes fiestas en una piscina...
— ¿Así será la fiesta que estás planeando?— le dije—, ¿En la piscina de tu casa?
— Sí y quiero que vengas— dijo.
— ¿Yo?
— Así es, invitaré a toda la escuela y creo que tú más que nadie mereces un poco de diversión.
— No creo que ese tipo de ambientes sean lo mío— le dije.
— Porque nunca has estado en una fiesta así. Te gustará.
— No conozco a nadie, sólo me la pasaré sintiéndome incómodo.
— Yo estaré contigo.
— No puedes— le dije—. Recuerda que nadie debe saber que nos conocemos.
— Va a ir mucha gente, nadie va a notar si pasamos un rato juntos. Podrías ir por una hora y yo te enseñaría toda la diversión que te estás perdiendo.
— No lo sé, no creo que sea una buena idea— dije.

Le prometí que lo pensaría. No volvimos a hablar del tema por unos días y yo hasta lo había olvidado pero lo recordé porque en la sala del consejo estudiantil Laura mencionó que Dalton la invitó a su fiesta que se haría a finales de abril.

— Yo iré si tengo tiempo— dijo el presidente—. Aunque va a ser por la noche y no creo que le dejen ese tiempo libre a Will para que vaya conmigo.
— Podríamos ir todos juntos como amigos— le dijo Laura—. Así no te sentirás solo por no llevar a Will.
— No lo sé— dijo el presidente.
— Emery, ¿Tú irás?— me preguntó Laura.
— No lo sé, no creo que ese tipo de ambientes sean lo mío— dije.
— Tampoco el nuestro— dijo el presidente.
— Sí, quizá tienen razón— dijo Laura.

Se levantó y dijo que llevaría unos registros a la biblioteca. Se fue y el presidente siguió hablando de la fiesta. Sus amigos querían ir pero él no se había decidido.

— Seguramente los demás me van a abandonar en medio de la fiesta— dijo el presidente—. Entonces yo estaré solo y me sentiré incómodo. ¿Tú irás? Podríamos estar juntos, no es nuestro ambiente pero al menos no nos veremos solitarios.
— ¿Está bien que yo vaya?— pregunté.
— Claro que sí— dijo—. Será divertido. ¿Entonces qué dices, me acompañarás?
— Yo... me encantaría— dije.
— Bien, será agradable— dijo.

Eso me puso muy feliz. Me emocionaba la idea de pasar la fiesta con el presidente y sus amigos. Eran muy agradables y yo los conocía a todos así que estaría bien.
Además eso le dejaba toda la tarde libre a Dalton, que era el anfitrión de la fiesta y que seguramente estaría muy ocupado hablando con todos sus amigos.

Ese mismo día en la tarde cuando nos encontramos en el estacionamento le dije que iría a su fiesta. En todo el camino a mi casa me habló sobre lo que planeaba hacer. Le pregunté si necesitaba ayuda pero dijo que tenía todo bajo control.

— Va a ser muy divertido— dijo.
— Todos hablan de eso así que no los decepciones.
— Emery, confía un poco más en mis habilidades como anfitrión de fiestas. Soy bueno en eso.
— Sospecho que sí.
— Ya lo verás. Además te podré presentar a mucha gente.
— En realidad no tienes que hacerlo— le dije—. Unos amigos irán y... los acompañaré.
— ¿Qué amigos? Pensé que no tenías amigos.

No quería decirle que era con el presidente porque sin duda empezaría a reprocharme sobre mi obsesión con él. Pero yo sabía que no era así. Iría porque era mi amigo y también porque los demás lo acompañarían.

— Iré con Laura y Jason y los demás— dije.
— ¿Laura y Jason no irán como pareja?— dijo él—, ¿Por qué no se dan prisa y aceptan que se gustan? Es obvio que hay algo entre ellos.
— Son amigos— dije.
— Pero se gustan, lo sé. Ella siempre lo espera después de las prácticas del equipo de basquetbol, es obvio que algo se traen.
— Yo también te espero después de las prácticas y eso no significa que hay algo entre nosotros más allá del fraude que estamos haciendo.
— Pero con ellos sí hay algo, lo sé. Deberían salir, serían una buena pareja. Ya que irás con ellos podrías verificar que lo que sospecho es real.
— No soy tan amigo de ellos como para tener la confianza de preguntarles algo tan íntimo.
— Sí, de hecho es raro que quieran ir contigo. Me imagino que es porque el presidente no va a ir.
— ¿Te dijo que no iría?
— Lo invité en la mañana y dijo que ese no era su ambiente. Me imagino que quizá tiene otros planes y quería ser amable. Pero eso es lo mejor, ¿No? Así no tendrás que verlo en la fiesta y podrás disfrutarla libremente sin sentirte incómodo porque el sujeto que te gusta está ahí.

No dije nada. De hecho no sería necesario. Seguramente con todo el alboroto Dalton y yo no nos encontraríamos ninguna vez en esa fiesta. Él no sabía que el presidente iría porque estaba tan ocupado que había dejado de practicar con el equipo de basquetbol así que ellos no se hablarían, no al menos sobre eso.

Y si el día de la fiesta él nos veía juntos, pensaría que el presidente cambió de opinión de último minuto y se encontró conmigo. No debería haber ningún problema.

— Entonces tú planea tu fiesta y yo planeo cómo pasar el examen de literatura— le dije.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora