80. De orgullo y cosas viejas

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Días después me sentía muy frustrado porque no pensaba en nada. Tampoco le dije a Dalton que sabía lo que me estaba ocultando. Porque entonces discutiríamos y me daba miedo imaginar lo qué nos diríamos.
Pensé que ya pensaría en una forma. Había logrado darle todas las respuestas en los exámenes así que ya se me ocurriría algo... debía haber una forma. Pero como no aparecía comencé a pensar en que tal vez no existía... y eso me dio ganas de llorar. ¿Acaso no podríamos estar juntos al menos que alguno renunciara a sus sueños?

Pensé que tal vez ese podría ser yo entonces. Dalton iba a dejar algo increíble por mí donde incluso ya le había invertido dinero, yo podría hacer lo mismo. Además mi sueño no era tan grande como el de él. Sólo era poder estudiar en una universidad, cosa que podría hacer luego. Quizá si me enfocaba en el sueño de Dalton hasta se me olvidaría lo que yo quería hacer. Podría incluso resultar mi verdadero sueño.
Me estaba convenciendo más y más cuando en el receso Dalton me llamó y me dijo que debíamos ir de compras.

— ¿Para qué?— dije.
— Para la graduación— dijo—. Será dentro de muy poco. Y ahí haremos nuestro debut como pareja oficial.
— ¿Qué?— dije.
— También le diremos de nosotros a tu abuelo. Aunque no sé si debemos hacer eso ese día o después...
— Yo... no puedo hoy— dije—. Iré a estudiar en la tarde con Harry y Tony.
— Ya veo, está bien. Entonces yo me quédaré con el equipo. Ya les había pedido permiso para faltar pero si no puedes entonces practicaré un poco.

La verdad era que no estaba muy seguro de querer mostrarme ante los demás así. Porque nos juzgarían. Casi podía jurarlo. A Dalton no le importaba (quizá porque habían dicho cosas de él durante los tres años que estuvo en esa escuela porque era muy popular) pero yo no sabía si podría soportarlo. Imaginé que no importaría porque sólo sería un día... y eso me intrigó más, ¿Entonces significaba que si tuviera que verlos de nuevo, no lo haría? Porque eso significaría que no quería que me vieran con Dalton... siendo que él quería poder mostrarme a todo el mundo. Posiblemente tenía más confianza en sí mismo que yo. Pero eso no era excusa. Yo debía ser igualmente capaz de hacer algo así, de dar todo de mí, de sacrificar... y descubrí entonces que admitir mi relación con Dalton parecía un sacrificio. No entendía bien por qué pero así se sentía.
Además él quería hablarlo con mi abuelo... y yo no podía imaginarme diciéndole eso siquiera. Quizá él no lo tomaría bien. Tal vez detestaría la idea. Porque en los planes que hizo para mí no estaba que yo conociera a otro hombre... quizá alguna mujer en algún momento pero nunca otro hombre... ¿Y si me odiaba por eso? ¿Y si se sentía tan decepcionado que no quería volver a verme? Porque era una posibilidad. Aunque nunca la consideré... tampoco cualquier otra cosa. Todo lo que pensaba era en Dalton.

Me sentía terrible pero aún así fui a estudiar con Harry y Tony. Casi no pude concentrarme.

— Presiento que de verdad te ganarás esa beca— me dijo Harry—. Porque eres demasiado listo. Sabes todo.
— He estudiado mucho— dije.
— Como iremos a la misma universidad— dijo—, ¿Crees poder ayudarnos a estudiar alguna vez? A cambio Tony y yo podríamos ayudarte con otras cosas. Tony es bueno cocinando. Y yo tengo un auto. Podríamos llevarte.
— No hace falta, si puedo me gustaría ser de ayuda— dije, entonces recordé que no debía decir eso, se suponía que estaba considerando ser yo el que renunciara a todo.
— Aún así podríamos ayudarnos entre todos— dijo él—. Porque seremos nuevos en esa ciudad tan grande y desconocida... será más fácil si nos mantenemos unidos, ¿No?
— Pues sí...
— Y lo mejor es que la madre de Tony prometió visitarlo de vez en cuando— dijo Harry—. Podrías pedirle más consejos sobre jefes de campaña. Ella escuchó lo que hiciste con Tony para convencerlo de hablar en público. Dijo que es muy importante que un jefe de campaña sepa hacer sentir seguro a su candidato... dice que tienes talento puro para eso. Ya quiere que te gradúes.
— Dice que si quieres, puedes visitarla— dijo Tony con su cara roja de siempre.
— Se lo agradezco— dije.
— La universidad será increíble— dijo Harry—. Nos irá muy bien a los tres. Estudiaremos mucho. Daremos lo máximo. Ya quiero entrar, estoy muy emocionado.
— Yo también— dijo Tony.
— Yo igual— dije feliz.

Luego volví a recordar que se supone que estaba pensando dejar todo... y se me ocurrió preguntarles.

— Hipotéticamente hablando— dije—, ¿Qué pasaría si yo decidiera no ir?
— ¿A dónde?— dijo Harry.
— A la universidad— dije.
— ¿Por qué no irías?— dijo Harry confuso.
— No lo sé, por alguna cosa... ¿Qué pensarían ustedes?
— Que sería una lástima— dijo Harry—. De todos nosotros creo que eres el que tiene más posibilidades de triunfar en grande...
— Por tu sueño— dijo Tony muy serio pero aún tímido—. Porque eres muy bueno en ello.
— Sí, sería decepcionante— dijo Harry—. Tienes talento. Pero qué bueno que eso no pasará. Sería muy triste.
— Sí— dije—, ahora... regresemos a estudiar.

Eso hicimos. Después Harry me llevó a mi casa. En el camino habló sobre todo lo que haríamos cuando por fin fuéramos universitarios. Y me emocionó la forma en la que me incluía en todo.

Llegué a casa. El abuelo me esperaba.

— ¿Estudiaste duro?— dijo.
— Así es— dije.
— Me alegra mucho. Pronto descansarás un poco. Te lo mereces. Sabes, sé que siempre he sido un poco duro y estricto contigo pero... es porque quiero lo mejor para ti y pienso que nada se logra sin disciplina. Eres la muestra más grande de eso. Eres todo lo que siempre deseé que fueras. Tus padres estarían muy orgullosos de ti al igual que yo lo estoy.

Se veía conmovido por eso, aunque no tanto como yo que quería llorar. Me acerqué. Lo abracé.

— Todos estos años de sacrificios y esfuerzo valdrán la pena— me dijo—. Entrarás a la universidad y te irá muy bien. Siempre hablamos de eso desde que eras niño y ahora ya casi se hace realidad. Me siento emocionado y feliz. Te lo has ganando. Eres el mejor nieto del mundo. Nunca decepcionas. Eres perfecto... así que siéntete muy orgulloso de ti mismo.
— No, todo ha sido por ti— dije feliz—. Soy lo que soy por ti. Porque siempre me has cuidado y apoyado...
— Eres lo único que tengo— dijo—. Por supuesto que te cuidé y lo seguiré haciendo siempre... eres mi querido nieto.

Sentí ganas de llorar.

— Tomé una decisión hace poco y no te lo había dicho porque quería esperar a tu graduación pero creo que debo hacerlo ahora— dijo feliz—. Sé que cuando te vayas a la universidad te preocuparás por mí porque yo planeaba quedarme... y a su vez yo me preocuparé porque estés solo así que vendí un par de cosas viejas y creo que puedo ir contigo perfectamente.
— ¿Qué?— dije sorprendido.
— Venderemos esta casa y nos iremos— dijo—. No hay nada por lo que deba quedarme aquí y tú eres lo único que me queda así que... quiero poder cuidarte allá también. Así estaremos más tranquilos. Y podré verte convertirte en el jefe de campaña de alguien importante justo como deseas... ¿No es perfecto?
— ¡Lo es!— dije muy feliz.

Me sonrió. Amaba a mi abuelo. Y él quería dejar todo por mí. Entonces me sentí pésimo porque ya hasta me había emocionado por eso cuando se suponía que debía considerar dejar todo por Dalton.

Parecía que mientras más lo pensaba, no había una forma. Lo único que coincidía con su vida y la mía era lo mucho que nos queríamos. Y estaba empezando a temer que eso no fuera suficiente.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora