Me miró sorprendido. Me sentí nervioso. Pero no me detendría.
— ¿Qué?— dijo.
— Abrázame. Ahora— dije un poco enojado.
— ¿Aún estás asustado?
— ¡Sólo abrázame!
— ¡De acuerdo pero no te enojes!— dijo mientras se acercaba.Sí, eso estaba mucho mejor. Cerré los ojos.
— Mi cabello sigue mojado— se quejó.
— Se secará en algún momento.
— ¿Y si no? Nunca he dejado que se seque naturalmente.
— Siempre hay una primera vez para todo. Ahora cállate y deja que te abrace.
— ¿Por qué suenas molesto?
— Estoy molesto.
— ¿Y es mi culpa?
— Sí— dije enojado.
— ¿Por?
— Debías quedarte aquí.
— No, debía tomar un baño. Además las cosas aquí ya se estaban poniendo extrañas. Irme fue lo mejor.
— ¿Extrañas?
— No para ti pero sí para mí. Estaba disfrutando de más ese abrazo. Debía detenerlo.
— ¿Qué tenía de malo disfrutarlo?
— No era malo pero sí peligroso. Para ti, no para mí.
— ¿Por qué?
— Porque ya estaba empezando a pensar en cosas raras— dijo—. Eso me hace sentir mal, soy una terrible persona. Tú estás muy vulnerable por tu temor a los truenos y yo sólo me dediqué a pensar en cosas así... ahora que lo veo no debí irme, te dejé solo y pudo ocurrir otro trueno... vaya, de verdad soy un desastre.
— ¿Qué cosas pensabas?
— No te diré, te asustará.
— Puedo con eso— dije.
— No puedes con los truenos siquiera, menos lo harás con mi mente...
— Dilo. Quiero escucharlo.
— No, qué pena— dijo—. Es como si yo te pidiera que me contaras qué piensas de mí.
— Podría hacerlo.
— Por tú eres un buen chico que no piensa nada malo o extraño... aunque obligarme a abrazarte sí es un poco raro...
— ¿Por qué? Sólo quiero que me abraces...
— ¿Aún estás asustado?
— No, para nada.
— ¿Entonces ya puedo ir a secar mi cabello? Porque está escurriendo...Se alejó un poco. Entonces su cabello de verdad escurrió un poco y una gota de agua cayó en mi mejilla cuando levanté la cara para verlo. Me observó atentamente.
— Te lo dije— afirmó—. Debo secar mi cabello.
Con su mano limpió la gota de mi cara lentamente. Lo miré fijamente mientras hacía eso. Pero él no me miraba a los ojos aunque yo sí lo hacía. Tardé en descubrir que lo que observaba tan detenidamente eran mis labios. Eso me puso un poco inquieto. No sabía qué hacer y no quería entrar en pánico... así que como acto reflejo y nervioso, humecté mis labios con mi lengua un poco. Él reaccionó a eso y desvío su mirada a otra parte. Se alejó un poco de mí.
Tomó una toalla y la puso en su cabeza.
Yo traté de obligar a mi cerebro a pensar en algo. Era obvio que él quería besarme, por eso me miraba así... y yo sentía muy en mi interior que también quería que eso pasara...Abrumado, me acerqué lentamente. Estaba secando su cabello.
— ¿Quieres que te ayude?— le pregunté.
— No hace falta— dijo.
— Puedo hacerlo.
— Está bien, puedo solo. Deberías ir a leer el libro que querías...Me acerqué y puse una de mis manos sobre la suya que sostenía la toalla sobre su cabello. Él me observó sorprendido.
— Quiero hacerlo— dije—, ¿Puedo?
No dijo nada, sólo asintió levemente. Se inclinó un poco porque era muy alto. Bajó los brazos y yo sujeté la toalla. Comencé a frotar lentamente, tratando de hacerlo bien aunque me sentía muy nervioso y tenso. De hecho eso era lo que parecía haber entre nosotros, demasiada tensión. Como si nos encontráramos dentro de un campo magnético que hacía que nos sintiéramos atraídos uno por el otro... juntos... nerviosos y ansiosos.
— Emery— dijo él—, creo que no fue una buena idea que yo me quedara aquí... es decir... debes hacer tu tarea...
— ¿Quieres irte?— pregunté.
— No, para nada— dijo.
— Entonces está bien... quédate...
— No entiendes, yo...
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De Amor Y Otras Cosas Imposibles
Teen FictionDalton necesitaba graduarse a como diera lugar. En su desesperación, le ofreció un trato a Emery, un chico muy inteligente: si le ayudaba a pasar los exámenes, él le pagaría una buena cantidad de dinero. Emery necesitaba el dinero para la universid...