65. De lecciones de natación y tías

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Los días pasaron y realmente no quería sonar presumido pero quizá habían muchas posibilidades de que Gigi y yo sí fuéramos amigos. Porque ella, una de las personas más populares de la escuela, la chica más bonita que había conocido en toda mi vida, se detenía en los pasillos si me veía y se acercaba para hablarme. Aún si los demás la veían y no entendían qué podía querer alguien así con una persona como yo.
En las tardes si Dalton estaba ocupado con el equipo, yo iba con Harry y Tony a su casa. Ella nos acompañaba. Después íbamos a nuestras clases de natación. Yo no le había contado de eso a Dalton porque quería sorprenderlo. Imaginé que para él que amaba el agua, sería una linda sorpresa que yo supiera nadar.
Gigi me agradaba de verdad. Tanto que no me dejaba de sorprender lo rápido que entré en confianza con ella. Hablábamos de cualquier cosa. Me divertía a su lado. No entendía cómo es que estuve casi toda mi vida en esa escuela sin amigos. Porque no había sido difícil obtenerlos. Aunque entendía que eso era porque yo cambié mucho. Se lo debía a Dalton... y me sentía muy agradecido no sólo porque me ayudara con eso sino porque también me quería. Todo era perfecto en mi vida de repente.
Ya no me preocupaba que Gigi hablara, la campaña electoral de Laura iba muy bien y me estaba preparando para el próximo examen así que todo fue de maravilla... hasta que surgió algo: la prueba final de la profesora Lucille se adelantaría y sería tan grande que la aplicarían al mismo tiempo en todos los grupos.

— ¿Y ahora qué harás?— me preguntó Gigi mientras estábamos en la piscina.
— No puedo pasarle las respuestas a Dalton porque yo no las tendré. Será tan largo que seguramente me llevará todo el tiempo resolverlo... una vez tuvimos una situación así y como resolví el examen fácilmente, le pasé las respuestas a Dalton porque teníamos tiempo de sobra...
— Entonces ahora es una carrera contra reloj— dijo ella—. Entiendo. Pero debe haber una forma... sería fácil si pudieras tener el examen antes, ¿No? Así sabrías las respuestas y no te llevaría tanto tiempo...

La miré fijamente.

— Ella es mi tía— dijo—. Voy mucho a su casa. Podría buscar entre sus cosas y...
— No puedes hacer eso— dije.
— ¿Por qué no? Ya están haciendo trampa, esto sería simplemente más de lo mismo.
— Quizá pero... no está bien.
— ¿Por qué no?

Buena pregunta. Ya había mentido y engañado antes muchas veces pero por alguna razón no se sentía igual.

— No lo sé pero no quiero llegar hasta ese punto— dije—. Sé que puedo pensar en algo...
— Eso es cierto— dijo ella—. Al parecer poder resolver problemas es tu super poder. Ya se te ocurrirá algo. Pero si no, yo puedo robarle a mi tía una muestra del examen. Pero no prometo que no me descubran porque mi super poder no es robar.
— ¿Y cuál es tu super poder?
— Ganar certámenes de belleza— dijo ella—. Son más complicados de lo que parecen. Pero soy buena en ello.
— Lo sé, tienes muchos trofeos en tu casa— dije.
— Mi papá dice que ponerlos a la vista podría servirme para inspirarme...
— ¿Y funciona?
— Creo que sí. O quizá no pero se siente bien que exista alguien que apoya tus sueños aunque no sean como los de todos los demás...

Entonces la idea llegó a mi mente.

— ¡Lo tengo!— dije sorprendido.
— ¿Ya sabes cómo pasar el examen para Dalton?
— No pero ya sé cuál será la propuesta principal de campaña de Laura— dije—. Apoyará a todos con sus sueños y metas sin importar cuáles sean.
— ¿A qué te refieres?
— Te daré un ejemplo— dije—, ¿Alguna vez conociste a ese chico que el año pasado siempre tenía problemas con el consejo porque no dejaba su guitarra para nada?
— Sí, era lindo.
— Pues escuché un rumor de que hace poco se volvió el guitarrista de un cantante famoso. Y eso me hizo pensar en muchas cosas. Porque el consejo estudiantil trataba de quitarle su guitarra porque iba contra las reglas, pero jamás pensamos si estaba bien hacerlo. Porque la música era su sueño. Y lo logró no gracias a nosotros. Creo que así como él hay muchos que no tienen apoyo para cumplir sus sueños porque a la escuela no le importan las cosas que no sean estudiar o ser bueno en los deportes... y no es culpa del director, él sólo hace lo que puede con el presupuesto que el gobierno le da... pero no deja de ser injusto. Sin embargo entre nosotros podemos hacerlo. Es decir todos lo creían imposible hasta que Zac se volvió presidente y consiguió dinero para apoyar los clubes. Cambiar las cosas se puede.
— Suena muy bien— dijo ella sorprendida—, ¿Y cómo obtendrán dinero para financiar los sueños individuales de algunos si apenas y pueden conseguir para los clubes?
— Realmente este año hasta sobró un poco del presupuesto. El presidente decidió usarlo para financiar una fuente. La construirán en el verano. El próximo año se podrían organizar más eventos para conseguir fondos.
— Ya pensaste en todo eso, ¿No?
— En parte— dije.
— Tener ideas de la nada también es otro de tu super poder— dijo ella—. Y yo que creía que eso sólo lo tenía mi madre. Ella tenía razón, serás un buen jefe de campaña en el futuro.
— ¿Te habló de eso?
— Siempre lo hace. Piensa que un día la derrotarás. Por cierto, deberías visitarla. Creo que si le cuenta sus cosas de política a alguien, dejará de molestarnos a nosotros.
— Tal vez lo haga— dije.
— Pero apresúrate. Porque Tony escribe poesía y yo estoy en certámenes de belleza, no tenemos nada qué ver con cosas políticas... sería bueno que ella hablara con alguien que sí sabe cómo mejorar al mundo.

Salimos de ahí. La idea estuvo rondando mi cabeza toda la tarde. Al día siguiente se la conté a Laura y a su equipo electoral. La adoraron. Además lo de dar chocolates funcionaba (aunque Laura se emocionaba de más y se la pasaba bombardeando a algunos alumnos con chocolates, pero eso era porque Evan le compró muchos) así que en ese aspecto no me preocupaba mucho. Pensé en que tal vez sí debería ir a visitar a la madre de Gigi... simplemente porque no tenía nada qué hacer.
Imaginé que debería preguntarle a Dalton primero.

Así que durante la tarde fuimos a su casa y decidí consultarle.

— Dalton, yo...

Él se acercó y me abrazó. Eso hizo que mi corazón se agitará. Entonces metió su mano por debajo de mis ropas.

— ¿Qué... qué estás haciendo?— dije muy nervioso.
— Aún no hago nada— dijo mientras se acercaba más.

Entré en pánico. Era increíble cómo no podía dejar de sentirme tan nervioso sólo porque me tocara... quizá jamás iba a acostumbrarme...

— Emery— me susurró junto a mi oído—, tu corazón late muy rápidamente...
— Quizá me está dando un ataque cardíaco— dije avergonzado—, creo que deberíamos dejarlo porque quería contarte que...

Se acercó tanto a mí que sentí algo muy duro cerca de mis caderas. Mi cara que ya estaba muy roja seguramente, se puso muy caliente. Internamente era un caos. No sabía en qué pensar.

— Creo que no puedo esperar— me susurró.

Su voz me estremeció por completo. Me sentía muy débil y apenado. No sabía qué hacer. Así que simplemente me abracé a él y dejé que pasara.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora