31. De escaleras y un sujeto con una guitarra

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Un chico se sentó a mi lado. Estaba cargando un bolsito muy pequeño de forma circular en sus manos. Parecía estresado.

— Creo que tiene la cadena guardada por dentro— le dije mientras le mostraba el que yo tenía—. Como este.

Él abrió el bolso. Ahí estaba su cadena.

— Gracias hermano, pensé que tendría que estar agarrando esta cosa toda la noche— dijo, luego se colgó el bolso—, ¿Quién es tu chica?
— Ahí viene— le señalé a Letty que caminaba hasta mí.
— Está buenísima— dijo.

No pude decir nada, Letty me tomó de la mano y me llevó a través del salón.

— ¿A dónde vamos?— le pregunté.

No me dijo, de hecho no me debió escuchar por el ruido del lugar.
Fuimos a otro salón. Yo creía que estaría a salvo siempre y cuando no fuéramos arriba.
Entonces cuando yo estaba mirando a mi alrededor, ella se detuvo. La observé. Lo hizo porque se encontró con Gigi. Y ella estaba con Dalton. Me observó a mí y yo a él.

Fue un encuentro tan incómodo que sentí que me dio un pequeño ataque cardíaco.

— Hola otra vez— le dijo Letty a Gigi.
— Hola amiga— le dijo Gigi—, ¿Se están divirtiendo?
— Claro que sí— dijo Letty—. Emery y yo vamos a ir a la piscina.
— Entonces los veremos ahí— le dijo Gigi.

Continuaron con su charla pasivo agresiva pero yo dejé de escucharlas. Sólo pude ver a Dalton y cómo él notó que Letty me estaba tomando de la mano. Después de eso, desvío su vista a otra cosa. Yo quería que me mirara otra vez para ver si con eso lograba descifrar qué estaba pensando. Pero él no lo hizo. Me ignoró como si yo no estuviera ahí. Letty me llevó afuera y yo me sentía terriblemente consternado.
Quería irme, salir corriendo. Huir de verdad.

— ¿Viste cómo me habló?— me dijo Letty—, ¡Es obvio que me odia! Al menos debería disimularlo. Qué perra se ha vuelto, sólo porque está con Dalton...

Sentí deseos de irme, no quería seguir ahí. De verdad no quería.

— Espérame aquí, iré con las demás para contarles cómo me trató Gigi— dijo ella.

Se fue. Me quedé con su bolso. Hacía un poco de frío. Había gente repartida por todas partes haciendo muchas cosas. Algunos hablaban, otros bebían, bailaban, se besaban y hasta cantaban.
Nunca me sentí más fuera de lugar. Era como si hubiera entrado a otro universo. Me parecía muy curioso porque cuando Dalton me llevó a su casa la otra vez, me sentí muy cómodo. Era el mismo sitio y se sentía como otra dimensión. La razón era muy clara: yo no estaba con Dalton.

Decidí que lo mejor era buscar a Letty y pedirle que me llevara a casa. Después de todo ella tampoco debía estarse divirtiendo al menos que su definición de diversión fuera irse a pelear con otras personas.
Entré y traté de moverme entre el mar de gente. No veía a Letty en ninguna parte. Imaginé que tal vez estaba arriba. Subí las escaleras. Recordé cuando le dije a Dalton que necesitaba un tobogán y él se rió pensando que era una buena idea. Empecé a preguntarme si se reía así también con Gigi.

Caminé por un pasillo esquivando gente hasta que llegué a un salón. Había mucha gente ahí. Reconocí a un compañero de clase. Le pregunté por Letty.

— Está con sus amigas en el tercer piso— me dijo él.
— Gracias— le dije.
— Ve por ella— me dijo y me guiñó el ojo.

Entendí a qué se refería cuando subía las escaleras al tercer piso y sentí escalofríos sólo de imaginarlo. No tendría sexo con Letty, principalmente porque antes de eso jamás hablé con ella como si fuéramos amigos. Y porque estaba ebria. Pero no importaba a donde mirara, veía gente besándose y manoseándose.
Era una locura. Debía encontrar a Letty. La busqué básicamente por todas las habitaciones del tercer piso y no la encontré. Me sentía cansado. Me senté en las escaleras un rato. Tomé mi teléfono. Busqué el contacto de Dalton. Vi todas esas llamadas perdidas que tenía porque no le contesté ese día. Y leí el último mensaje que le envié. De verdad sentía que todo eso estuviera pasando. Suspiré. No me sentía para nada bien.
Estaba en eso cuando escuché que alguien gritó mi nombre. Me asomé por el barandal de las escaleras. Era Dalton, que estaba en el segundo piso. Sólo tuve que verlo para salir corriendo. Me metí en la primera habitación que encontré. Estaban un grupo de chicos rodeando a un sujeto con una guitarra. Yo ya había estado ahí cuando me asomé para buscar a Letty pero no entré. Me observaron.

— Sabía que regresarías— dijo el de la guitarra—. Ven, únete a nosotros.

Me acerqué un tanto confuso. El lugar olía raro. Me senté en el suelo.

— Hay que cantar otra canción— dijo el de la guitarra—. Y alguien debe compartirle a nuestro amiguito.

¿Compartir? ¿Qué cosa?
Una chica me ofreció un cigarrillo.

— No gracias, no fumo— dije.
— Amigo, te ves tenso— dijo el de la guitarra—. Con esto todos tus problemas se irán...

¿Era mariguana? Me levanté de golpe.

— ¡Gracias, pero recordé que hay algo que debo hacer!— dije y salí corriendo despavorido.

Ya en el pasillo, bajé las escaleras sin pensar.
Debía buscar a Letty, esa fiesta me asustaba cada vez más.
Pero no importaba a dónde fuera, no la veía. Empecé a perder la paciencia.
Bajé y fui a la cocina.
Necesitaba un poco de agua. Había gente ahí. No me importó, busqué agua.
Revisé mi reloj. Ya eran las 10:00 pm. El tiempo había pasado volando. Debía irme a casa.

Deambulé por la casa un rato. No encontraba a Letty. Para hacerlo peor, yo tenía su teléfono, no podía llamarla siquiera.
Me resigné. Decidí que la esperaría en su auto. En algún momento debía llegar ahí.

Atravesé el salón principal hacia afuera. Había gente bailando a mi alrededor, las luces me cegaban y el ruido no me dejaba escuchar nada. Vi la salida y estaba por dirigirme ahí cuando alguien me sujetó del brazo. Me giré y vi que era Dalton.
Me quedé mirándolo como tonto, sin decir nada. Él dijo algo pero yo no entendí que fue. Luego me llevó a la salida. Me dejé llevar porque estaba tan confundido que no pude negarme.

Afuera habían varias personas pero nadie nos puso atención, aún cuando él me llevaba del brazo. Siguió caminando conmigo sin detenerse hasta que rodeó la casa.

— ¿A dónde me llevas?— le pregunté.
— A donde pueda hablar contigo— dijo.

Nos detuvimos en el jardín. Estaban unas personas ahí.

— Largo— les dijo, sonaba enojado.

El grupo salió huyendo. Miré a Dalton un tanto angustiado. Él me observó.

— ¿De verdad?— me dijo—, ¿Veniste a mi fiesta con esa chica?
— ¿Qué?— dije.
— ¿Quién es ella? Pensé que no conocías a nadie y de repente te apareces con alguien así... y en mi propia fiesta.
— Tú me invitaste— le dije consternado.
— ¡Sí, para que vinieras conmigo! ¡Dijiste que eso harías!
— Dije que vendría pero no especifiqué que lo haría contigo. Es más, no iba a venir.
— ¿Entonces porqué estás aquí con ella?
— Porque vendría en un grupo pero el presidente no quiso venir y de repente ya todos tenían otros planes y no iba a dejar que Letty viniera sola...

¿Qué me pasaba, por qué estaba siendo muy honesto?

— ¿El presidente?— dijo enojado—, ¿Ibas a venir con el presidente?
— Tú viniste con Gigi— dije.
— ¡No me cambies el tema, esto no se trata de mí!
— ¡Claro que sí porque estás enojado y no sé porqué!
— ¡Por supuesto que sabes, yo te dije lo que sentía por ti y tú no volviste a hablarme!— dijo.

Me quedé atónito mirándolo.

De Amor Y Otras Cosas ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora